Nicolas Cage se hizo con el Óscar al mejor actor en marzo de 1996 por su inolvidable interpretación de un borracho suicida en 'Leaving Las Vegas', pero Hollywood ya se había fijado en sus posibilidades como héroe de acción antes de que eso sucediera. Poco más de dos meses después llegaba a los cines 'La Roca', un gran éxito que disparó la carrera de Cage y también la del director Michael Bay.
Los caminos de ambos nunca volvieron a cruzarse, pero el actor sí que siguió explorando esa faceta de inmediato, pues en 1997 estrenó tanto 'Con Air (Convictos en el aire)' como 'Cara a cara', dos clásicos modernos del género que terminaron de encumbrarle como nueva gran estrella de Hollywood. Hoy, aprovechando su emisión en Paramount Network esta noche a partir de las 22:45, vamos a centrarnos en la primera.
Un pequeño milagro
Tras un breve prólogo centrado en presentar a Cameron Poe (Cage) para que sepamos tanto de lo que es capaz como el motivo por el que ha estado varios años encarcelado, 'Con Air (Convictos en el aire)' tarda bien pronto en arrancar para contarnos cómo un traslado de presos de complica y acaba con ello controlando el avión que les transportaba.
A partir de ahí, la película podía haber apostado por un enfoque heroico más o menos convencional, pero lo cierto es que hay en todo momento un espíritu lúdico que lleva a la película a coquetear con lo delirante en todo momento. De esta forma, surge un cóctel irrepetible en el que el propio Cage se erige como ingrediente esencial.
Si en 'La Roca' ejercía un poco de héroe improbable que hubiese acabado muerto en varias ocasiones de no contar con la ayuda de Sean Connery, aquí el actor surge como una especie de superhombre siempre con buenas intenciones, pero que tampoco se toma las cosas demasiado en serio. Buena prueba de ello es todo lo relacionado con el conejito de peluche que quiere regalar a su hija.
Cage da al personaje de una humanidad incuestionable pero al mismo tiempo exhibe quizá la mejor forma física de toda su carrera para que el hecho de tener que lidiar con una multitud de presos dispuestos a casi cualquier cosa no acabe siendo un disparate sin pies ni cabeza.
Además, la presencia de John Cusack sirve para que no haya que incidir más de la cuenta en el lado más honorable de Poe y que pueda moverse como pes en el agua mientras tienen lugar situaciones totalmente imposible. Él es el gran sostén de 'Con Air (Convictos en el aire)', pero ojo a sus compañeros de reparto, sobre todo entre aquellos que dan vida a algunos de los presos.
Desde lo inaudito que resulta todo lo relacionado con Steve Buscemi, tanto que a día de hoy me sigue pareciendo un milagro que nadie dijera que eso había que eliminarlo de la película, hasta un John Malkovich bordando a un malo malísimo que nunca terminó de entender completamente por los constantes cambios en el guion. Eso no quita para que él esté fantástico como el gran villano de la función.
Hay algo además refrescante en ese tono ligeramente enloquecido que sobrevuela en todo momento por 'Con Air (Convictos en el aire)'. Es como si siempre le faltase dar un paso más para acabar cayendo casi en lo caricaturesco pero sin que llegue a suceder, e incluso buscando dotar al conjunto de una convicción encomiable. Quizá eso fue lo que atrajo del proyecto a Jerry Bruckheimer, siendo la primera cinta que produjo tras poner punto y final a su relación profesional con Don Simpson, quien fallecería antes incluso de acabar su último trabajo juntos.
La guinda del pastel la puso el trabajo de puesta en escena del debutante Simon West, quien llevaba varios años realizando videoclips y spots publicitarios. Es cierto que hay alguna situación aparatosa -sobre todo en su explosivo último acto-, pero también que en todo momento se hace gala de una envidiable claridad a la hora de plantear las escenas de acción y de ejecutarlas. Seguro que ayudó la gran implicación de Cage para rodar la mayor cantidad de sus escenas de acción y que Bruckheimer lo ataría en corto, pero no por ello vamos a quitarle valor a su trabajo.
'Con Air (Convictos en al aire)' consiguió unos ingresos mundiales de 224 millones de dólares frente a un coste de 75 millones. Fue un éxito incuestionable pese a ser la menos taquillera de la "trilogía" de películas de acción de Cage y de vez en cuando hasta se habla de una posible secuela en el espacio. Ya no suena tan absurdo después de 'Fast & Furious 9', pero por mi parte creo que ya no tiene mucho sentido hacerla.
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