Sevilla Festival de Cine Europeo 2010: 'El regreso' y 'Tender Son – The Frankenstein Project'

Sevilla Festival de Cine Europeo 2010: 'El regreso' y 'Tender Son – The Frankenstein Project'
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Dos nuevas producciones se asoman a la sección oficial y aportan ese lado exótico que en muchas ocasiones gusta tanto en un festival cinematográfico. Exótico no en cuanto a su definición de extravagante sino al de chocante y extraño. Porque son títulos que difícilmente encontraremos en salas de cine y sin embargo pueblan a sus anchas un certamen, donde se supone que el arte está muy por encima de la industria y es su principal valor (y reivindicación).

Todo esto está muy bien. Pero encontrarse en la sección oficial un documental claramente grabado y concebido para su exhibición televisiva (y con suerte) y metido con calzador, es lo que se dice una decisión exótica por parte de la organización. Y más cuando existen secciones específicas donde tendría perfecta cabida y se comprendería mejor. Además, volvemos a toparnos con una de esas cintas que tanto gusta al jurado, una producción húngara que se aleja diametralmente del concepto de cine para las masas, para depararnos una película difícil y poco accesible. Pero esto es un festival y marca sus propias reglas.

'El regreso', un viaje a la memoria de Goytisolo

el regreso fotograma

Este documental de producción andaluza obra de Nonio Parejo es un viaje a la memoria del escritor Juan Goytisolo. Un trayecto hacia la Almería de hoy vista y narrada con los ojos y la memoria del novelista que cincuenta años atrás descubriera con estupor y plasmara en su conocida obra 'Campos de Níjar'. En este trayecto, al margen de la voz de Goytisolo y su sorpresa al descubrir lo mucho que ha cambiado todo, desde el paisaje a la población, asistimos a un recreación a través de distintas personalidades sobre el enorme valor de esta obra del artista.

Como comentaba, un documental de producción televisiva y de técnica poco depurada, donde sus defectos de producción parecen supeditarse a la inmensa emoción que Goytisolo muestra y el resto de personalidades lo incrementan con sus reflexiones y lógica veneración al escritor. Y digo técnica poco depurada (siendo muy generoso) porque ni siquiera en su juego recrear imágenes y escenas de la novela donde se describen con detalle a través de actores, se consigue un efecto medianamente aceptable en su resolución. Jugando con el blanco y negro, con la interposición de la imagen real y la recreación, se consigue un resultado pobre artísticamente.

Aunque nada de esto interesa al realizador, es simplemente un juego para adornar el principal valor de este regreso a la Almería actual. En un acto complaciente y casi institucional donde se remarca, una y otra vez, de forma machacona, el enorme progreso que ha vivido esta tierra. Antaño lugar de donde huir y que hoy acoge a múltiples nacionalidades en su angosto y árido paisaje.

El acompañamiento de otras figuras del arte, la política o la educación, principalmente locales, a Juan Goytisolo en este viaje no hacen sino remarcar ese carácter de homenaje rendido y complaciente que destila cada imagen y cada texto del documental. Algo de interés podría aportar la presencia de Vicente Aranda, a la sazón chófer (y fotógrafo desinteresado) hace cincuenta años del escritor en su viaje a la Almería profunda, pero queda demasiado diluido por ese carácter complaciente que tan sólo intenta de aplaudir el valor de la citada obra del escritor para esta tierra. Unido a ello, y como forzada apelación a la memoria de los veteranos, se intenta destacar el carácter rebelde y subversivo del artista en plena época de represión franquista. En un final digno de un spot de campaña política que termina por aflorar y ponerse en total evidencia, sin mayores tapujos.

'Tender Son – The Frankenstein Project', si Mary Shelley levantara la cabeza…

tender son 2

El húngaro Kornél Mundruczó, un habitual de este certamen en años anteriores, es un prometedor y casi contrastado cineasta de su país que ha pasado con cierta notoriedad por algunos festivales cinematográficos. Hace un par de años trajo a Sevilla 'Delta' un drama en el que demostraba que su cine se aleja diametralmente del hacer contemporáneo, proponiendo una historia dura y una narración acompasada pero muy apropiada al relato. Sin ser una obra notable, al menos a quien esto suscribe le pareció rescatable entre la mediocridad que suele poblar la sección oficial. Por tanto, este año esperaba con cierta esperanza a Mundruczó y su versión libre del 'Frankenstein' de Mary Shelley.

Sin embargo, parece que el realizador húngaro se ha dejado embaucar por el radicalismo de un cine difícil, poco accesible y donde el valor del cine como arte alcanza (en realidad pretende sin conseguirlo) una libertad creativa absoluta. Una película radical, en donde Mundruczó reflexiona sobre la creación del monstruo plasmado en una historia contemporánea y encajada en un escenario irreal, o más bien, falsamente real, para que el espectador intente extraer reflexiones meditabundas y de profundidad kierkegaardiana.

Lamentablemente el resultado es tan pretencioso, duro y extremo que más que conseguir que el espectador reflexione (razón que argumenta el propio director al ser preguntado por el ritmo del film) lo que consigue es que se desenganche de su relato y acabe por picarle hasta el último poro del cuerpo mientras se revuelve en la butaca hastiado por el aburrimiento.

El tono de clara influciencia soviética está muy bien, sobre todo cuando se imita o se intenta aproximar con calidad, con criterio, con buenos argumentos y sólidos fundamentos. Pero aquí, Mundruczó patina en su intento de trascendencia, de utilizar la imagen retórica, el símbolo para conseguir una aproximación, un ensayo de la esencia del Frankenstein en el que intenta inspirarse. Utiliza un joven traumatizado que regresa –tras huir del orfanato– en busca de su madre y se topa con su padre al que no conocía. Es un muchacho desprovisto de sentimientos, un monstruo creado por sus padres con costuras emocionales que acaba provocando situaciones grotescas, escenas metafóricas, narradas con tanta artificialidad camuflada de "autoría", que sólo deja evidenciar la elevada pretenciosidad del realizador. Por cierto, aquí también metido a actor principal. Si Mary Shelley levantara la cabeza…

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