Desde que nuestras retinas se dilatasen como nunca antes lo habían hecho gracias al magistral espectáculo sobre cuatro ruedas que nos regaló George Miller con su 'Mad Max: Furia en la carretera', muchos nos hemos sentido huérfanos de persecuciones representadas como dios manda en la gran pantalla.
Aunque la saga 'The Fast & The Furious' haya intentado llenar el vacío y saciar nuestro ansia por aspirar el aroma a gasolina y rueda quemada, no ha sido hasta el estreno de la genial 'Baby Driver' cuando hemos recibido al fin el espectáculo automovilístico por el que los aficionados al subgénero hemos estado suplicando.
Tras disfrutar de lo último de Edgar Wright, se antoja un momento perfecto para hacer un repaso a través de las mejores persecuciones que nos ha regalado el séptimo arte, comenzando en 1968 con 'Bullit', y terminando en 2015 con la mencionada obra cumbre de George Miller.
'Bullit' (1968)
Denominada por muchos —y por méritos propios— como "la madre de todas las persecuciones", esta maravillosa secuencia rodada por Peter Yates innovó entre sus congéneres mediante el uso de car-cams adheridas a los vehículos, y ha pasado a la historia del cine haciéndonos ver las calles de San Francisco con otros ojos.
'Contra el imperio de la droga' ('The French Connection') (1971)
William Friedkin sabía que no podía competir contra lo visto en 'Bullit', y decidió dar una vuelta de tuerca a su icónica secuencia de 'French Connection' añadiendo un tren a la ecuación. Además, el hecho de haber rodado con tráfico real en una mañana de domingo transmite una sensación de veracidad y peligro que la han elevado al Olimpo de las persecuciones automovilísticas.
'Terminator 2: El juicio final' ('Terminator 2: Judgment Day', 1991)
Han pasado 26 años desde que se viese por primera vez esta pieza magistral del cine de acción, y parece que el tiempo sigue sin afectarla en absoluto. Uno de los momentos más memorables de la historia del séptimo arte, marca de la casa Cameron, que sólo necesitó una cabina de camión y un par de motocicletas para tener al público de medio mundo al borde del asiento durante tres perfectos minutos.
'Granujas a todo ritmo' 'The Blues Brothers' (1980)
'Granujas a todo ritmo' atesora, además de una banda sonora difícilmente igualable, unas secuencias de persecución que pasarán a los anales de la historia como una de las mayores odas a la destrucción sobre cuatro ruedas vistas en pantalla. La ingente cantidad de vehículos destrozados está al nivel de calidad de la que, para servidor, es la obra cumbre de John Landis.
'Mad Max 2: El guerrero de la carretera' ('Mad Max 2', 1981)
Con la secuela de su franquicia estrella, George Miller elevó a la enésima potencia lo visto en la primera 'Mad Max'. Del mismo modo que con su último trabajo 'Furia en la carretera', el director australiano construyó el filme como si de una única persecución se tratase, liberando hasta la última consecuencia unos niveles de caos y salvajismo que convirtieron a 'El guerrero de la carretera' en un clásico de culto.
'Un trabajo en Italia' ('The Italian Job', 1969)
La banda sonora de Quincy Jones viste a la perfección esta cinta de Peter Collinson, que esconde entre su metraje una de las persecuciones más recordadas de la historia. Los coloridos Mini Cooper comparten protagonismo con las calles de Turín en una divertidísima y variada secuencia en la que hay cabida para la acción tanto dentro de la ciudad, como en sus espectaculares alrededores.
'Fast & Furious 5' ('Fast Five', 2011)
Después de tres olvidables secuelas de la 'A todo gas' original, la franquicia dio un giro de 180 grados, olvidando el mundo de las carreras callejeras, y circulando por otros derroteros mucho más interesantes. Este cambio dio lugar a esta fantástica secuencia, en la que a lo largo de unos intensos quince minutos Paul Walker y Vin Diesel destrozan coches y mobiliario urbano por igual transportando una cámara acorazada por las calles de Río de Janeiro.
'The Matrix Reloaded' (2003)
¿Que las autoridades locales no permiten a las Wachowski rodar en una autopista? No hay problema, se construye una. Así se gestó una de las persecuciones más estimulantes de principios de siglo, y el mejor momento de las dos irregulares secuelas de la eterna 'Matrix'. Disparos, explosiones, movimientos de cámara imposibles y toneladas de metal retorcido con una buena dosis de CGI y un ritmo envidiable.
'El diablo sobre ruedas' ('Duel', 1971)
Un jovencísimo Steven Spielberg firmó en 1971 esta joya televisiva que, más que de persecución, podríamos calificar de agónica huída. El acoso al que se ve sometido David Mann por parte del gigantesco y amenazador camión, pilotado por un enigmático personaje, está rodado con tanta inteligencia como habilidad para gestionar el suspense y la tensión, dilatados durante noventa imprescindibles minutos.
'Death Proof' (2007)
Con 'Death Proof', Tarantino rinde homenaje al subgénero del motor cinematográfico subiendo a su trío de mujeres protagonistas a bordo del Dodge Challenger R/T de 1970 que condujo Kowalski en 'Punto límite: cero'. De este modo, y tras un espectacular accidente a mitad del metraje que equivaldría a un orgasmo masculino —corto e intenso—, el bueno de Quentin cierra su participación en 'Grindhouse' con una larga y placentera persecución, análoga al orgasmo femenino, y sumamente bien ejecutada.
'La Roca' ('The Rock', 1996)
Mentiría si dijese que 'La Roca' no es una de mis películas de acción favoritas de todos los tiempos. Parte de culpa de mi devoción por esta cinta de Michael Bay la tiene la persecución a bordo de un Ferrari a través de San Francisco que acompaña a estas líneas. Una demostración del poder destructivo de Bay —conocido como Bayhem— con un Nic Cage fuera de si, una banda sonora espectacular a cargo de Zimmer y Gregson-Williams, y un tranvía volando por los aires.
'Dos policías rebeldes II' ('Bad Boys II', 2003)
Volvemos con Michael Bay de la mano de la segunda parte de su buddy-movie 'Dos policías rebeldes'. De nuevo con un Ferrari como vehículo principal, el director norteamericano desata su Bayhem en medio de una autopista en una clase magistral sobre cómo rodar una orgía de la destrucción; todo con un escaso e imperceptible CGI y con un camión que va lanzando coches a nuestros protagonistas a modo de eje central de la mejor set-piece de la película.
'Ronin' (1998)
Bajo mi punto de vista, esta secuencia firmada por John Frankenheimer logra entrar directa en el top 3 de las mejores persecuciones de la historia. Su visión de corte realista, su sobrio trabajo de cámara y montaje huyendo de efectismos y piruetas imposibles, su impresionante uso de la causalidad, la elección de los vehículos —sorprende, cuanto menos, el uso de un Peugeot 406—... todo, absolutamente todo, da lugar a una auténtica obra maestra.
'El mito de Bourne' ('The Bourne Supremacy', 2004)
Paul Greengrass es, a día de hoy, uno de los realizadores que mejor sabe captar la esencia de una secuencia de acción a la hora de trasladarla a la gran pantalla. Su criticada hasta la saciedad shaky-cam y su peculiar estilo a la hora de planificar y montar —picado, caótico y, a la vez, ordenado— aproximan al estilo documental la ficción más descabellada haciéndola incluso respirable. Esta joya de persecución es buena prueba de ello.
'Vivir y morir en Los Angeles' ('To Live and Die in L.A.', 1985)
De nuevo William Friedkin hace gala de su maestría en el noble arte de filmar persecuciones con esta gran secuencia incluida en el metraje de 'Vivir y morir en Los Angeles'. Una evolución lógica de su trabajo en 'French Connection', donde pule su dominio en el arte de mover la cámara y sumergirnos en la acción, desembocando en una autopista en sentido contrario en el que es uno de los momentos estrella del largometraje.
'The Driver' (1978)
Antes de debutar como director,** Walter Hill** fue ayudante de Peter Yates en el rodaje de 'Bullit', marco en el que aprendió más de un truco a la hora de rodar secuencias de acción a las cuatro ruedas. Esto queda plasmado en 'The Driver', donde el pulso narrativo de Hill se suma a un empleo impecable de las car-cam para acompañar al conductor de Ryan O'Neal en sus viajes desde su punto de vista.
'Redada asesina 2' ('The Raid 2', 2014)
Esta catedral indonesa del cine de artes marciales, continuación del filme de culto 'The Raid', firmado por Gareth Evans en 2011, oculta entre sus increíbles coreografías, muertes y fracturas, una persecución que, pese a no ser particularmente larga, atesora un encanto innegable. Ver a Iko Uwais repartir puñetazos a diestro y siniestro a bordo de un vehículo a toda velocidad en plano cenital resulta, como poco, impagable.
'60 segundos' ('Gone in 60 Seconds', 1974)
"60 segundos. La auténtica, no aquella mierda de Angelina Jolie". Así hace referencia uno de los personajes de la 'Death Proof' de Quentin Tarantino al clásico de H.B. Halicki. Una historia sobre ladrones de coches que puede resultar algo trillada, pero que sabe dejar boquiabierto con su magnífica persecución de, ojo al dato, más de cuarenta minutos.
'Jungla de cristal: La venganza' ('Die Hard With a Vengeance', 1995)
"No he dicho por el camino. He dicho por el parque". Dicho y hecho; McClane pega un volantazo en el taxi que acaba de requisar y se mete de lleno en el corazón de Central Park para atravesar Manhattan sin padecer el horrendo tráfico neoyorquino y salir victorioso de su carrera contra el reloj. Uno de los momentos más recordados del retorno de John McTiernan a la franquicia.
'Punto límite: cero' ('Vanishing Point', 1971)
Pese a contener varias persecuciones al uso durante su metraje, la epopeya al volante de Kowalski desde Denver hasta San Francisco supone, de nuevo, una carrera per se contra el reloj. Un clásico de culto dirigido por Richard C. Sarafian que ha pasado a la historia gracias a salpicar de acción y velocidad una historia más introspectiva y espiritual de lo que aparenta a simple vista.
'Mad Max: Furia en la carretera' ('Mad Max: Fury Road', 2015)
Por mucho que confiásemos o por mucho que prometiese su tráiler, nadie esperaba que George Miller nos ofreciese en bandeja de plata un espectáculo de dimensiones titánicas como terminó siendo 'Mad Max: Furia en la carretera'. Una persecución de dos horas capaz de dejar exhausto al espectador más aguerrido, con un tratamiento de la imagen y el color inigualable, y una precisión a la hora de planificar y gestionar los efectos prácticos más espectaculares digna de un maestro artesano. La última gran obra de acción y motor que nos ha dado el cine, y que no se repetirá en mucho, mucho tiempo.
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