En los últimos años ha sido especialmente satisfactorio ver a Robert De Niro brillar en papeles dramáticos, principalmente porque buena parte de las últimas décadas las ha gastado en un piloto automático bastante decepcionante. Especialmente porque el problema no son algunas de esas comedias que, aparentemente, ha realizado por el suculento cheque. Ya sabemos que es capaz de brillar en el género gracias a clásicos como ‘Huida a medianoche’.
La mejor compañía
Una de las comedias de acción definitivas, igual hasta de las más influyentes, donde De Niro está fantástico y a la altura de un genio del género como Charles Grodin. Ambos se ponen a las órdenes de un Martin Brest en su momento pletórico como director, dando este clásico que se puede ver hoy en televisión a través de Be Mad a partir de las 17:30.
De Niro es Jack Walsh, un ex-policía de Chicago que en Los Ángeles se dedica a ser cazarrecompensas, esperando recaudar el dinero para poder retirarse de la vida buscando criminales. De repente recibe su oferta soñada, una gran suma a cambio de cazar y trasladar a un contable detenido que trabajaba para la mafia. Pero traer a “El Duque” Jonathan Mardukas de vuelta va a volverse un proceso tan fastidioso como inesperadamente maravilloso.
Aquí vemos a Brest llevar a su máximo nivel el tipo de comedia que le caracteriza, que va macerándose en las situaciones, sean graciosas o dramáticas. Un estilo que se trasladó a lo paródico cuando se cambió a los dramas durante los noventa, pero hizo especiales tanto esta como sus anteriores comedias, ‘Un golpe con estilo’ y ‘Superdetective en Hollywood’.
Aquí reposar en el tiempo permite vender por completo la relación que se va formando entre estos dos personajes durante el viaje por el país. El humor es empleado con mucha astucia para ir perfilando sus caracteres y cómo van a conectar, y también para camuflar los aspectos más trágicos que van revelándose poco a poco, de una manera que se siente con especial gusto. La película tiene unas dos horas bastante marcadas, pero te podrías pasar más horas con estos dos señores saliendo de aprietos y soltándose pullas.
Todo ello con algunas secuencias de acción explosivas notables, propias de la época, para poder hacer la combinación de géneros más sensacional posible. Y, a pesar de la naturaleza de espectáculo y de ese desafío que De Niro y Grodin mantienen por hacerse reír entre ellos en cada secuencia, puede ser una de las películas más frescas y naturales del Hollywood de los ochenta. No pocos la consideran la ‘Casablanca’ de las buddy movies, y la verdad es que razones no le faltan aunque tan sólo sea por influencia en el cine de acción posterior.
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