‘Los nuevos mutantes’ es la rara versión de terror sobrenatural del género de superhéroes, pese a que hemos visto que Marvel en el cine empezó con ‘Blade’ (1998) cortando cabezas de vampiro. Detrás de todos los sustos y apariciones que plagan este nuevo spin-off de ‘X-Men’ también hay una bonita historia de amor en su núcleo, lo que llama realmente la atención es que es la primera en presentar una pareja abiertamente queer como protagonista en una película comercial de superhéroes.
Lo extraño de esto es que no se esté levantando mucha conversación en redes ni haya mucho revuelo al respecto. ‘Los nuevos mutantes’ se inspira en el arco del cómic del oso demonio de los 80, desarrollado por Chris Claremont y el artista Bill Sienkiewicz, en el que un grupo de mutantes retenidos en una instalación secreta sufren extrañas pesadillas. La doctora Reyes (Alice Braga) argumenta que los jóvenes mutantes sin el control total de sus poderes pueden ser bastante peligrosos.
Es aquí donde Rahne Sinclair (Maisie Williams) y Danielle Moonstar (Blu Hunt) y sus compañeros de prisión, Illyana (Anya Taylor-Joy), Sam (Charlie Heaton) y Bobby (Henry Zaga), se enfrentan visiones aterradoras que los obligan a enfrentarse a los demonios de su pasado y a un feroz Oso diabólico. Pero el núcleo de la historia es como Dani y Rahne forman un vínculo especial, que a diferencia de otras películas de Marvel y Disney, muestra un amor homosexual con dos de los personajes principales, una de ellas, la protagonista.
Antes de que se estrenara la película sí que hubo una conversación en torno al tema, en la que según contaba Williams a Entertaiment Weekly.
"Su historia es una extensión real de lo que se menciona en los cómics. Rahne y Dani tienen una conexión telepática, por lo que solo queríamos extender eso en la película y reubicarlo en la realidad. Si realmente pudieran entenderse en ese nivel, entonces probablemente terminarías enamorarse de esa persona. Pero la relación no es algo de lo que se hable demasiado en la película y por eso me encantó cómo está tratado, no lo veo como un truco barato”.
Los tímidos acercamientos de los superhéroes a la cultura queer
Este detalle que comenta la actriz tiene más relevancia si cabe hoy, cuando las noticias sobre este tipo de representación se suelen exponer como un cebo, el llamado queerbait que acaba entrando como parte del aparato promocional de películas de gran éxito. Incluso se ha hablado mucho cómo de ‘Los eternos’ (2021) tendrá a la primera pareja de superhéroes abiertamente gay en el Universo Cinematográfico de Marvel por lo menos un año antes de su estreno. Por lo que ahora no solo se acepta sino que sirve para ofrecer una imagen de marca para Disney.
Pero a la hora de la verdad, el público LGBTQ es más escéptico. Las películas convencionales anteriores, como ‘La bella y la bestia’ (Beauty and the Beast, 2017), ‘Star Trek: más allá’ (Star Trek: Beyond, 2016) o el lanzamiento más reciente de Pixar, ‘Onward’ (2020), que presenta al primer personaje abiertamente gay del estudio de animación, tan solo muestran estas representaciones de forma lateral en una escena. Aunque fueran elogiadas por su representación LGBTQ, nunca llegaron a representar mucho.
El mundo de los mutantes siempre ha sido más abierto a la inclusividad. ‘Deadpool’, aunque se use de formas cómicas, resulta ser el primer héroe bisexual, aunque en su segunda parte, Negasonic Teenage Warhead encontró a Yukio, y aunque será la primera pareja abiertamente queer de todo Marvel, apenas tenían minutos en la película. La Valkyria de Tessa Thompson es LGTBI, pero la escena que hace referencia explícita a su bisexualidad fue eliminada de ‘Thor: Ragnarok’ (2017). La representación ha sido escasa en DC también, con la excepción de Renee Montoya (Rosie Pérez) en ‘Aves de presa’ (Birds of Prey, 2020).
La representación de la vergüenza
El principal problema vino cuando, ante los grandes estrenos de Marvel/Disney, sus directores celebraron ruidosamente el hecho de incluir personajes homosexuales en sus películas. En contraste, los dos estrenos más importantes del año pasado, relegaron a esos personajes, tan promocionados, a un, no ya segundo plano, sino al fondo del armario. Primero, ‘Vengadores: Endgame’ (Avengers: Endgame, 2019) sacaba pecho por un personaje gay mucho antes de que se estrenara la película.
Al final, el homosexual ni siquiera era un superhéroe, sino un hombre sin nombre, interpretado por el codirector Joe Russo, que apareció en una sola escena hablando de perder a su novio. En el caso de ‘Star Wars Episodio IX: el ascenso de Skywalker’ (Rise of Skywalker, 2019) también se afanaba en anunciar que presentaba a una pareja de mujeres en la rebelión, para relegar el momento a un beso gay de microsegundos entre un personaje secundario y su novia sin nombre. Y esta es la revolucionaria representación LGBTQ en los principales éxitos de taquilla de Hollywood dentro del seno Disney.
Aunque ‘Los nuevos mutantes’ fue rodada en 2017, su director, Josh Boone vio muchas de estas películas estrenarse antes que la suya, entre ellas el final de la saga Skywalker, y no ha tenido pelos en la lengua al opinar en toofab:
“Es el ejemplo más vergonzoso de representación queer que he visto. Eran solo gente al fondo y los cineastas decían, 'Publicaremos artículos como si esto fuera algo a lo que hay que prestar atención’. Cuando te pierdes el beso que se ve en la pantalla si parpadeas”.
Referentes de hace 25 años
Boone también dice que se inspiró en ‘Buffy, Cazavampiros’ (Buffy the Vampire Slayer, 1996-2003) y cómo la serie trató la homosexualidad del personaje Willow. Deja impronta de ello en varias secuencias del film. El director creció junto a su amigo de la infancia Knate Lee en el ultraconservador cinturón bíblico de Virginia y ha escrito el guion con él, también reflejando su experiencia, para él ‘Los nuevos mutantes’:
"Tiene una historia de amor gay, probablemente la primera en Disney con seguridad y también una de las primeras en las películas de superhéroes donde realmente es una parte integral de la trama y la historia depende de ello como si fuera una especie de columna vertebral y foco de algunas de las cosas impulsadas por los personajes en la película".
A Boone no le falta razón al reseñar que la diferencia con otros filmes que la historia gira sobre estos dos personajes que comprenden su sexualidad, pero no se centra en eso y no necesariamente es algo que llame a atención, nadie realmente lo cuestiona y surge de forma orgánica. Además, la actriz Blu Hunt no solo está haciendo su debut cinematográfico como superhéroe homosexual de Marvel, sino que es doblemente importante en términos de representación en pantalla.
Hunt es descendiente de la tribu Lakota y, como Dani Moonstar, ha tenido experiencias con personas del mismo sexo, según explica a toofab:
“He salido con chicas y me sentí genial. Solo tengo que explorar esa parte de mí misma en esta película. Nunca sentí que estuviera asumiendo un papel que no me perteneciera. Sobre la representación pensé realmente, mucho tiempo, sobre lo que significaría asumir el papel y si debería o no hacerlo. Los indígenas no me verían en el papel porque crecí en los suburbios. Pero pensé que podría servir para abrir las puertas para que más actrices y actores nativos puedan desempeñar papeles más importantes en las películas e inspire a otros jóvenes nativos a dedicarse a la actuación porque es posible”.
Representación y temas sensibles
Esta representación doble de indígena y lesbiana no ha evitado, sin embargo, las acusaciones de WhiteWashing a la película, ya que el actor elegido para hacer de Roberto da Costa, Henry Zaga, no es de piel tan oscura como el personaje del cómic. Sin embargo, Zaga es nativo de Brasil y da la impresión de ser claramente un latino en el reparto, como así lo es también Alice Braga. Por lo que la polémica en este caso queda un poco diluida, porque falta de representación, no hay.
De hecho, hay bastantes elementos que pueden resultar subversivos en el entorno de Marvel bajo el paraguas Disney. En los cómics, Rahne, conocida más comúnmente como Wolfsbane por sus habilidades de cambio de forma de licántropo, fue criada por un reverendo que intentó realizar un exorcismo en ella cuando se manifestaron los poderes de la niña, creyendo que estaba poseída por el Diablo.
En la película vemos al cura como una figura diabólica y se nos deja entrever que quizá hizo algo más que un exorcismo sobre ella. Lo mismo puede decirse del personaje de Illyana Rasputin, cuya mayor pesadilla son unos hombre sin cara que la acosan por la noche en grupo. Tampoco hay que sumar dos más dos para relacionar el horror que siente la adolescente y la posible violación en grupo que representa ese grupo de punks sin cara.
La oscuridad frente al estreno
Por ello, una vez vista, se entiende mejor que la película no encaje con la visión comercial de Disney actualmente. Frente a los superhéroes beatos y reducidos a su posición en el grupo o sus problemas para todos los públicos, los adolescentes de ‘Los nuevos mutantes’ dicen palabrotas, tienen una vida sexual activa –incluida la masturbación– y confiesan haber matado a gente cuando sus poderes se revelaron. Son más ‘The misfits’ que ‘X-men’.
Sin embargo, si se ha convertido en una de las películas más extrañamente controvertidas en años es porque, pese a un presupuesto modesto, se ha transformado en film maldito, con Disney optando firmemente por estrenar la película en cines en lugar de en VOD, pero retrasando eternamente su salida. Finalmente, en la hora final, no se han realizado proyecciones de prensa para críticos en Estados Unidos y en España tan solo unas 8 horas antes del estreno y con embargo hasta ese mismo día.
Un misterio sobre el que las explicaciones de retrasos y reshoots no arrojan ninguna luz. Solo ha habido dos estrenos importantes desde que empezó la pandemia, este y ‘Tenet’. Disney ha decidido ir contra el film más importante del año en el mismo fin de semana. Algo no cuadra, o su estrategia es directamente suicida. Silenciada en redes por la ola de debate frente a ‘Tenet’, la conversación alrededor ha girado sobre nimiedades, pero no se ha hecho mucho hincapié en la representación.
Buena, mala, mejor o peor, la relación homosexual es todo lo que claman sus creadores, pero desde Disney no ha habido ni una sola mención, no se ha sacado pecho como con otras películas con poco menos que segundos de diversidad sexual. Tanto es así que el film no lleva ni la cortinilla Marvel antes de los créditos, como si lo hizo incluso ‘Dark Phoenix’. Es comprensible que no quieran remover las brasas de un proyecto que nace muerto, pero la oscuridad a su alrededor sugiere temas menos (o no) económicos.
Enterrar una representación tan importante tan solo puede entenderse desde una puritana cautela que no interesa exponer la homosexualidad, o al menos, de la forma que la presenta ‘Los nuevos mutantes’. Quizá lo que se busque es no chafar el eslogan de “la primera película Marvel con protagonistas LGTB” que llegará con ‘Los Eternos’ y el producto heredado de Fox se ha interpuesto en su carrera hacia la meta y es preferible hundirla bajo la tierra, lo cual no solo deja el mismo rastro de homofobia corporativa, sino que además podría exponer un utilitarismo neoliberal tremendamente cínico.
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