Richard Gere recibe el premio Donostia

Ya en otras ocasiones habíamos observado la arbitrariedad de la concesión de estos premios. La elección de la persona galardonada se suele basar, antes que en cualquier otro criterio, en si se encontrará presente para recogerlo.

Richard Gere y su mujer, Carey Lowel, acudieron a San Sebastián para presentar ‘La gran estafa’ (‘The Hoax’), de Lasse Hallstrom. Esa noche, el actor recibió el Premio Donostia, en el Kursaal, de manos de la actriz Aitana Sánchez-Gijón. Para completar la velada, presentó la película del escritor y presidente del jurado Paul Auster, ‘La vida interior de Martin Frost’, que se proyectaba fuera de concurso.

Más ídolo de masas que actor de prestigio, Richard Gere tiene una carrera llena de taquillazos poco respetados: ‘Pretty Woman’, ‘American gigoló’, ‘Oficial y caballero’, etc…

Por lo que se cuenta de la rueda de prensa y la llegada del actor, su comportamiento se podría parecer al de Tom Cruise en el programa de Oprah Winfrey, que ya le mereció una parodia en ‘Scary Movie 4’. ¿Seguirá Gere los preceptos de la Cienciología o se habrá contagiado de su personaje en 'Mr. Jones'? El director del festival, Mikel Olaciregui, declaró que "Me quedé hasta cortado", por el abrazo con el que le saludó el actor, con quien sólo había hablado por teléfono una vez. También abrazó a una periodista cuya pregunta no había comprendido.

“Llevo mucho tiempo viviendo este tipo de situaciones", aseguró Gere, de 58 años, "No esperaba esta recepción tan generosa, las caras de la gente tan abiertas, tan alegres, con tanto cariño. ¿Cómo no voy a responder a esto?". Al principio de su carrera "Quería escaparme, ahora estoy madurando y veo que así es la vida".

Gere comentó que seguía " teniendo la actitud de no saber lo que hacer cuando crezca. El premio me llega en un momento raro de mi vida. Siento que ni siquiera he llegado a la mitad de mi carrera. El premio supone un extraordinario aliento para ser y trabajar mejor en el futuro. Me hace sentir humilde y muy agradecido".

Aunque negó haber pedido el boicot, declaró que "China está viviendo un momento decisivo en su historia, pero puede tomar diferentes caminos. Obviamente, la grandeza económica debe ir acompañada de la grandeza moral y humana. Los Juegos Olímpicos son una oportunidad fantástica, con la llegada de atletas, periodistas y gente del mundo entero, para demostrar su grandeza humana. Me encantaría el éxito de China pero no lo tendrán si siguen abusando de los derechos humanos, de los tibetanos y de otras minorías. Tenemos que asociarnos todos para conseguir la grandeza de China, en beneficio no sólo de los chinos, sino del mundo entero".

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Fuente | El País

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