La stella che non c’è de Gianni Amelio ha encontrado en el Festival de Venecia opiniones para todos los gustos, desde proclamarla como la película favorita, y hablar de que el director ha conquistado La Mostra, hasta tratarla de torpeza y describirle una fría acogida.
No sabremos quién tiene razón (o quién se acerca más a nuestros gustos) hasta que podamos apreciarla nosotros mismos y para entonces seguro que ya habremos olvidado todas estas palabras, teniendo en cuenta lo que tarda en llegar a nuestras salas el cine italiano.
El anterior film del director, Las llaves de casa, supuso para el festival una avalancha de quejas por parte de la crítica, que lo consideraba merecedor del León de Oro (premio que ya se llevó en 1998 con Così ridevano), y aún así, a nuestras salas llegó con más de un año y medio de retraso.
En lo que sí parecen estar todos de acuerdo es en que Sergio Castellitto, que interpreta a un ingeniero en paro, que viaja hasta la China para reparar una maquinaria vendida por su anterior empresa en mal estado, tiene todos los puntos para llevarse la Copa Volpi. Sin desmerecer el trabajo de Tai Ling, la protagonista femenina de esta historia, de la que también se ha hablado muy bien.
A mi personalmente Castellito es un actor que me encanta, a pesar de que se le tache de excesivo en ocasiones. Veremos que decide finalmente el jurado.
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