El increíble carisma mostrado a lo largo de su filmografía explica de sobra cómo Mel Gibson se llegó a convertir en la mayor estrella de cine durante un tiempo. Más inesperado ha sido que haya terminado siendo uno de los más destacados directores de cine épico de las últimas décadas. Incluso se puede argumentar que su mejor trabajo está lejos de las extenuantes dimensiones de ‘Braveheart’ y más cerca de la intensidad cruda de ‘Apocalypto’.
El fin de la civilización está cerca
Consiguiendo el improbable exitazo mundial con ‘La pasión de Cristo’, Gibson decidió ir más lejos aún en testar hasta donde estaba dispuesto a seguirle el público con una película de acción y aventuras centrada en la decadencia del imperio maya. Y, por si fuera poco, con una aproximación del maya yucateco como idioma original. Una demoledora experiencia que se puede ver hoy en televisión a través del canal Paramount a partir de las 22 horas (también se puede encontrar en streaming a través de Amazon Prime Video).
En ella, una fuerza invasora desconocida asola a las tribus mayas, y estas se entregan a la providencia de profecías pasadas y posiblemente desfasadas. Los gobernantes aprueban el aumento de los templos y de los sacrificios humanos que sirvan a los dioses para proporcionar prosperidad, apresando a un joven padre de familia que escode a su mujer embarazada y su hijo. Este hombre maya comenzará una intensa lucha por la supervivencia.
Gibson consigue hacer increíblemente trepidante esta historia sobre los declives inevitables de la civilización. Incluso aunque pueda quitar algo de hierro a algo tan serio como la conquista de América (o incluso minimice la supuesta gesta de los conquistadores españoles), el americano-australiano nos mete de lleno en un clima de tensión que se dirige a su propio colapso.
En ‘Apocalypto’ sus tendencias maximalistas, que a ratos pueden bordear lo hortera (y también lo xenófobo), están bien orientas a hacer un cine de aventuras y supervivencia hiperrealista que noquea por completo. Su creación del conflicto es interesante, y su desarrollo de la acción imponente y claro, incluso con las dificultades que plantea siempre rodar en territorios como la jungla.
Aquí consigue algo mucho más apasionante sin necesidad de caer excesivamente en la explotación de las emociones del espectador, haciendo un trabajo especialmente maduro desde un enfoque bastante directo y casi minimalista. Gibson ha tenido momentos remarcables como cineasta, pero pocos tan extraordinariamente equilibrados entre lo exquisito y lo brutal como en ‘Apocalypto’.
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