El pasado lunes de Pascua, David Broncano, Ignatius Farray y Don Héctor de Miguel Martín —alias Quequé—, el trío de cómicos que conducen desde 2014 el espacio de humor satírico 'La Vida Moderna' en la Cadena SER, dieron por concluida la etapa de no ofensa del programa, extendida durante varias semanas, al grito de ¡Spontiak!.
Teniendo en cuenta la tónica de los tiempos que corren, en los que ha quedado más que demostrado que la libertad de expresión yace sepultada por el derecho a ofenderse, era cuestión de tiempo —concretamente se han tardado cuatro días— que algún individuo, colectivo, pueblo o entidad pública —o privada, vaya usted a saber—, manifestase su molestia ante alguna de las bromas que se disparan a discreción de lunes a jueves en los estudios centrales de la emisora generalista.
"Tiene mucho mérito tener una mentalidad ganadora siendo de Huelva". Esa es la frase que ha puesto a la provincia andaluza en pie de guerra contra 'La Vida Moderna', la Cadena SER y cualquiera que tenga la desfachatez de esbozar una sonrisa ante el comentario enunciado por Farray. Uno de los infinitos chascarrillos pasados de vueltas que se vierten día sí, y día también, en el programa, y que tal vez no hubiese trascendido de no ser por la utilización política del mismo.
Según recoge el Diario de Huelva en la noticia titulada "Las burlas a Huelva en un programa de la SER crean una polémica viral que une a Cruz y Caraballo", el alcalde onubense y el presidente de la Diputación, además de mostrar su descontento en redes sociales, han emitido un comunicado conjunto en el que afirman que "se le ha dado a la provincia un trato vejatorio más allá de un contexto humorístico, dañando de manera injustificada la imagen de la ciudad y de sus propios habitantes" y exigen una rectificación y una disculpa.
“Detrás del humor no todo tiene cabida”, sentencian los políticos socialistas en su texto; volviendo a caldear un debate sobre los límites del humor, tristemente de rabiosa actualidad tras casos como el de la revista Mongolia, condenada a indemnizar al torero José Ortega Cano con 40.000 Euros tras la publicación de un cartel en clave humorística que utilizaba su imagen.
Todo esto, más allá de lo puramente anecdótico, invita a preguntarnos por enésima vez si la libertad de expresión y, por ende, la de la creación artística están en peligro. Centrándonos en el medio cinematográfico, casos como el del reciente —y ridículo— boicot dirigido hacia la película infantil 'Peter Rabbit' parecen indicar que sí, sugiriendo un retroceso social que nada tiene que envidiar a aquellos tiempos en los que convocaban manifestaciones en contra de 'La vida de Brian' o la 'Dogma' de Kevin Smith.
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