El británico Ben Crowe, de 27 años, nunca estudió cine. Su cortometraje The Man Who Met Himself costó poco menos de 600 euros, (o 400 libras esterlinas). Justo el día que supo que se iba a quedar sin su empleo en una compañía ferrocarrilera, también le dieron una muy buena noticia: su corto había sido seleccionado para la competencia oficial del Festival de Cannes.
The Man Who Met Himself cuenta en 10 minutos la historia de un detective privado que investiga un suicidio. Según The Guardian, Crowe vendió su mandolina para conseguir el dinero con el que compró un cámara y pudo rodar los fines de semana. Su equipo de filmación estuvo compuesto por amigos y familiares. Su hermano Daniel interpreta el personaje principal. Su novia Preti Taneja es coguionista y coproductora. Crowe editó el material en un ordenador Apple.
Pero después de tan inesperado éxito, una cosa les sigue preocupando a todos: ¿conseguirán el dinero suficiente para asistir al festival.