Las cadenas de televisión en Estados Unidos tienen una relación complicada con Netflix. Los estudios que forman parte de las mismas empresas que ellas venden a la plataforma de streaming los derechos de emisión de las temporadas anteriores de sus series, lo que da opción a los espectadores a descubrir títulos que no vieron durante su emisión original, pero también hace que Netflix saque más provecho de ellos que sus propios estudios.
Los líos de derechos y la razón por la que la plataforma decidió ponerse a producir sus propias series son tema para otro artículo, porque lo que nos interesa aquí es ese descubrimiento de series, esa posibilidad del catch up, de ponerse al día con títulos que los espectadores habían dejado pasar para, con suerte, engancharse después a su emisión tradicional en sus cadenas originales. Y, con más suerte aún, convertirse en el fenómeno de audiencia que fue 'Breaking Bad' en sus últimos episodios.
El caso de 'Breaking Bad'
Para poder comprender qué es eso del "efecto Netflix", hay que explicar hasta qué punto fue importante para que una serie que se había pasado cuatro temporadas siendo de audiencias minoritarias, adorada por la crítica pero, en esencia, de culto finalizara con 10,3 millones de espectadores y convertida en fenómeno pop con camisetas hasta en las grandes superficies de ropa.
'Breaking Bad' se había estrenado en AMC algunos meses después de que la cadena debutara en la arena de las series de producción propia con 'Mad Men', y las dos jugaban la baza de las buenas críticas y la visibilidad mediática más que las de las audiencias, bastante pequeñas. 'Breaking Bad' apenas llegó a los dos millones de espectadores en el final de su cuarta temporada, cuando Bryan Cranston ya había coleccionado tres Emmy consecutivos al mejor actor de drama, y esa cifra representaba ya un 23% más que el cierre de la tercera.
La serie estaba disponible en Netflix justo desde ese año, 2011, cuando esa compañía firmó un acuerdo con Lionsgate, su estudio, para incorporar a su catálogo sus primeras temporadas, y las de 'Mad Men'. Además, más o menos por esa época se anunciaba también que la serie tendría una temporada más en AMC, dividida en dos tandas, así que muchos espectadores se dedicaron a ponerse al día en Netflix para poder ver los capítulos finales en directo. Y ese catch up se terminó notando.
El penúltimo episodio de 'Breaking Bad', emitido en 2013, acumuló 6,6 millones de espectadores y, durante esa semana previa al final, las cuatro temporadas anteriores se auparon al top 50 de los DVD más vendidos en Amazon. Al mismo tiempo, en Facebook hubo 23 millones de interacciones relacionadas con la serie de 11 millones de usuarios distintos durante la segunda mitad de la quinta temporada, según apuntaba Vulture, y todas estas circunstancias se conjuraron para esa impactante explosión de más de diez millones de espectadores en el último capítulo.
Fue una progresión tan espectacular, que las cadenas de televisión empezaron a pensar si no podría replicarse algo similar con otras series. Por lo menos, ésa era la lógica detrás de la programación de la tercera temporada de 'Los 100' en The CW.
El caso de 'Los 100'
La serie de ciencia ficción juvenil había terminado su segunda temporada en marzo de 2015, y aunque las críticas habían sido, en general, bastante buenas, con unos cuantos periodistas televisivos descubriéndola entonces, sus audiencias no eran boyantes. La media de esos capítulos estuvo por debajo de 2,5 millones de espectadores y apenas llegó al 1 en la demo (aunque, siendo justos, sólo 'The Flash' supera esa cifra de forma consistente en la cadena). The CW vio, no obstante, que la serie tenía potencial para crecer, así que decidió reservarse la tercera entrega para esta midseason y aprovechar su propio "efecto Netflix".
Las dos primeras temporadas de 'Los 100' estaban disponibles en la plataforma durante el otoño, así que la cadena confiaba en que, animados por el ruido que la serie estaba empezando a hacer en los medios y en las redes sociales, nuevos espectadores decidieran verlas para sumarse a la emisión en directo. Mark Pedowitz, presidente de The CW, explicaba a Entertainment Weekly que "sentíamos que la serie necesitaba un arranque en midseason para permitir los maratones. Esa estrategia ha demostrado ser la correcta". Quizás no tanto para la audiencia en directo (aunque la serie gana más de un 60% de espectadores totales en el Live+7), pero sí para la visibilidad mediática.
El viernes pasado, por ejemplo, Twitter estuvo durante buena parte del día lleno de spoilers del capítulo emitido en Estados Unidos el día anterior, hasta el punto de ser trending topic mundial.
Estáis haciendo que me entren ganas de ver Los 100, a pesar del spoiler.
— ScornOfTheAbbocath (@aeshlovesapples) 5 de marzo de 2016
Las principales webs televisivas estadounidenses se han subido al carro de la serie con artículos sobre sus temas, sus personajes y con entrevistas periódicas a algunos de los implicados para comentar sus episodios, así que, al menos, en el lado del ruido mediático, 'Los 100' ha tenido un pequeño "efecto Netflix". Jason Rothenberg, su showrunner, apuntaba que "todos los días veo docenas de tuits diciendo 'la he maratoneado entera en un fin de semana'. El efecto Netflix ha sido increíblemente importante".
Ocurrió también en su momento con 'Cómo conocí a vuestra madre', que tuvo las mejores audiencias de su historia en la séptima temporada, ¿pero esto puede repetirse y aplicarse en otros casos?
Netflix, una espada de doble filo
Una cosa que hay que tener en cuenta con este "efecto Netflix" es que sus consecuencias pueden tardar bastante en notarse. La posibilidad de que los espectadores se vean en maratón las dos o tres primeras temporadas de una serie en emisión implica que van a hacerlo a su ritmo; habrá quienes quieran hacerlo para llegar al estreno de la nueva temporada, y habrá quienes no tengan tanta prisa. No es sencillo de cuantificar. Implica, además, tener más paciencia de la habitual con una serie, lo que no suele ser lo más común en televisión.
Estos crecimientos exponenciales en las audiencias temporada a temporada, por otro lado, no son algo que se haya producido con la aparición de Netflix. 'Los Soprano' creció de 2,2 millones de espectadores menores de 50 a más de nueve en su cuarta temporada gracias, sobre todo, a la posibilidad que daban los DVDs de temporadas anteriores de ponerse al día (algo que siempre ha funcionado con las series de HBO), y los pases en sindicación de sus primeras temporadas permitieron que 'The Big Bang Theory' superara la barrera de los 20 millones de espectadores, en su emisión habitual, en 2013.
Sin embargo, el riesgo que Netflix conlleva para las cadenas es que se pierda la asociación de la serie con ellas, que la gente que vio en su momento 'Breaking Bad' en Netflix no supiera que, en realidad, la emitía AMC. Esto puede hacer que cadenas pequeñas como la propia The CW opten por buscar otra manera de dar una segunda vida a sus series, y es algo que Ted Sarandos, jefe de contenidos de Netflix, explicaba de esta manera en una entrevista con HitFix:
Si hablas con una determinada generación de espectadores, ve 'Breaking Bad' como una serie que descubrieron en Netflix. No la asocian con AMC.
Se ve a menudo. Estoy seguro que más gente ve 'Portlandia' en Netflix de la que la verá nunca en IFC. Y ésa no es la intención. La intención es que esto construye la marca de su serie, lo que es útil. Y sube un poco su audiencia cada vez en su cadena. Pero, para la mayoría de la gente, eso es la experiencia de Netflix, no de IFC o de AMC".
En ¡Vaya Tele! | Netflix sabe en qué episodio te enganchas sin remedio a una serie
Ver 6 comentarios