Sucede que a veces las películas quedan marcadas para siempre por una secuencia. Da igual la calidad de la misma, si en apenas tres minutos se logra un momento mágico y sorprendente, por lo inesperado. Bastante gente me comenta que ha sido su mejor interpretación, y puedo afirmar que esta película tardó en ganarme, pero una vez que lo consiguió, pasó a ser de mis favoritas. Pese a Billy Cristal. Hablo de 'Cuando Harry encontró a Sally', y de la escena en la que Meg Ryan finge un orgasmo en una cafetería llena de público.
Momento cómico donde los haya, repetido cientos de veces en cualquier antología de grandes momentos del cine, y una declaración del poder de la mujer abrumadora, dando al sexo masculino donde más le duele, sentirse engañado. La escena, con el tiempo sentó un precedente, y variadas han sido las veces que han tratado de imitar su comicidad. Gracias a ella, hablo de la película, Meg Ryan se convirtió en la reina de las comedias románticas, hasta que la edad dijo basta. Ahora, pese a sus intentos de hacer cine diferente, cuesta verla en papeles con sustancia (ahora que la semana que viene tiene nuevo estreno con Antonio Banderas), y si lo pienso con frialdad, es carne de serie de televisión. Y esto no es algo despectivo, allí puede revivir una segunda juventud, con algún papel que sepa explotar sus cualidades. Eso sí, que no lo haga junto a Billy Cristal. Con una vez ya hubo suficiente.
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