El reportaje del Wall Street Journal, firmado por Matt Moffett, sobre los intentos de Adolfo Rodríguez Saá de crear una suerte de Hollywood en una provincia pobre de Argentina, bien podría ser precursor de una nueva corriente literaria: el realismo mágico-cinematográfico latinoamericano. Adolfo Rodríguez Saá fue presidente de la nación sudamericana durante siete turbulentos... días, durante la crisis política y económica de diciembre del 2001. Después de declarar la cesación de pagos de la deuda externa argentina [100 mil millones de dólares], fue obligado a renunciar. Regresó entonces a la provincia de la que fue gobernador durante 18 años, San Luis, en el centro del país. Con la ayuda del actual gobernador, su hermano Alberto -un pintor expresionista cuyos cuadros "retratan" el paisaje del lejano planeta Xilium-, puso manos a la obra para hacer de la provincia ganadera un nuevo Hollywood. El "Saá-llywood", como los graciosos bautizaron enseguida el proyecto. Las primeras películas fueron desastrosas y la indignación de los ciudadanos de San Luis no se hizo esperar. ¿Cómo era posible que el gobierno provincial malgastara el dinero de sus impuestos en películas de pacotilla? El presupuesto de la oficina de producción fílmica del Ministerio del Progreso de San Luis alcanza los 8 millones de dólares anuales, una cifra similar a la que invierte el estado en el sistema de justicia, según asegura el diario estadounidense. Pero entonces Cama Adentro [Jorge Gaggero] fue distinguida en el pasado festival de Sundance con el premio especial del jurado de la World Cinema Competition, e Iluminados por el fuego [Tristán Bauer] se trajo a casa un premio de 150 mil dólares de la última edición del festival de cine de San Sebastián. La primera es un drama cómico sobre las relaciones entre una matriarca [la diva Norma Aleandro] y su criada [interpretada por la primeriza Norma Argentina, quien fuera criada en la vida real]. La segunda es la historia de un veterano de la guerra de Las Malvinas, protagonizada por César Albarracín y escrita por el diputado y periodista Miguel Bonasso. Ambas son producciones del Saállywood. Ahora, la gente se ha dejado de bromas, los productores nacionales empiezan a considerar la idea de ir a rodar a San Luis más a menudo [por su mano de obra barata y su diversidad de localizaciones]; los guiones en busca de financiamiento que llegan de todo el mundo [México y España, principalmente] se apilan contra las paredes en la oficina del Ministerio del Progreso y los alcaldes de la región piden a gritos que les asignen películas a sus ciudades.
La venganza de Saállywood
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