Ayer, domingo, emitieron en Televisión Española ‘Frenético’ (‘Frantic’, 1988), de Roman Polanski, protagonizada por Harrison Ford. Por un lado, es de agradecer que pongan buenos films y más a la hora “tonta”, es decir, un domingo después de comer. Pero por otro, es para pensar que sería casi preferible que se abstuviesen de tratar de ofrecer una programación de calidad.
Para empezar habría que protestar por lo deplorable del estado en el que se encontraba la copia que emitieron: con los colores lavados y con poquísima definición. Pero eso no es lo más grave, pues probablemente la distribuidora no ofreció una copia mejor a la televisión. Lo realmente grave es que la emitieron desordenada. Y que no es la única vez que esto ha ocurrido en un margen de pocos días.
Cuando habíamos visto ya más de la mitad del film, de repente la esposa secuestrada aparece libre, charlando con su marido, y todos tan normales. Lo que ocurrió fue que la película volvió a su inicio. ¡Comenzamos desde el minuto uno! Increíble. Tras un rato largo de visionado de esta escena que convertía al film en algo experimental: o se trataba de un flashback innecesario o un juego estructural rarísimo; entró una cortinilla de TVE que estuvo en antena un tiempo considerable. Lo que no hubo fue cartelito que pidiese disculpas ni ninguna explicación.
Pasado un rato de cortinilla, se reanudó ‘Frenético’ ya en un punto más avanzado. Pero resultó que tampoco era el momento que correspondía. Se trataba de una escena muy posterior en la que, en una llamada de teléfono, el protagonista cuenta todo lo que aún nos quedaba por ver. Y, de nuevo, la consabida cortinilla para tratar de solucionar el desaguisado.
Al cabo de otro rato largo, por fin se reanudó donde debía ser. En la siguiente pausa para publicidad, volvimos a ver esa llamada telefónica y, por fin comprendimos de qué hablaba Harrison Ford.
No hace falta que dé mi opinión, pues las palabras que nos envió Ginés lo expresan muy bien: “Es bueno tener programas como 'Versión Española', que ayudan e impulsan el cine de aquí, pero lo que no es de recibo es que al volver de la última pausa publicitaria nos coloquen el final de la película cuando solo habíamos visto cuarenta y cinco minutos. Una vez acabada y, para sorpresa de los que vemos hasta los últimos créditos, comienza la película por el consabido minuto 45... ahora sí podiamos ver el trozo de peli que nos habían negado, eso si tuvimos que volver a ver el final y los títulos de crédito. Increíble”.
Pues eso. Que así está la televisión que se hace con nuestros impuestos. Un error le ocurre a cualquiera, pero dos en menos de diez días… Y seguro que ha habido otros casos que no han llegado aún a mis oídos.