Tampoco creo que a Michael Haneke le vaya a dar un ataque por esto, pero el caso es que este año la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood se ha quitado de encima nada menos que ocho películas extranjeras antes de entrar en competición alguna, entre ellas Caché, del director austriaco. Algunas han quedado fuera por problemas burocráticos como no enviar la cinta en el periodo previsto, que ya hay que ser cafre.
Pero lo más curioso es que cuatro películas se quedan fuera por una regla bastante estúpida. Por lo visto, para que una película pueda participar en la categoría de mejor cinta en lengua no inglesa, el idioma principal del diálogo debe ser el del país de origen. Esto, que ya por definición suena problemático, ha hecho que Caché se quede fuera del proceso de selección. Y es que en el filme austriaco se habla sobretodo francés y no alemán, cosa que por lo visto convierte a una película en maldita o algo así. La favorita francesa Joyeux Noel ha estado en la cuerda floja hasta que han demostrado cronómetro en mano que hay más francés que alemán o inglés.
Las otras películas descartadas son: la griega Brides, la italiana Private (aunque ya comentamos que tenía sustituta) y la cinta de Sinpapur Be with me. Las tres por ser en inglés, algo incluso comprensible.
Pero Patrick Stockwell, el portavoz del comité seleccionador para la división de películas extranjeras, ya ha dicho que lo que ha pasado este año no es normal, y no descarta que se cambien las reglas en el futuro para evitar que vuelva a pasar. La experiencia nos dice que en los Oscar cualquier película que se haya estrenado en el mundo durante el plazo correspondiente a esa edición (y que se haya presentado, claro) es susceptible de ser nominada y premiada en cualquier categoría.
Pero hay una categoría específica que siempre viene bien para aumentar el seguimiento de la ceremonia en el resto del mundo, algo que en realidad deriva en una mayor fama mundial de las estrellas de Hollywood y que finalmente debilita a las otras cinematografías del mundo (aunque eso es otra historia). Sí, es la categoría de mejor película en lengua no inglesa, en la que obviamente no pueden participar las películas rodadas en inglés.
El error es que se plantee como un concurso de naciones, en el que cada cual presenta su campeón para luchar en la “primera división”. Debería ser la propia Academia estadounidense la encargada de seleccionar las películas de entre las no anglófonas de ese año. ¿Mucho trabajo?, pues sí, pero no acaba de ser justo que le pasen el muerto a los demás. Precisamente a las academias nacionales sobre quienes no van a recaer apenas beneficios directos o indirectos de la ceremonia.
Esto de los premios es una maniobra de marketing donde el arte al final tiene poco que ver. Pero ya que lo hacen, háganlo bien, hombre.
Vía | El País