La jornada de hoy deparaba dos títulos bastante dispares. Una historia de amor colorista con tintes filosóficos ambientada en Noruega y Sevilla (¿?) y un drama israelí, también con historia de amor de fondo, pero bien diferente, más acentuado con sabor tremendamente trágico. Ambas dirigidas por mujeres (a las que se quiere homenajear en esta edición) y que van completando una sección oficial necesitada de un título ganador.
‘La joven de las naranjas’ dirigida por Eva Dahr tiene producción española y Sevilla es escenario de buena parte de la misma. Se trata de una adaptación de la novela del popular Jöstein Gaarder (que ha pasado por aquí para apoyar la cinta, aunque lo suyo sean los libros), que nos cuenta a través de los ojos de un adolescente un dilema sobre el amor, la búsqueda del mismo y las decisiones que nos hace tomar en la vida y que determinan su discurrir.
Demasiada filosofía para una historia pobre, breve y sin demasiadas pretensiones que acaba siendo un pastiche de escenarios, desde la fría nieve noruega a los lugares más turísticos de una ciudad tan colorista como Sevilla. Un joven que encuentra en una carta de su padre fallecido la historia de la joven de las naranjas, un idilio misterioso que mantuvo y donde el amor está presente como epicentro del universo. La mezcla de nieve, sol sevillano y naranjas no resulta especialmente acertada, por mucho que los productores (y la propia realizadora) hagan hincapié en que se trata de mostrar tres niveles argumentales, tres capas para hacer reflexionar al espectador. Una singular mezcla de imágenes y músicas con momentos videocliperos, estampas turísticas y trasfondo filosófico pueril, sin un tono claro. Para olvidar.
El otro título presentado hoy en la sección oficial es ‘Jaffa’, un drama en toda regla dirigido por la realizadora Keren Yedaya que nos ambienta la complicada situación de una familia, a través de los ojos (y las lágrimas) de una hija que trabaja junto a su padre y hermano en un taller de coches en el corazón del barrio israelí de Jaffa. Allí también trabajan un joven árabe y su padre. Una relación clandestina entre la muchacha judía y el musulmán que deviene en una tragedia descomunal con ritmo pausado, que intenta ahondar en las decisiones erróneas, lo fortuito y las complicadas relaciones familiares, y mucho más diluida (casi inexistente) queda la mirada a los conflictos entre judíos y musulmanes que conviven en esta zona. De hecho, ambientar la cinta en Jaffa no termina de quedar demasiado justificada (y por tanto desaprovechada), puesto que acaba siendo un drama con temas más universales, y que bien pueden darse en cualquier rincón del mundo.
Un pequeño recorte en el metraje no le hubiese venido mal, a pesar de que la realización de la prestigiosa Keren Yedaya (brillante trabajo en ‘Or’, que ganara varios premios en el Festival de Cannes en 2004) es estimable, a pesar del exceso e intenso tono trágico que le imprime al relato. Sin embargo, resulta un trabajo flojo pecando de exceso en sus énfasis y por momentos redundante.