Finalmente, después de un largo viaje y de resolver asuntos peliagudos como el de encontrar un adaptador para cargar mi PowerBook (no, no se me quedó, estuvo un buen rato perdido no más), y aunque en el momento de redactar esto, todavía debo encontrar una red para enviar la información, puedo escribir desde Cannes.
El domingo en la noche, cuando llegamos, Oliver Stone proyectaba los 20 primeros minutos de su último filme, World Trade Center, seguido de Platoon. La proyección contó con la presencia de Wiilian Dafoe y Charlie Sheen.
Ayer lunes estrenaron X—Men 3, un poco después —¿o antes?— del último filme de Aki Kaurismaki. En la tarde fue el turno de Il Caimano, de Nani Moreti. No obstante, y como suele suceder en todos los festivales, ayer fue un día que tuve que invertir en labores de adaptación: ¿qué películas pasan? ¿Dónde entregan las acreditaciones? ¿Dónde está mi adaptador? ¿Dónde puedo comprar uno? ¿Dónde se consiguen las entradas...? Etcétera, etcétera, etcétera...
Esta mañana asistí al pase de prensa de Babel, el último filme de Alejandro González Iñárritu. El filme, protagonizado por Brad Pitt, está estructurado en una manera muy similar a la de Amores Perros: tres historias paralelas aunque estas transcurren en tres lugares distintos (en algún lugar de Marruecos, en Tokio y en la frontera mexicano—estadounidense).
Aunque este filme, narrativamente hablando, es más líneal, alguien en la cabina de proyección debió ponerse creativo y repitió uno de los rollos, lo que le añadió un leve toque a la 21 Gramos al pase. La proyección se detuvo y en unos minutos estuvo el asunto arreglado. Una proyección inusual.
Esta noche espero ver la última película de Bruno Dumont, en estreno.
¿Celebridades vistas? Unas cuantas. ¿Es aquella Carmen Maura? ¿Acabo de ver a William Dafoe? ¿Realmente la diosa de cabellera azabache y sombrero de beisbolista era Monica Bellucci...?
