Hoy llegaba el turno de uno de los títulos más esperados y que muy pronto se podrá ver en cines. En concreto se trata de ‘Partir’ y se estrenará el próximo viernes comercialmente. El hecho de que una directora como Catherine Corsini esté al frente de un reparto de dos actores reputados como Kristin Scott Thomas y Sergi López la cosa apuntaba, a priori, muy interesante. Si le sumamos que la película ha funcionado muy bien en la taquilla francesa, tenemos más alicientes si cabe.
La historia planteada ya nos la adelantó, así como otros detalles, el mismo Sergi López al comienzo de este Festival. Se trata de una pasional historia de amor, entre una mujer de unos 40 años que tiene una vida acomodada y burguesa, y un albañil que ha estado en la cárcel.
La cinta plantea la historia de amor carnal y tremendamente devoradora que catapulta la vida, supuestamente feliz, de una mujer con una familia a la que se debe. Un buen día, surge un flechazo y la esposa y madre decide dejarlo todo por amor. Hasta aquí el planteamiento no resulta especialmente original y Corsini no se explaya demasiado en detalles. Va al grano aunque le falte algo más de verosimilitud y detalles para que se justifique ese amor a primera vista tan intenso. Lo verdaderamente original, con una correcta puesta en escena y una fotografía brillante, es la narración de cómo la mujer se lanza de forma casi suicida a vivir ese amor y los problemas que le conlleva con su familia. Especialmente sintomático es el caso del marido, un médico burgués e influyente que se niega a admitir el abandono y hace lo que puede para hacerla regresar.
Se plantea una situación trágica, donde el intenso amor es cuestionado, por encontrarse con enormes dificultades para continuarlo. Pero la pasión arrastra a la protagonista hasta límites insospechados, no renunciando a llegar a donde pueda con tal de mantener su carnal historia de amor. Aquí hay que subrayar que la historia gana enteros, en intensidad narrativa y con escenas notables. Pero, especialmente destacable y fundamental para el resultado es el encomiable trabajo de una actriz como Kristin Scott Thomas. Captura con su interpretación toda la atención, despliega un gran abanico de matices, sutileza, entrega, para mostrar el amor intenso y a la vez, la amargura por no poder llevar con total felicidad su drástica decisión. Momentos de buen cine, pero sobre todo de gran interpretación de la actriz británica. La película es ella.
La otra cara del día, por opuesta y alternativa a la cinta francesa ha sido ‘Transmission’, del realizador húngaro Roland Vranik. Se trata de una cinta desconcertante que plantea una situación absurda, hipotética y nada convincente sobre el mundo cuando las pantallas dejan de funcionar. Situación que se plantea a través de una mirada a una familia rota, de tres hermanos que tienen que superar una tragedia sin la necesaria evasión que supone pasar el tiempo (y los problemas) mirando el televisor. La película no conecta en ningún momento, se queda en un espacio y tiempo indefinido, con una falta total de intensidad y con un interés casi nulo que no remonta y cae en picado hasta el final. A pesar de su título, no transmite absolutamente nada y el juego de la situación absurda resulta pobre y escasamente convincente.
Según el propio realizador ha comentado, pretendía huir de lo apocalíptico y plantea el relato como una forma de ver la adicción y el síndrome de abstinencia ante un hipotético apagón de las pantallas de televisión. Pero lo realmente cierto es que sólo consigue una película demasiado metafórica, distante y profundamente aburrida (en vez de aplausos hubo sonoros ronquidos).