El crítico de cine que marcó mi vida

El crítico de cine que marcó mi vida

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El crítico de cine que marcó mi vida

Aunque no tengas claro el nombre del autor, aunque ni siquiera seas lector habitual de crítica cinematográfica, es muy posible que haya una crítica que te marcó en su día. Una que te descubrió una película desconocida, o que hizo que te replantearas tu visión de una producción que infravalorabas (o sobrevalorabas), arrojando luz sobre algún aspecto que te había pasado desapercibido.

Es posible incluso que recuerdes alguna crítica por la forma que tenía de describir las sensaciones que transmitía una película o por una aproximación al cine tremendamente original. Es muy posible porque, aunque leas poca crítica (algo, aunque sea mínimo, leerás, o no estarías en este artículo), si te interesa el cine como un medio con unos recursos expresivos propios, capaz de encandilar tu memoria durante meses, cómo y por qué lo consigue es algo que desentrañan las mejores críticas.

A veces con un tono más ácido, a veces de forma más divulgativa. A veces contradiciendo tu opinión, a veces reafirmándola. Pero siempre hay una texto o un crítico que lo originó todo, que desata nuestra curiosidad y nuestro interés en seguir leyendo (y viendo cine).

Thecritic

A título personal, no solo tengo un recuerdo muy vívido de una de mis principales influencias, ssino del momento exacto en el que sucedió. Jesús Palacios, a principios de los noventa, era un soplo de aire fresco en la sección de críticos de Fotogramas, donde ya se daban o se darían en breve cita unos cuantos renovadores generacionales del gremio (Antonio Trashorras, Jordi Costa, Daniel Monzón antes de dedicarse a la dirección, Sergi Sánchez...)

Palacios criticaba en aquella época lo que daba la impresión de ser las películas a las que no atendía la crítica seria: 'Demolition Man', 'Timecop', 'Tortugas Ninja'... e introducía en ellas cargas de profundidad dirigidas a la crítica establecida y a la cinefilia más rancia. De hecho, muchas veces era notorio que no le interesaba tanto la película en sí como dinamitar las convenciones de la crítica y la cinefilia.

Uno de los ejemplos más memorables fue una crítica nada menos que de 'Los tres mosqueteros' protagonizada por Chris O'Donnell, en la que echaba en cara a los críticos tradicionales que no dejaran a las nuevas generaciones tener su propia versión del clásico de Dumas, adaptada a unos gustos y cánones estéticos propios. No creo que a Palacios le interesara especialmente esa película específica, pero esa reivindicación de un cine de espíritu gozoso y carente de prejuicios me ha inspirado desde entonces.

2000 Maniacos

Entre los críticos a los que preguntamos por sus influencias, tiene una aproximación muy cercana a la mía tiene Jorge Loser, colaborador de medios como Espinof o Canino, y coordinador de Horror Losers, que afirma que "la mayoría de críticos que leí por primera vez provienen del mundo del fanzine noventero. No sabría decir cuál fue el primero de todos porque compraba el 2000 maníacos y me lo leía del tirón, pero supongo que Manuel Valencia, Alex Zinéfilo, Borja Crespo, Rubén Lardín, Fausto Fernández, Jesús Palacios o Jordi Costa. Especialmente me acordaba más de estos últimos por que también los leí después en otros medios como Fotogramas".

El buen crítico es el que siente pasión por el cine y es capaz de transmitirlo al lector y espectador en sus textos.

El proceso de acercamiento a ellos, afirma Loser, es muy similar al que vivieron tantos críticos de esa generación interesados en el cine de género y la serie B: "La mayoría de ellos también tenían algún libro en Midons y al final se convertían en tus tutores a distancia. Todos ellos hablaban de cine psicotrónico, de terror, gore y serie B sin ningún tipo de vergüenza, pero yo no sabía lo que eran los críticos "serios" o "académicos", solo leía sobre el cine que me interesaba y ellos eran los que sabían cosas sobre él".

Y determina con claridad la influencia que ha supuesto en su trabajo: "Por supuesto, leer a estos críticos me ha influido en todos los aspectos posibles, pero principalmente en el aspecto de la pasión que mostraban, creo que me dejó cierto poso de que el hecho de que escribir es una extensión de tu obsesión por las películas, una forma de contagio de esa fascinación".

Un compañero generacional de Jorge Loser es Noel Ceballos, crítico de GQ, que apunta a orígenes muy similares para su interés en la crítica: "Empecé a comprarme la revista Fotogramas a finales de los 90 porque me gustaba el cine, pero no especialmente la crítica. Recuerdo preguntarme por qué empezaban con esa sección, por ejemplo. Pero entonces empecé a leer a firmas como las de Jordi Costa, Antonio Trashorras, Fausto Fernández, Sergi Sánchez o Nuria Vidal. Creo que han influido mi forma de ver cine de una manera capital: no sabía que el cine se podía entender desde un punto de vista analítico tan interesante hasta que los leí".

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También Desirée de Fez, crítica de cine en medios como 'Fotogramas', 'El Periódico', 'Página 2' y miembro del comité de selección del festival de Sitges, apunta a referencias similares: "Los primeros críticos que me marcaron fueron, sin duda, Àlex Gorina, Quim Casas y Jordi Costa, de los que sigo aprendiendo". Concreta que "a Àlex, siempre lo digo, le debo parte de mi amor por el cine de terror y fantástico (la otra parte, a la grandiosa Pilar Pedraza, a la que descubrí poco más tarde)".

Del resto afirma De Fez que "Quim es uno de mis referentes incontestables: lo ha visto todo, es muy riguroso, no es nada esnob, es el mejor poniendo las películas en su contexto y no cae con facilidad (otro de los vicios de la crítica actual) en las posturas extremas. Y gracias a Jordi, también a otros colegas como Jesús Palacios, Jordi Sánchez-Navarro, Ángel Sala, Antonio Trashorras, Rubén Lardín o Roberto Cueto (me dejo a muchos), me interesé por otro cine (subgéneros, serie B, cine de culto) y entendí que para ver bien las películas no hay que saber solo de cine".

Esa pasión que el buen crítico transmite y de la que hablaba Loser es común a distintas edades. Por ejemplo, Jordi Sánchez-Navarro, director de estudios de comunicación de la UOC, pertenece a esa generación de críticos a quienes leían críticos más jóvenes como Noel Ceballos, pero también cita la devoción por el cine como característica que más le impresionó de sus primeros críticos: "El primer “crítico” no fue tal, sino un escritor todoterreno, redactor y guionista de varias editoriales. Hablo, claro, de Manel Domínguez Navarro, que, con sus Páginas Negras en Creepy me abrió los ojos al mundo del cine de terror".

Portada El Cine Fantastico

Sánchez-Navarro menciona, además, tres nombres propios esenciales para entender la profesión de crítico en España: "Siendo muy joven leía en La Vanguardia las críticas del maestro de maestros José Luis Guarner, de quien me maravillaba la erudición clásica y el finísimo estilo de análisis. Otro nombre esencial es José María Latorre, una figura tan pródiga en referencias como en exigencia. Un modelo a seguir. Un último referente en mi etapa de formación cinéfila es el de Jordi Batlle Caminal, quien, con sus piezas breves sobre el cine en televisión en El País, me enseñó que de todo se puede (y debe) sacar punta".

E incluso antes de Internet se podía acceder a críticas extranjeras. Así relata Kiko Vega, crítico de Espinof y Cultture, su primer encuentro con un mítico nombre propio de la crítica: "En el póster de Wayne’s World había una crítica de Roger Ebert que decía que molaba. El primero que me invitó a disfrutar de la idiotez inteligente fue él. Lo curioso es que no me ha influido a la hora de ver cine. De hecho, Ebert tiene libros sobre cine que le mola y cine que le parece una mierda. Pues adoro más pelis de sus fobias que de sus filias".

Por supuesto, esta influencia "en negativo" también funciona con críticos españoles. Todos conocemos a algún crítico que, en su continuo desdén a las películas que nos gustan, funciona como brújula perfecta de lo que no debemos hacer. Así lo expresa Yago García, crítico de 'Cinemanía': "El primer crítico que me marcó fue Augusto M. Torres en la sección de críticas de TV de El País. A mis pocos años me daba cuenta de su actitud de superioridad y de su condescendencia hacia las películas que me gustaban. Luego leí su Diccionario del cine español y ya me rompí vivo: me ha influido mucho, sobre todo, en que espero no parecerme nunca a él".

¿Pero cuál es, con exactitud, la función del crítico?

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Buena pregunta... y múltiples respuestas. En lo que parece coincidir todo el mundo que hace crítica (pero muy poca gente de los que la leen, lo que a menudo lleva a choques entre lo que se escribe y lo que se espera recibir) es que estamos ante un género periodístico donde hay una parte de creación. Es decir, es una forma de ensayo que, según el estilo del autor será más o menos literaria, pero que se entiende como una nueva obra construida a partir de una previa (la película). Es decir, una crítica no debería ser (al menos no exclusivamente) una guía para informar al lector acerca de si debe ver o no una película, aunque a veces cumpla esa función.

La crítica de cine es, por definición, subjetiva, así que es absurdo tomarla como una guía infalible para decidir qué película ir a ver.

Una crítica es una impresión subjetiva en alguien que (hablamos del crítico ideal, claro) tiene las herramientas para descodificar, interpretar y entender lo que ha visto. Y además, sabe comunicarlo. Y esas herramientas y comunicación son personales y abiertas a discusión, por eso un crítico nunca tiene la verdad absoluta sobre una película, y por eso mismo, es absurdo entender al crítico como una guía para saber qué películas hay que ver o no. Un crítico afín al lector podrá orientar, pero la última palabra la tiene el espectador.

Desirée de Fez insiste en esa idea del crítico como alguien que interpreta las películas: "La crítica es más importante que nunca. En un momento de cambio tan inabarcable, en el que hay tantísimas cosas para ver y es tan fácil acceder a ellas, la labor del crítico y/o del prescritor es básica. Es importante que alguien ordene, contextualice y se detenga en esas imágenes, sobre todo en un momento en el que todo es tan nuevo, todo va tan rápido y las películas se consumen y despachan con tanta ligereza".

También Noel Ceballos adjudica al pensamiento crítico, más que a la figura del crítico en sí, un papel nuclear a la hora de experimentar una película: "La crítica siempre debería ser la mitad de la experiencia cinematográfica. Primero hay que ver, pero después hay que pensar sobre lo visto. Son dos procesos en simbiosis, a mi modo de ver, y la crítica de cine puede aportar muchas herramientas y claves para la reflexión".

Cine

Beatriz Martínez, crítica en medios como 'Fotogramas', El País o El Periódico alude a la misma función: "Para mí la crítica es un espacio de reflexión. Parece que solo nos gusta leer críticas que estén de acuerdo con lo que pensamos, y lo que me enseñaron los críticos que me influyeron fue a formarme una propia opinión. En el caso de Jordi Costa, por ejemplo también a descubrir cosas por mi misma a través de sus textos". Pero añade un elemento extra: el de la creación literaria basada en una obra ajena: "Quizás por deformación profesional al estudiar filología, también disfruto más de la crítica desde un punto de vista literario y lingüístico".

Jordi Sánchez-Navarro cree que ese papel de conocedor se ha difuminado con el paso del tiempo y con la llegada de nuevos medios: "La crítica en medios como la que hacían Guarner, Latorre o Batlle Caminal ha dejado de tener un papel relevante. La multiplicación de voces ha minado la autoridad de los críticos, lo cual no es una tragedia, ni mucho menos. Es evidente que cuantas más voces estén disponibles, menos peso tiene cada una de ellas. Al fin y al cabo es como si hubiera un crédito crítico a repartir".

Pero reivindica también la crítica tradicional, quizás en riesgo de extinción: "Otra cosa es la crítica larga y pausada, de carácter más analítico, que puede encontrarse en algunas revistas. Esa tiene sentido, pero para el lector cinéfilo". Y añade, en cuanto al tono de esa crítica ideal: "Para mí la crítica siempre fue la combinación de erudición y gusto puesta al servicio del descubrimiento del lector curioso. La crítica jamás debe privilegiar el impresionista “me parece” y siempre ha de pensar en el lector general."

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Yago García se va al extremo contrario en su visión de la crítica, que enfoca con cierto pesimismo: "los críticos, en mi opinión y a grandes rasgos, estamos para que la historia se nos mee encima: basta con hacer un poco de hemeroteca para saber que filmes vistos ahora como clásicos fueron recibidos a tiro limpio en el momento de su estreno, que las opiniones de los presuntos expertos se mueven muchas veces por moda y que, en general, las virtudes más importantes en un crítico son la sinceridad y el ser consciente de que su trabajo es perecedero".

Tampoco es demasiado optimista Kiko Vega, que no cree que los nuevos tiempos sean necesariamente mejores: "Ahora es un bajón. Primero todo el mundo fue DJ y ahora todos somos críticos.. Ahora es probable que cualquier desgraciado con wifi lo vea todo antes que el crítico, porque no le importa verlo en un teléfono"

Esa perspectiva la comparte Jorge Casanueva con una opinión similar: "La crítica y su papel evoluciona, pero más que tender a desaparecer, se esconde entre de ruido de quienes se creen críticos y tan solo se tiran un eructo con su opinión para darse la razón. Con las redes ahora es la norma". E incide en esa visión tradicional de la crítica como un punto de información y opiniones valiosas: "Su papel es clave para dar valor y reconocer la pepita de oro dentro de la maraña de contenidos audiovisuales que está a disposición del público"

Mirando al futuro de la crítica

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Todo esto confluye en la pregunta inevitable: ¿y ahora qué? ¿Acabará Internet con la crítica profesionalizada tal y como lo conocemos? ¿Tienen los usuarios bastante con Rotten Tomatoes o sigue existiendo la necesidad de una crítica tradicional? Hemos preguntado a nuestros invitados a qué críticos siguen actualmente, y muchos nombres coinciden.

Kiko Vega nos dice que "en realidad sigo a los de siempre, aunque con el tiempo algunos se hayan enfadado con la vida algo más de lo que le gustaría a un romántico como yo. La verdad es que ahora hay unos cuantos profesionales a los que admiro y que no existían entonces, como Noel Ceballos o Daniel de Partearroyo, y otros que estaban pero empecé a apreciar más tarde, como Diego Salgado. Por desgracia, con la internet, también han ido apareciendo otros con los que no comparto nada y que hasta me ponen de mala leche, como puede ser David Ehrlich en Indiewire, los Pitchfork del cine".

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Jorge Casanueva, por su parte, menciona a "quizá por afinidad a Xavi Sánchez Pons, Kiko Vega, Carlos J. Marín, Javi Parra... con Noel Ceballos no coincido en medios, pero siempre me ofrece ángulos nuevos para pensar, aunque a veces opine lo contrario". E intuye una línea que los une a todos: "Aunque ahora todo sea diferente, aquellos críticos que me atraían en su día desenterraban y mantenían el cine oculto iluminado y es exactamente lo que hace falta ahora. También eran aperturistas y promulgaban la cinefagia sobre la cinefilia, un concepto sobre el que todavía creo".

Beatriz Martínez también se atreve con una lista de críticos españoles de cabecera: "Si tuviera que decir mis básicos, reconozco que soy bastante tradicionalista: Jordi Costa y Sergi Sánchez. De los jóvenes, Noel Ceballos y Daniel de Partearroyo siempre aportan puntos de vista interesantes. También me alegra que comiencen a haber más voces femeninas: Eulàlia Iglesias, Violeta Kovacsis y Desirée de Fez. Y también añadir a los actuales a Carlos Losilla, Ángel Quintana y Quim Casas, que siguen siendo grandes maestros del pensamiento critico".

Rogerebert Los míticos Roger Ebert y Gene Siskel

También Desirée de Fez tiene unos cuantos nombres a destacar: "Sigo a muchos, españoles y extranjeros. Me gusta leer crítica, leer a mis compañeros. Para acotar un poco, me centro en los de aquí: Quim Casas, Jordi Costa, Sergi Sánchez, Beatriz Martínez, Noel Ceballos, Fausto Fernández, Manu Yáñez, Ricardo Aldarondo, Mónica Jordan, Deborah García, Manu Argüelles, Carlos Losilla, Noel Ceballos, Violeta Kovacsics, Beatriz Martínez, John Tones, Alejandro G. Calvo, Eulàlia Iglesias, Blanca Martínez, Xavi Sánchez Pons, Kiko Vega, Endika Rey… y muchos otros. Son críticos muy diferentes. Algunos tienen unas señas de identidad muy marcadas que han perfeccionado y siguen perfeccionando, y otros basan su trabajo en la búsqueda de nuevas formas de abordar las películas (quizá más acordes a los nuevos tiempos)".

En cuanto a los críticos de fuera, Jordi Sánchez-Navarro apunta que "soy muy fan de la crítica británica y en especial de tres autores de los que leo, veo o escucho todo lo que cae en mis manos: Nigel Floyd, Mark Kermode y Kim Newman. Son tres firmas clásicas que siguen invocando el espíritu de lo que considero auténtica crítica cinematográfica". También Casanueva cita a Newman, del que afirma que "sigo aprendiendo". Noel Ceballos destaca que "últimamente me fascina la capacidad de producción de Joanna Robinson. Y me he dado cuenta de una cosa: las críticas de Pauline Kael siguen siendo incomprensiblemente actuales, aunque las películas de las que escribía tengan cuarenta años. Su producción es un tesoro que no deja de enseñarnos cosas".

Yago García recuerda que no se trata de compartir afinidades, sino de aprender y descubrir nuevos enfoques: "Me gustan mucho Noel Ceballos, Eulalia Iglesias, Daniel de Partearroyo y, en el terreno internacional, Andrew O'Hehir y Richard Brody; no se trata de que mis opiniones coincidan con las suyas, sino que se atienen a normas como no escudarse tras argumentos de autoridad, hablar a las claras sobre sus filias y sus fobias y, sobre todo, escribir bien".

Al final, todo se resume en transmitir la pasión por el cine, y compartir con el espectador puntos de vista que pueden haber pasado desapercibidos. O como dice Desirée de Fez acerca de Álex Gorina, "no puedo admirar más el entusiasmo de Álex al hablar de cine. Algo que echo mucho de menos en la crítica actual".

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