Seminci 08: 'Adoration'

Seminci 08: 'Adoration'
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Atom Egoyan, director canadiense de origen armenio y egipcio, es una figura del cine que me parece particularmente interesante desde que vi 'Ararat' y 'El viaje de Felicia', dos films extravagantes, poéticos e intensos. Todo junto. Ahora ha venido a su festival preferido, ése que le ha acogido, que le ha dado premios y reconocimiento en nuestro país. 'Adoration' es su última película, y la última de la sección oficial de la 53 Seminci.

'Adoration' arranca muy bien, mostrándonos a Simon (Devon Bostick), un chaval resentido que, animado por su profesora de francés y arte dramático, se le ocurre hacer una analogía entre su padre y un terrorista jordano que puso una bomba a su novia embarazada para hacer explotar un avión. Lo que no sabía es lo lejos que iba a llegar todo.

La película delimita un universo cerrado en el que la interculturalidad, Internet, el racismo, las tradiciones familiares y los recuerdos forman un todo desasosegante. La cosa es que Simon perdió a sus padres en un accidente de tráfico, y ahora es su tío Tom (Scott Speedman) el que le cuida, con sus correspondientes problemas económicos, ya que con su trabajo de gruísta no alcanza para mantenerlo. Simon tiene un turbio recuerdo de sus padres, sobretodo manipulado por su abuelo, recientemente fallecido, que odiaba a su padre por ser el único que hacía frente a sus principios de dudosa moralidad.

'Adoration' contiene unos personajes llenos de matices y una poesía inherente que la llena de ritmo y de interés. Egoyan sabe cómo debe fluir la historia, qué pasos tienen que ir dando los personajes. Les conoce, sabe sus motivaciones y, desde lo lejos, es consciente de cómo va a terminar todo. Simon está condenado a superar el trauma que le ha marcado su infancia y adolescencia, y Tom por fin se liberará de ocultar ciertos aspectos de la vida de sus padres.

Las interpretaciones de Devon Bostick y Scott Speedman son más que notables, dando a sus personajes gran cantidad de matices, así como destaca la belleza de Rachel Blanchard (que interpreta a la madre) y los diálogos de Sabine (Arsinée Khanjian), la profesora de francés. La música, de Mychael Danna, por otra parte, con su tema central de violín omnipresente, está especialmente inspirada y da gran parte de la fuerza lírica y la belleza de la que presume 'Adoration'.

Lo increíble es que, aun con la lentitud de su desarrollo argumental y la impresión que nos deja de que "no nos ha contado demasiado", entretiene y capta nuestra atención. La primera hora es muy prometedora. A partir de ahí se hace algo redundante y menos intensa, que no necesariamente peor. Egoyan es un amante de la belleza de las pequeñas cosas, nos muestra cómo llevarse un coche con la grúa puede ser algo extraordinario, lleno de poesía; o cómo Simon, en unos curiosísimos chatrooms, en los que cada persona es una cuadrícula de la pantalla, se comunica de forma muy artificial, con todo tipo de bichos raros de todas las edades, personas aburridas, frustradas, neonazis, radicales; el belén que representa la familia "perfecta" que su abuelo creía tener.

'Adoration' muestra símbolos de una vida que Simon quiere dejar atrás. Es una película llena de contenido. Quizá su problema es que Egoyan se pierde demasiado en la ambición, en la estética, en el conjunto, y no sabe expresar totalmente todo el potencial narrativo que se adivina. Una pena, porque 'Adoration' es un film que se posiciona sorprendentemente cerca de lo que puede ser una obra maestra, una película ejemplar. Una perspectiva más clara y directa, una narración menos retorcida (es no-lineal), le habría dado a este film una Espiga de Oro justo al aparecer los créditos finales. Aun así, es una de las candidatas, por supuesto.

Reacción del público: gran aplauso.

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