Sin embargo, en esta apreciación de los canales conviene meter el matiz. Depende del valor que para los usuarios suponga ver un programa online. Cuanto le supone en precio. Así, si el valor de ver un programa en Internet supera el precio de verlo por la televisión, los espectadores iremos a ver ese programa en los canales alternativas (como son los estrenos de series americanas en España, cuando los aficionados lo ven ya a ritmo americano), canibalizando la emisión por televisión. Por el contrario, si es al revés y el precio no excede el valor que le asignamos a ver el programa en la televisión, utilizaremos esas visiones online como forma de acercarnos a la emisión del programa en su canal correspondiente, a modo de prescriptor.
Esto es lo que deben valorar las televisiones cuando piensan en el daño que Internet les puede estar causando. El análisis de lo que comento más arriba, se basa en el hecho de que pequeñas piezas o previas de capítulos colgados en Internet puede servir para atraer público, cuando de otra forma sería más complicado lograrlo (y un ejemplo que han realizado varias series americanas como Dexter). Ahora resulta que algunos estudios indican que la Web TV no es tan mala. Cuestión de aplicarse el cuento.
Vía | Freakonomics