‘Harper’s Island’ era, ya antes de su estreno, una de las propuestas más atípicas de esta primavera. Que yo recuerde, salvo series de género en cadenas especializadas, nunca ha habido una apuesta en una televisión generalista por el terror adolescente. De hecho, el slasher aún permanecía encerrado en las fronteras de la gran pantalla.
‘Harper’s Island’ quiere ser un ‘Halloween’ televisivo. O, mejor dicho, un ‘Sé lo que hicisteis el último verano’: el argumento toma parte de ‘Diez Negritos’ de Agatha Christie (una fiesta en una isla y alguien que mata a los asistentes), pero con forma de película de miedo juvenil.
Así que tenemos lo habitual en el subgénero: chicos y chicas guapas enseñando carne, una atmósfera aparentemente idílica en la que los personajes esconden “siniestros” secretos, un asesino con gusto por el golpe de efecto y las muertes cuanto más vistosas mejor y la seguridad de que, en el momento en que el plano se cierre, habrá un intento de susto.
La idea es buena: ver cómo funciona en forma de serial algo que hasta ahora sólo hemos podido disfrutar en el cine. Sin embargo, ‘Harper’s Island’ tiene muchas más lagunas de las que me gustaría.
El principal problema es, precisamente, quién ha contratado la serie. La CBS querrá ver terror en la serie, pero sin que la cosa se desmadre. Y, precisamente, lo que le falta a ‘Harper’s Island’ es que se atreva a ir donde la cadena no le deja: que pierda todo el sentido del ridículo y apueste sin miedo por la sangre, el humor negro y los sustos efectistas. Es decir, que no trate de ser algo serio, puesto que el cine slasher nunca lo fue, sino que sea “palomitera” al cien por cien.
Pero en ‘Harper’s Island’, al menos en su primer capítulo, hay una cierta sensación de quiero y no puedo (esas muertes presuntamente horribles en las que no se muestra la sangre, esos sustos mal planificados) y bastante miedo al ridículo. Esto último es casi lo peor que puede tener una serie como ella: precisamente su razón de ser esta en que no tenga miedo en bordear la frontera de la incredulidad y en que, en ocasiones, hasta la traspase. Así lo hizo Wes Craven en ‘Scream’ y la apuesta le salió bien.
No me extraña que la serie tuviera tantos problemas para salir a la luz (un piloto y un casting enteramente desechados): la CBS habrá estado continuamente cortandoles las alas a sus creadores, posiblemente porque no entiende que, en determinados géneros, hay límites que siempre se deben traspasar. Habrá que ver hacia dónde tira el desarrollo de ‘Harper’s Island’, aunque su inicio ha sido bastante desalentador.
En ¡Vaya Tele! | Harper’s Island: asesinatos e islas para la midseason de la CBS