Los años 90 fueron una etapa de transición para el cine de acción en Hollywood. Los grandes héroes de la década anterior como Sylvester Stallone o Arnold Schwarzenegger seguían al pie del cañón, pero también surgieron otros intérpretes con un físico más convencional que lograron convertirse en auténticas estrellas. Mi favorito siempre será el caso de Nicolas Cage, pero el de Keanu Reeves también es muy reseñable.
Reeves ya había despuntando en 1991 con 'Le llaman Bodhi', pero tuvieron que pasar tres años para regresar al género de acción con 'Speed: Máxima potencia', todo un clásico moderno y uno de los primeros títulos que me vienen a la mente cuando pienso en esas películas que buscan entretener por encima de todo y lo consiguen con creces, sin importar demasiado las veces que la hayas visto y que hoy podréis recuperar en Neox a partir de las 22:00.
Pura adrenalina
'Speed: Máxima potencia' podría haberse limitado a ser una especie de 'Jungla de Cristal' en el interior de un autobús. De hecho, se intentó que John McTiernan se ocupase de la puesta en escena, algo que descartó porque la versión del guion que llegó a sus manos le recordaba demasiado a la inolvidable cinta de acción protagonizada por Bruce Willis.
Eso no quita para que la sombra de McTiernan sobrevuele por la película a la hora de abordar las escenas de acción por parte de un Jan de Bont que debutaba al frente de una película tras haber ejercido como director de fotografía en infinidad de títulos, entre ellos la propia 'Jungla de Cristal'. Eso se nota en la precisión a la hora de abordar las imágenes, logrando mantener en todo momento la tensión, incluso cuando el guion incurre en soluciones que buscan demasiado la emoción por encima de cualquier tipo de verosimilitud.
Es precisamente eso lo que aleja a 'Speed: Máxima potencia' de ser una de las mejores películas de acción de todos los tiempos y no solamente de los años 90, ya que por lo demás es una película con las ideas muy claras que sabe muy bien cómo ejecutar todo lo que plantea, sea en el intento de atentado terrorista en el ascensor con el que arranca la función, dentro del autobús o en un tramo final quizá un tanto accesorio pero que cumple su función con creces.
Por el camino, 'Speed: Máxima potencia' sabe cómo trasladar al espectador el chute de adrenalina que los propios personajes necesitan para que ese interminable viaje en autobús no salga mal y uno sea más permisivo con ciertas licencias que el libreto se toma para que el espectáculo sea algo continuado, encontrando el complemento perfecto en esa rivalidad entre los personajes interpretados por Reeves y Dennis Hopper.
Es cierto que son formas muy diferentes de abordar esa rivalidad, pero siempre que veo 'Speed: Máxima potencia' me acuerdo de los múltiples enfrentamientos dialécticos entre Clint Eastwood y John Malkovich en 'En la línea de fuego', probablemente en parte por la cercanía temporal entre ambos. Eso no quita para que sea consciente que aquí prima más el espectáculo, pero también sé que sería una película mucho menos disfrutable sin esa necesaria química entre héroe y villano y los continuos juegos de inteligencia entre ambos.
Tampoco me quiero olvidar de lo bien que funciona la pareja forma por Reeves y una Sandra Bullock que exuda naturalidad, confirmando aquí lo que ya transmitía en la muy entretenida 'Demolition Man'. Puede que tanto Jack como Annie se queden muy lejos de ser iconos del cine de acción, pero ambos funcionan de maravilla juntos y te crees que de ahí puede surgir una relación entre ambos.
Más allá de eso, puede que 'Speed: Máxima potencia' tenga algunas escenas que rocen la estupidez, pero es que la película sabe moverse en aguas en las que otros se hubiesen hundido. No me cabe duda de que el trabajo de Joss Whedon retocando el guion original de Graham Yost fue clave para ello, pero también contar con una buena galería de personajes secundarios para terminar de encontrar ese punto necesario de convicción, naturalidad y credibilidad para que nos lo pasemos en grande con ella.
'Speed: Máxima potencia' fue un gran éxito de taquilla, ya que logró una recaudación mundial de 350 millones de dólares cuando su presupuesto fue de "solamente" 30 millones. Lógico que en Fox estuviesen como locos por hacer una secuela que finalmente no contó con Reeves y acabó fracasando, finiquitando así la franquicia.
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