Harvey Weinstein ha sido uno de los productores más influyentes de Hollywood durante varias décadas, sobre todo por la habilidad que demostró para realizar las campañas adecuadas para que sus películas fueran nominadas al Oscar o incluso llegasen a ganarlo, caso de 'Shakespeare in Love'. Hasta ahí el único problema lo podrían tener sus competidores, pero una investigación del New York Times ha destapado múltiples acusaciones por acoso sexual contra él.
Al parecer, Weinstein ha llegado al menos a ocho acuerdos extrajudiciales con mujeres del mundo del cine por ese tema, siendo probable que haya más casos. El propio productor reconoce que su comportamiento en el pasado fue censurable en varios casos, ha decidido buscar la ayuda de terapeutas y tomarse un tiempo sabático para abordar el problema, comentando lo siguiente sobre lo sucedido:
Sé que la forma en la que me he comportado con mis colegas en el pasado ha causado mucho daño y pido disculpas por ello. Aunque estoy intentando hacerlo mejor, sé que aún tengo mucho camino por recorrer.
No obstante, Weinstein ha optado por declarar a través de su abogada Lisa Bloom que muchas de las acusaciones son completamente falsas. Bloom lleva varios meses trabajando para él y haciéndole ver que la dinámica de poder entre el jefe de un estudio y otras personas en la industria no está equilibrada y que algunas de sus acciones pueden verse como inapropiadas e incluso intimidatorias.
La cosa se vuelve más desfavorable hacia Weinstein con unas declaraciones hechas por Mark Gill, antiguo presidente de Miramax Los Angeles: "Desde fuera todo parecía perfecto -los Oscar, el éxito y notable impacto cultural-, pero detrás de las cámaras era un desastre y esto era lo peor de todo". La cuestión es que Weinstein se aseguraba que nada trascendiera mediante unos acuerdos que exigían tal nivel de confidencialidad que exigían que se hiciera como si nada hubiera pasado a cambio de una cantidad económica que oscilaba entre los 80.000 y los 150.000 dólares.
La versión de quienes acusan
Soy una mujer de 28 años intentando ganarse la vida y desarrollar su carrera. Harvey Weinstein tiene 64 años, es mundialmente famoso y esta es su compañía. El balance de poder es yo 0, Harvey Weinstein 10.
Eso lo escribió Frances O'Connor en 2015 en un memorándum criticando las prácticas de Weinstein y enviándoselo a varias personas de la compañía. Sin embargo, pronto se cerró un acuerdo y apenas seis días después envió un mail al jefe de recursos humanos diciendo que todo se había solucionado y que retiraba su queja, anulándose así la investigación interna que se estaba realizando. Incluso llegó a escribir una carta agradeciendo a Weinstein la oportunidad que le había dado para conocer mejor la industria del entretenimiento.
El caso de O'Connor es el último en trascender, pero el ejemplo más antiguo se remonta hasta 1990, pero también hay otras mujeres que nunca llegaron a quejarse porque no había testigos y temían las posibles represalias. Declaran que Weinstein iba desde aparecer delante de ellas desnudo parcial o totalmente hasta pedir que estuvieran presentes mientras se bañaba o que le dieran un masaje.
Es cierto que hay muchas trabajadoras que no dudan en comentar que ellas no sufrieron ningún tipo de problema y que tampoco eran conscientes de que eso estuviera sucediendo, agradeciendo profundamente la gran oportunidad que les facilitó Weinstein. Otras en cambio hasta recuerdan que si reclamaba la presencia de una ejecutiva para una reunión, al menos otra se presentaba para que ninguna de ellas se quedase a solas con él.
Llama la atención que Ashley Judd fuese una de las que sufrió este tipo de proposiciones por parte de Weinstein cuando estaba rodando 'El coleccionista de amantes' ('Kiss the Girls'), la cinta que lanzó su carrera. Pidió una reunión con ella que parecía importante en su suite y no dejó de proponer cosas como que le diese un masaje o que viese como se daba una ducha. Así recuerda la actriz lo sucedido.
Le dije que no de varias formas y un montón de veces, pero él siempre volvía a pedirme otra cosa. Era todo una negociación, una negociación coactiva.
No se le ocurrió nada mejor para que dejase que se fuera que decirle que si quería tocarla, primero ella tenía que ganar un Oscar gracia a alguna de sus películas. Eso sí, no es la única popular intérprete que pasó por algo similar, ya que en 1997 llegó a un acuerdo con Rose McGowan por algo sucedido en una habitación del hotel en el que se alojaba durante el festival de Sundance. Ella recibió 100.000 dólares pero sin que eso se viese nunca como una admisión de culpa.
Sin embargo, el caso que llevó al inicio de un gran cambio en The Weinstein Company fue el de la modelo italiana Ambra Battilana, a quien invitó a sus oficinas de Tribeca en 2015 para hablar sobre su posible carrera como actriz. ¿El resultado? Una llamada a la policia acusando a Weinstein de haberle agarrado los pechos mientras preguntaba si eran reales y de haberle metido las manos debajo de la falda.
Weinstein también logró zanjarlo con un acuerdo extrajudicial, pero el caso armó mucho ruido y varios miembros importantes de la compañía pidieron explicaciones. Él se defendió aduciendo que le habían tendido una emboscada y todo derivó en la aprobación de un código de conducta para The Weinstein Company que incluía un detallado apartado sobre acoso sexual.
Teniendo en cuenta todo, es imposible no acordarse de las similares acusaciones a las que Bill Cosby aún está haciendo frente, aunque en su caso también había violaciones entre lo que se le imputaba. Parece que Weinstein no llegó a tanto... al menos que se sepa por ahora.
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