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¡Ah, los docurealities de subastas! Reconozco que me va más el regateo que la puja, pero es que en 'Container Wars' lo de menos es el contenido. Soy fan de sus formas, de sus enfrentamientos guionizados y sus personajes tan sumamente caricaturizados. Si no fuera porque se graba en exteriores, pensaría que de un momento a otro todo ese teatrillo de cartón se va a venir abajo; incluso los que parecen estar participando en la subasta pero sólo están ahí para hacer bulto. Todo cartón.
Aunque la ausencia de Xplora ha hecho mella en esta sección, aún tenemos canales como Discovery MAX para seguir la pista de los nuevos espacios y formatos que sigue generando la telerrealidad. Cierto que lo de las subastas "a ciegas" no es nuevo -lo hemos visto con trasteros, con maletas perdidas en los aeropuertos e incluso con casas- pero en 'Container Wars' se puja por (la mayoría de las veces) material nuevecito y sin estrenar. Desde cargamentos de pelotas de ping pong hasta motos acuáticas o cajas repletas de tecnología made in China. La cantidad de información que tienen los que participan en la subasta varía de unos lotes a otros.
¿De qué va?
Un trío de israelíes que van de duros (Shlomi, Eyal & Uzi) llamándose The Kids; una ex-Miss Internacional que se autodenomina Treasure-Queen (Deana Molle); dos hombres adultos con aspecto de veinteañeros raperos (Ty & Mo); un señor cuya mirada me inquieta más que la de Hannibal Lecter (Matthew Gaus, 25 años en el sector) y otro que no aporta nada a la parte show (Jason Hughes). Ellos son los cazadores de subastas, que se dejarán auténticas barbaridades adquiriendo contenedores de mercancías sin reclamar abandonados en puertos comerciales.
Siguiendo las pistas (la procedencia del contenedor, una rueda que se deja entrever casualmente o una etiqueta que desvela el tipo de mercancía) tras una rápida inspección del contenido, tienen que lanzarse a pujar por él. A veces son visibles algunos objetos en primer plano que ocultan un fondo de cajas misteriosas y en otras ocasiones la experiencia y las corazonadas son lo único con lo que cuentan para saber cuándo pujar y hasta cuánto.
La dinámica se complica aún más cuando la subasta continúa sin que los participantes sepan lo que han adquirido, si podrán obtener beneficios y por tanto pueden permitirse apostar por otros lotes. Todos compiten entre ellos por llevarse la mejor mercancía al mejor precio, pero también por haber haber sacado más rendimiento que los demás.
¿Por qué nos atrapa?
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'Container Wars' tiene la emoción y el ritmo de cualquier docureality de subastas y probablemente la atrapada tenga mucho que ver con el efecto trance de la cantinela de los subastadores. Pero, como comentaba al principio, el casting es el todo de este programa: personajes excéntricos (cada uno a su manera) que no tienen nada que ver entre sí, formando un nutrido grupo de roles -la chica guapa, el malo, el gracioso, el raro- como si de una sitcom se tratara. A destacar Mo Marcellus, que se pasa la primera temporada con un peine insertado en su pelo afro.
El factor sorpresa es fundamental. No saber qué habrá dentro de las cajas mientras la subasta alcanza cifras astronómicas contribuye al efectismo final que logra el programa cuando desvela el interior de los contenedores y los participantes/cazatesoros hacen recuento de sus pérdidas o ganancias. ¿Pero es real todo lo le hace atractivo?
Cierto que tendemos a sospechar de la supuesta veracidad de casi todos los realities. Pero si encuentras pruebas en la red como ésta es lógico sospechar que todo lo que ocurre en 'Container Wars' puede estar pensado (y redactado) de antemano y que son sólo unos actores interpretando un papel, aunque algunos aseguran ser "profesionales de las subastas". Pero no es el primero al que acusan de manipular las tramas. Uno de los protagonistas de 'Storage Wars' acusó a la cadena de cable que lo emite, A&E de "aderezar" los trasteros con objetos valiosos para crear espectáculo. Y es frecuente encontrar vídeos de espectadores metidos a investigadores que acaban cazando ellos mismos los gazapos de producción.
¿Versión española?
Polémicas aparte, si hablamos de un formato que respetara la realidad de las subastas públicas, desde luego sería un auténtico tostón. Sería exactamente como se relata en este vídeo que habla precisamente de una subasta pública de objetos abandonados en aduanas de Valencia. El procedimiento es mucho más aséptico y mucho menos espectacular. Los lotes se exponen durante días, incluso se pueden ver en Internet; nada de sábanas ni de sorpresas. Nada de abrir una caja y encontrar un león disecado. Vosotros diréis si algo que organiza la Agencia Tributaria puede convertirse en un docureality que nos atrape.
Ficha Técnica: 'Container Wars'
¡Ah, los docurealities de subastas! Reconozco que me va más el regateo que la puja, pero es que en 'Container Wars' lo de menos es el contenido. Soy fan de sus formas, de sus enfrentamientos guionizados y sus personajes tan sumamente caricaturizados. Si no fuera porque se graba en exteriores, pensaría que de un momento a otro todo ese teatrillo de cartón se va a venir abajo; incluso los que parecen estar participando en la subasta pero sólo están ahí para hacer bulto. Todo cartón.
Aunque la ausencia de Xplora ha hecho mella en esta sección, aún tenemos canales como Discovery MAX para seguir la pista de los nuevos espacios y formatos que sigue generando la telerrealidad. Cierto que lo de las subastas "a ciegas" no es nuevo -lo hemos visto con trasteros, con maletas perdidas en los aeropuertos e incluso con casas- pero en 'Container Wars' se puja por (la mayoría de las veces) material nuevecito y sin estrenar. Desde cargamentos de pelotas de ping pong hasta motos acuáticas o cajas repletas de tecnología made in China. La cantidad de información que tienen los que participan en la subasta varía de unos lotes a otros.
¿De qué va?
Un trío de israelíes que van de duros (Shlomi, Eyal & Uzi) llamándose The Kids; una ex-Miss Internacional que se autodenomina Treasure-Queen (Deana Molle); dos hombres adultos con aspecto de veinteañeros raperos (Ty & Mo); un señor cuya mirada me inquieta más que la de Hannibal Lecter (Matthew Gaus, 25 años en el sector) y otro que no aporta nada a la parte show (Jason Hughes). Ellos son los cazadores de subastas, que se dejarán auténticas barbaridades adquiriendo contenedores de mercancías sin reclamar abandonados en puertos comerciales.
Siguiendo las pistas (la procedencia del contenedor, una rueda que se deja entrever casualmente o una etiqueta que desvela el tipo de mercancía) tras una rápida inspección del contenido, tienen que lanzarse a pujar por él. A veces son visibles algunos objetos en primer plano que ocultan un fondo de cajas misteriosas y en otras ocasiones la experiencia y las corazonadas son lo único con lo que cuentan para saber cuándo pujar y hasta cuánto.
La dinámica se complica aún más cuando la subasta continúa sin que los participantes sepan lo que han adquirido, si podrán obtener beneficios y por tanto pueden permitirse apostar por otros lotes. Todos compiten entre ellos por llevarse la mejor mercancía al mejor precio, pero también por haber haber sacado más rendimiento que los demás.
¿Por qué nos atrapa?
'Container Wars' tiene la emoción y el ritmo de cualquier docureality de subastas y probablemente la atrapada tenga mucho que ver con el efecto trance de la cantinela de los subastadores. Pero, como comentaba al principio, el casting es el todo de este programa: personajes excéntricos (cada uno a su manera) que no tienen nada que ver entre sí, formando un nutrido grupo de roles -la chica guapa, el malo, el gracioso, el raro- como si de una sitcom se tratara. A destacar Mo Marcellus, que se pasa la primera temporada con un peine insertado en su pelo afro.
El factor sorpresa es fundamental. No saber qué habrá dentro de las cajas mientras la subasta alcanza cifras astronómicas contribuye al efectismo final que logra el programa cuando desvela el interior de los contenedores y los participantes/cazatesoros hacen recuento de sus pérdidas o ganancias. ¿Pero es real todo lo le hace atractivo?
Cierto que tendemos a sospechar de la supuesta veracidad de casi todos los realities. Pero si encuentras pruebas en la red como ésta es lógico sospechar que todo lo que ocurre en 'Container Wars' puede estar pensado (y redactado) de antemano y que son sólo unos actores interpretando un papel, aunque algunos aseguran ser "profesionales de las subastas". Pero no es el primero al que acusan de manipular las tramas. Uno de los protagonistas de 'Storage Wars' acusó a la cadena de cable que lo emite, A&E de "aderezar" los trasteros con objetos valiosos para crear espectáculo. Y es frecuente encontrar vídeos de espectadores metidos a investigadores que acaban cazando ellos mismos los gazapos de producción.
¿Versión española?
Polémicas aparte, si hablamos de un formato que respetara la realidad de las subastas públicas, desde luego sería un auténtico tostón. Sería exactamente como se relata en este vídeo que habla precisamente de una subasta pública de objetos abandonados en aduanas de Valencia. El procedimiento es mucho más aséptico y mucho menos espectacular. Los lotes se exponen durante días, incluso se pueden ver en Internet; nada de sábanas ni de sorpresas. Nada de abrir una caja y encontrar un león disecado. Vosotros diréis si algo que organiza la Agencia Tributaria puede convertirse en un docureality que nos atrape.
¿De qué va?
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