‘La carreta fantasma’ (Körkarlen, 1921) es un drama de terror y fantasía basado en la novela homónima de la ganadora del Premio Nobel Selma Lagerlöf, y el tiempo la ha ido colocando desde los márgenes del género a ser considerada una imprescindible gracias al nombre de Victor Sjöström, autor de la obra, que no solo la dirige sino que actúa en el rol principal sobre un guion escrito por él mismo. Una esta cumbre cinematográfica que cumple cien años en 2021.
Este clásico del cine sueco se centra en la tortuosa vida de David Holm (Sjöström), un alcohólico con una vida en picado que se encuentra pasando la víspera de Año Nuevo junto a sus amigos de la calle a los que les cuenta la leyenda que dice que la última persona en morir en el año quedará condenada a tomar las riendas de la carreta de la Muerte para trabajar los siguientes 365 días para recolectar las almas de los difuntos mientras sus noches se alargan como siglos
Justo cuando se resiste a cumplir la voluntad de una moribunda causa una pelea en el cementerio con unos compañeros borrachos y muere en el filo de la medianoche, con lo que la carreta viene a por él, comenzando junto a al último conductor un viaje por su vida a modo de recuerdos recreados, que incluyen el abandono de su esposa e hijos y el posterior tiempo en la cárcel debido a sus hábitos de bebida, siendo todo el film una lúcida reflexión sobre el alcoholismo y cómo afecta a la moral del hombre.
Cuentos y leyendas de la vieja Europa
Sjöström se adelantó a su tiempo en el uso de los flashbacks y cómo los estructura en el film, a modo de historias encajonadas, a veces como si fuera una distribución de puntos de vista de varios personajes que Holm contempla como una aparición, obligado a recorrer los pecados que cometió de forma muy parecida a la conocida novela de Charles Dickens ‘Un cuento de Navidad’ (A Christmas Carol, 1843), apreciándose la amargura y dolor que causan sus errores pasados.
La diferencia es que aquí los fantasmas del pasado se reducen a su antiguo amigo y facilitador del alcohol, Georges, con el que Holm aprende lentamente lo errático de su conducta, siendo en el fondo una gran historia de redención según las virtudes bíblicas clásicas con el perdón como verdadero valor moral en el centro. ‘La carreta fantasma’ equilibra sus predominantes elementos de drama con el folclore sueco, la superstición y el cristianismo.
El mito de la carreta fantasma tiene distintas versiones en el norte de Europa y, por ejemplo, en toda Irlanda cuando escuchamos los sonidos de un Banshee lamentándose, aparece el Cóiste Bodhar, el carruaje de la muerte de Ballyduff que indica que nuestro final está cerca, para finalmente aparecer y llevarte de viaje eterno. Pero en el film de Sjöström apenas aparece en unas pocas escenas, terroríficas eso sí, y muy determinantes en la visualización del fantástico fantasmal posterior, logrando una atmósfera de cuento alrededor de la hoguera muy efectiva.
Sin embargo, el largometraje acaba siendo un emotivo viaje por la miseria de Holm, que Sjöstrom encarna de forma magistral, logrando transmitir una gran variedad de estados de ánimo, desde la embriaguez irascible inicial hasta su redención como un hombre arrepentido, muerto de miedo y amargura que llevan al espectador a un rango de emoción nada habitual en el cine mudo, que se sobrepone a la desventaja de intercalar texto cada pocos minutos para presentar el diálogo.
Una obra eterna e influyente
Pero la variada actuación de Sjöstrom es conmovedora, apoyada también por una magnífica banda sonora, al menos la que aparece en la restauración de Criterion. ‘La carrera fantasma’ está repleta de avances tecnológicos que aguantan un siglo después de su debut. Las tomas calan como retratos fotográficos tenebresos que dotan de una cualidad gótica constante incluso cuando no aparecen fantasmas. Estos se plasman con la técnica de superposición, que da un brillo especial a los detalles sobrenaturales asombrosos con la carreta transparente de la Muerte caminando mientras la forma fantasmal de David se levanta de su cadáver.
Si Bergman decía que había que ver ‘La carreta fantasma’ al menos una vez al año, otro grande de cine como Stanley Kubrick le hizo un gran homenaje en la planificación de la mítica escena del ‘El resplandor’ (The Shining, 1980), en la que también un borracho fuera de sí como Jack Torrance iba detrás de su mujer e hija usando un hacha para romper la puerta. Lo interesante de esta convergencia es que en la novela de Stephen King realmente hay una redención final para el alcohólico, como en el film de Sjöstrom, a diferencia del clásico de Kubrick, que abandonaba totalmente ese ángulo, provocando el desdén del escritor.
"Körkarlen" (1921), Victor Sjöström
— Jonathan Martínez (@jonathanmartinz) March 19, 2019
vs.
"The Shining" (1980), Stanley Kubrick.#sidebyside pic.twitter.com/LgHXcod87i
‘La carreta fantasma’ no solo ha influido en adaptaciones de Dickens posteriores, sino en infinidad de films de cine fantástico que se pueden rastrear hasta la mismísima ‘El extraño’ (The Wailing, 2016) en la que el quiz central es la batalla por el alma del protagonista, pero además, su amarga historia de redención comparte ADN con la misma ‘Leaving las Vegas’ (1995) y su tratamiento sobrenatural de problemas como el alcoholismo de forma indulgente, o elegías fantasmales como 'Hereafter' (2010), ‘A Ghost Story’ (2017) que supeditan el sentimiento de sus imágenes a su trama sencilla de emociones postmortem.
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