Aunque no sea un largometraje fácil de digerir para todo tipo de espectadores, hay que reconocer que 'El hombre del norte' es uno de los largometrajes más únicos y estimulantes que vamos a encontrarnos a lo largo de este 2022. Pero, sobre su afilada narrativa, su gusto por el detalle a la hora de explorar el folklore vikingo y su coqueteo con los tropos del terror, se encuentra la espléndida dirección de fotografía de Jarin Blaschke, colaborador habitual de Robert Eggers.
En espiral
En mi caso, por encima de escenas iluminadas usando como motivación la lava de un volcán en erupción y de pasajes nocturnos hermosos y cautivadores, lo que me terminó enamorando por completo fue un pequeño detalle concentrado en algunos primeros planos muy concretos. En ellos, el rostro de los intérpretes quedaba enclaustrado en el centro del encuadre, destacando sobre un fondo en el que un desenfoque radial salvaje dota al conjunto de una fuerza arrolladora.
Este efecto, lejos de obtenerse mediante la magia digital a la que ya estamos tan acostumbrados, es algo puramente óptico, y es fruto del uso de lentes Petzval; creadas en 1840 por el profesor Joseph Petzval y consideradas como los primeros objetivos para retrato de la historia de la fotografía. Unas rarezas definidas por su distorsión en barril y por un bokeh en espiral que se obtiene al disparar con el diafragma totalmente abierto —sacrificando algo de nitidez por el camino—.
Pero, a pesar de que su uso en 'El hombre del norte' pueda parecer una excepción, las Petzval han sido empleadas en producciones recientes de lo más variopintas. Además de en 'El faro' —también dirigida por Eggers y fotografiada por Blaschke—, estos objetivos han capturado imágenes para 'Mulan', 'Godzilla vs. Kong', 'La calle del terror – Parte 3: 1666' o, por supuesto, la reina de la lisergia televisiva, 'Legion'.
Si queréis echarle el guante a una Petzval en buenas condiciones, el desembolso puede ser considerable —sobre todo si buscamos una adaptada para cine—, pero siempre nos quedará lanzar una mirada a la Unión Soviética y optar por el desenfoque en espiral de las Helios 44 —especialmente de la 44-2—; objetivos mucho más económicos, fáciles de encontrar y construidos casi a prueba de bombas que llegaron a colarse entre el equipo de Greig Fraser para fotografiar 'The Batman'.