En el visionado de un largometraje, al igual que durante una travesía en avión, los primeros instantes del viaje son críticos a la hora de llevar a buen puerto el resto de la experiencia. Dejando la aeronáutica a un lado, y ciñéndonos a lo estrictamente fílmico, las secuencias de créditos —y de apertura— son determinantes al establecer unos cimientos sobre los que se irá levantando el resto del relato, y suponen el primer y más importante cebo para captar la atención del espectador.
Además de actuar como primer y necesario reclamo, todos buenos títulos de crédito que se precien deberán sentar las bases tonales y estilísticas del largo que introducen y, sobre todo, tratar de condensar los temas y devenires argumentales del filme. Sin duda, una difícil tarea convertida en un arte que muy pocos han conseguido dominar, y que repasaré a través de —mis— 19 secuencias esenciales.
'Psicosis'
Hablar de títulos de crédito sin mencionar a Saul Bass es un auténtico sacrilegio. Aunque en mi lista particular queden fuera joyas como sus magistrales trabajos para Otto Preminger en 'El hombre del brazo de oro' y 'Anatomía de un asesinato', la obra de Bass es digna de estudio de su primera a su última pieza. No obstante, abriré la veda con la secuencia que me dio a conocer la obra del diseñador gráfico, y que puso en contacto al cinéfilo que llevo dentro con ese genio llamado Alfred Hitchcock.
Con los créditos de 'Psicosis' nos encontramos ante una perfecta combinación de sencillez y efectividad que sintetiza la condición perturbada del infame Norman Bates. El empleo de las líneas y la división de los textos nos introduce en su mente fragmentada y, junto a los enervantes violines de Bernard Herrmann, establecen el tono de un clásico imperecedero, construyendo una atmósfera de inquietud desde los primeros compases del filme.
'Vértigo (De entre los muertos)'
Sin abandonar la idílica relación entre Bass y "Hitch", la introducción de 'Vértigo (De entre los muertos)' se alza como otro ejemplo de maestría a la hora de plasmar la temática de una cinta y asentar su propuesta visual de la forma más firme posible. El recorrido en planos detalle a través del rostro nervioso de Kim Novak, siendo escrutado a través del punto de vista del obsesionado personaje de James Stewart, culmina en la caleidoscópica representación de la psique del personaje femenino que da cierre a una magistral mezcla de imagen real y grafismos.
'Plan diabólico' —'Seconds'—
Los tres minutos que dura el espectacular arranque de 'Plan diabólico' conforman una auténtica masterclass en el arte de la condensación narrativa y tonal. El juego de luces y sombras, grandes angulares, deformidades, y reflexiones aberrantes sobre planchas de aluminio, nos introduce de lleno, a través de una atmósfera de pesadilla, en la efectiva historia sobre la identidad de la cinta. De nuevo, otro trabajo brillante del Saul Bass más visceral, esta vez para John Frankenheimer.
'La cuadrilla de los once' —'Ocean's Eleven'—
Puede que no nos encontremos ante la secuencia de créditos más recordada de Saul Bass, pero su modernista juego de luz y color, utilizando el punto como leitmotiv a la hora de plasmar la esencia de Las Vegas de los años sesenta, además de ejemplar, roza lo hipnótico. El acompañamiento musical de Nelson Riddle termina de dar forma a un tono fácilmente asociable al Rat Pack de Sinatra, Martin, Davis Jr. y compañía, protagonistas indiscutibles del filme de Lewis Milestone.
'Casino'
El último trabajo de Saul Bass y su esposa Elaine les devolvió a la luminosidad artificial y sordidez de Las Vegas en un trabajo para Martin Scorsese que definieron como "una mezcla entre el Infierno de Dante y una obra de El Bosco". El descenso del personaje de Robert De Niro al infierno de neón de la Ciudad del Pecado plasmado en la apertura de 'Casino', supone un broche de oro a una carrera intachable, con un magnético juego de luz, fuego y color vestido por las partituras de Johann Sebastian Bach.
'Kiss Kiss, Bang Bang'
Dejemos a un lado la obra y milagros de Saul Bass, aunque no totalmente, porque la secuencia de créditos de 'Kiss Kiss, Bang Bang', firmada por Danny Yount, bebe sin disimulo alguno del trabajo del maestro. Esta breve pieza animada, junto a la banda sonora de Jon Ottman, capta a la perfección la esencia sesentera del filme, su aura criminal, y un tono en el que reinan el suspense y la intriga.
'Atrápame si puedes'
De nuevo, la sombra de Bass y los años sesenta se alarga hasta proyectarse sobre una de las mejores secuencias de crédito de lo que llevamos de siglo. La combinación ganadora de Steven Spielberg y John Williams, sumada a la eficacia de los artistas visuales Olivier Kuntzel y Florence Deygas, compone una introducción fabulosa repleta de espejos, disfraces y documentos, que resume de forma inmejorable el interminable juego del gato y el ratón entre Frank Abagnale y Carl Hanratty.
'Buried'
La última conexión con Saul Bass de esta lista nos trae a las fronteras españolas de la mano de Rodrigo Cortés, el diseñador Jorge Calvo, y la fantástica secuencia de créditos de 'Buried'. Como no podía ser de otro modo tratándose de un filme de esencia "hitchcockiana", los créditos son puramente "bassianos", con las líneas como elemento clave y una paleta de colores terrosa, acorde con el escenario principal de la cinta. Como último detalle, cabe destacar que el texto y los elementos no ascienden en pantalla; somos nosotros los que descendemos...
'Se7en'
Salimos del universo Bass para adentrarnos en la mente de David Fincher, comenzando con la gloriosa introducción de 'Se7en'. Replicada hasta la saciedad sin causar una milésima parte de su impacto, esta secuencia de créditos, además de atesorar un trabajo titánico en cuanto a manipulación física del fotograma se refiere, encauza sin concesiones la atmósfera sucia, grotesca y recargada del largo a través de un repertorio de imágenes espeluznante y de una remezcla del "Closer" de Nine Inch Nails que sienta al conjunto como un guante.
'El club de la lucha'
Mentiría si dijese que 'El club de la lucha' no es una de las películas que más marcaron mi adolescencia; tal vez sea por eso que su secuencia de créditos, a día de hoy, me parezca una auténtica genialidad.
El trabajo de su director y el estudio de efectos visuales Digital Domain es una delicia en múltiples aspectos, comenzando por una ejecución impecable, y terminando por un concepto brillante que nos hace recorrer el cerebro del personaje de Edward Norton siguiendo los impulsos eléctricos de su sinapsis neuronal. Fincher en estado puro.
'Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres'
De acuerdo; utilizar cualquier versión de la "Immigrant Song" de Led Zeppelin puede considerarse como una jugada sucia pero, en el caso de la introducción de la aproximación de Fincher al universo de Stieg Larsson, es sólo un añadido más a un espectáculo visual atronador y de primerísima categoría.
Aún recuerdo presenciar esta orgía de CGI fotorealista en la oscuridad de una sala de cine mientras aguantaba la respiración ante la representación pesadillesca de los temas e iconos que, más tarde, irían apareciendo en la cinta dirigida por David Fincher. Brutal.
'Amanecer de los muertos' —2004—
Igual de tramposo que utilizar a Led Zeppelin, es hacerlo con Johnny Cash; pero contar con la voz de la leyenda del country no quita mérito alguno a la que es una de mis secuencias de créditos predilectas.
El uso de material "de archivo", mezclado con los desagradables flashes de los muertos vivientes haciendo de las suyas, resulta notablemente efectivo, planteando la escala global del conflicto, y metiendo el dedo en la llaga mediante el uso de un imaginario religioso cuyas promesas de salvación no llegarán a materializarse bajo ningún concepto.
'Watchmen'
Mencionar a Zack Snyder en un artículo sobre títulos de crédito y no detenerse a hablar de la fantástica secuencia de apertura de la amada y odiada a partes iguales 'Watchmen' me parece una majadería sin sentido; así que corramos un tupido velo sobre el obvio uso de "The Times They Are a-Changing" de Bob Dylan, y centrémonos en lo que verdaderamente importa de esta joya.
El impecable y espectacular estilo visual del que hace gala el ultra-estilizado Snyder, no hace más que embellecer el recorrido de cinco minutos a través de la historia de los supergrupos década tras década —de los Minutemen a los Watchmen—. Además, presenta de forma intachable las bases de una realidad alternativa en la que los superhéroes y los eventos históricos más relevantes han tenido una relación más que directa.
'Alien'
Poco se puede decir de un alarde de sencillez y eficacia de Richard y Robert Greenberg que habla por si sólo. Una tipografía similar a la Helvetica Black, unas líneas que comienzan a aparecer de fuera hacia adentro, y una palabra que tarda más de un minuto en revelarse, flotando en el espacio, conforman unos títulos de crédito perfectos para uno de los filmes más terroríficos de todos los tiempos.
'The House of the Devil'
Los títulos de crédito del —genial— tercer largometraje de Ti West —'The Sacrament'— no suponen ningún ejemplo ni modelo a seguir en cuanto a narrativa se refiere, pero marcan a la perfección el tono, estilo y referentes del filme. Desde su tipografía, con esa tonalidad amarilla, hasta los planos congelados —leit motiv de la secuencia—, pasando por su banda sonora añeja y trasnochada; todo en estos dos minutos grita "años ochenta" a viva voz. Una declaración de intenciones rodada en 16mm.
'Agárralo como puedas'
En cuanto a comedias se refiere, puede que la secuencia de créditos de 'Agárralo como puedas' se alce como la más icónica y memorable entre sus congéneres. La sirena y el desbocado coche de policía, herederos del primer plano de la intro de 'Police Squad!' —serie en la que se basa la franquicia—, acompañados por la ya mítica composición de Ira Newborn, dan el pistoletazo de salida a un festival del mejor humor absurdo. Benditos sean los hermanos Zucker, Jim Abrahams, y Leslie Nielsen.
'Funny Games'
Cambiemos drásticamente de tono, y saltemos de la comedia dirigida por David Zucker al asfixiante thriller de Michael Haneke. Un cambio tan intenso como el que experimenta la música que acompaña a su secuencia de apertura; presentando a sus personajes en un apacible ambiente familiar en medio de un juego de adivinanzas con la música clásica como eje, para cortar el clima radicalmente y bombardearnos con el estridente grindcore del grupo Naked City. Un ejercicio de lo más extremo a la altura de un filme de lo más extremo.
'The Warriors'
No podía dejar fuera de esta lista al secuención de la que es una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Siete minutos de espectáculo setentero en el que se sientan las bases de la aventura de los Warriors, abriendo con un plano de la Wonder Wheel de Coney Island —zona segura de la banda—, y recorriendo la peligrosa New York de la época a través de una enrevesada red de metro clave en el desarrollo de la cinta.
Para terminar de completar el show, la fantástica banda sonora se entremezcla con la presentación de los personajes protagonistas a los que acompañaremos en su epopeya nocturna, y con imágenes de varias de las bandas que pueblan la ciudad, como Los Boppers o los Electric Eliminators, permitiendo entrever el potente imaginario del largometraje dirigido por Walter Hill en 1979.
'Casino Royale' —2006—
No mencionar siquiera al agente 007 en un artículo de estas características sería un pecado capital. La longeva franquicia de películas basadas en la obra de Ian Fleming ha dejado una lista interminable de secuencias de créditos memorables, engrosada por maravillas como 'Panorama para matar', 'Desde Rusia con amor', o 'Goldfinger'. No obstante, la introducción que destacaré en esta ocasión será la de la controvertida 'Casino Royale' protagonizada por Daniel Craig.
En cierto modo, la genial animación del estudio Rattling Stick supone una ruptura con lo visto anteriormente en la saga al nivel de la propuesta de Martin Campbell con el personaje. Empleando una estética heredada de la iconografía de la baraja de póker, los créditos de 'Casino Royale' huyen de las habituales figuras femeninas para volcarse de lleno en la destrucción y violencia inherentes a un Bond primerizo en eso de ser agente "doble cero". El temazo "You Know my Name" del recientemente desaparecido Chris Cornell supone el broche de oro a uno de los mejores arranques "bondianos" de todos los tiempos, y a una lista que, evidentemente, deja muchísimos grandes títulos en el tintero.
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