Ayer me encontré con el ángel y con el demonio. Estaban enzarzados en una agria polémica. Normalmente no les hago mucho caso pero esta vez la conversación me interesaba. Discutían sobre las ventajas (para el ángel) y las desventajas (para el demonio) del Video on Demand.
A ambos les gusta intercambiar pareceres sobre la actualidad. El uno porque desde el infierno “se quema” con las noticias que ve a diario y el otro porque desde ahí arriba dice que lo ve todo “con una superioridad que los demás no tenéis”. El caso es que, sin que se dieran cuenta, saqué el móvil y grabé sus palabras, las cuales transcribo a continuación. Ya os digo que llegué con la conversación empezada pero creo que se entiende perfectamente:
Demonio: (...) Ya, pero yo soy de los que piensa que si algo me lo dan gratis, ¿por qué pagar por ello?
Ángel: Claro, ¿y el negocio montado alrededor de la piratería y las descargas ilegales que…?
D: (Interrumpe) ¡Y otra vez con lo de “piratería” y “descargas ilegales”! ¡Que eso no es así! ¿Cómo hay que decírtelo?
A: Bueno, pues como lo quieras llamar. El caso es que es indudable que es más cómodo. Hace unos días hablaba con Javier Naharro y éste me decía que “hay dos detonantes para asegurar el éxito de un servicio de vídeo bajo demanda: precio y comodidad. Si por un precio competitivo puedo sentarme a ver lo que quiera y cuando quiera, habremos hecho que consumir contenidos sea un acto más sencillo que hacer las palomitas. Y esto es más cómodo que otras alternativas legales o no legales”. Yo estoy con él. Es comodísimo.
D: ¡Tú lo que eres es un vago! Yo no veo que sea incómodo verlo por descarga directa o en streaming sin pagar en una plataforma de VoD. Y, además, habría que definir lo que significa “comodidad” para cada uno. Para mí, por ejemplo, lo es ver desde el infierno el capítulo de una serie estadounidense unas pocas horas después de estrenarse. ¿Eso lo tienes tú en tu querido VoD?
A: Eh… Bueno… Eso de momento no. Pero…
D: (Interrumpe) No hay “pero” que valga. Eso no tienes forma de rebatírmelo. Y, además, no me vengas con nombres porque yo también hablé con Chica de la tele que, como bien deberías saber, de todo lo relacionado con la televisión entiende un rato. Ella me dijo que “el problema de las distintas plataformas de VoD no es tanto el precio o la cantidad y variedad de la oferta, como la necesidad de tener los contenidos tan pronto están disponibles. Hasta que la oferta no sea global e inmediata, las descargas siempre serán mucho más atractivas para los teléfilos más acérrimos”. Así que tú sigue viendo El pájaro espino mientras yo me veo lo último de Breaking Bad.
A: Bueno, en eso tienes razón. Pero las plataformas de Video on Demand tienen opciones muy interesantes en calidad de imagen, acceso a menús y contenidos o posibilidad de que su contenido sea visionado en cualquier tipo de pantalla que no te dan las descargas al uso. Premian que el usuario pague. No entiendo una postura tan radical como la tuya.
D: Lo que yo no entiendo es por qué el que ha escrito este artículo ha decidido que yo sea el demonio, cuando tú defiendes cosas indefendibles de la industria. Que conste que me gusta ser el demonio por eso de que siempre voy con el malo de la película pero tú no te creas tan angelito. Tal vez tengamos que llegar a una solución buena para todos, como me comentaba Fernando Carrión: “Video on Demand de pago sí pero estableciendo nuevas reglas de juego entre público, creadores de contenidos y medios. El viejo modelo de conversación ya no sirve”.
A: Tal vez a ti esto te dé igual porque si estás en el infierno no creo que tengas demasiados amigos pero las nuevas plataformas de Video on Demand son pequeñas redes sociales en las que puedes disfrutar de experiencias completas asociadas a la televisión social gracias a su integración con las redes sociales. Y eso hace que el consumo sea más activo que nunca.
D: Te voy a decir varias cosas, a ver si te enteras de una vez. La primera es que el vídeo bajo demanda es caro.
A: No tanto. Menos que ir un par de veces al cine o comer un menú del día.
D: Bueno, pero yo si pago es por un DVD con todos sus extras y aquí faltan contenidos adicionales.
A: En eso tal vez tengas razón.
D: El catálogo es muy parecido en todas las opciones.
A: Depende. Yo creo que el futuro estará en la especialización. Además, con este sistema, películas que no llegan a verse en cines pueden ser disfrutadas en casa sin una distribución obsoleta como la que existe actualmente.
D: Aún no está instaurado del todo.
A: No podemos negarnos al avance tecnológico. Y no creo que Netflix, Hulu, Youzee, Filmin y demás sean proyectos que vayan a morir mañana sino todo lo contrario. Yo me quedo con la opinión de Gonzalo Martín cuando le preguntaba: ¿Video on Demand sí o no? Y él me decía: “Sí. Primero, porque se puede. Segundo, porque es inevitable. Tercero, porque es la esencia de la personalización del consumo. Cuarto, porque estira la explotación al infinito”. Sintético pero muy claro.
D: Buen razonamiento también el de Gonzalo.
A: Pues ahora soy yo el que te va a convencer, ya lo verás. Lo primero que te digo es que las descargas tardan días en bajarse.
D: ¡Ja, ja! Eso era hace años.
A: La calidad es mala.
D: Hay web de enlaces (legales en España, por cierto) especializadas en contenido en HD.
A: Te puedes encontrar con que lo que has descargado es porno.
D: Eso es lo que a ti te gustaría.
A: Me lo ha dicho un amigo…
D: Ya. ¿No te das cuenta de que estás hablando con tópicos y estás desinformado? ¿No tienes una opinión mejor?
A: Opino que Natalia Marcos tiene mucha razón cuando dice que “el mundo audiovisual debería prestar más atención a esta forma de consumo de televisión. El problema es que todavía creo que hay poca variedad en la oferta, con catálogos poco surtidos en España y lo que hay es relativamente caro. Pero creo que es una opción más que interesante para consumir televisión”.
A: Nos está dando la razón a los dos.
D: Ya, pero yo soy de los que piensa que si algo me lo dan gratis, ¿por qué pagar por ello?
A: Eso ya lo has dicho al principio del artículo. Esto es un bucle infinito.
D: Así no hay quien discuta.
A: Vete al infierno.
En ¡Vaya Tele! | Un mes probando Filmin, “Desde mi sofá”