Una de las cosas más impresionantes de la tele son, y seguirán siendo por muchos años más, los satélites. Aunque a día de hoy pensemos que la televisión por satélite es un relativo atraso con la llegada de la televisión IP, lo cierto es que tanto operadores de cable, como de ADSL, así como servicios informativos, coberturas TDT en zonas geográficamente complicadas (TDTSAT) y una buena parte de servicios de internet, pasan por los satélites o están implicados de alguna manera con ellos.
Casi todos sabemos que los satélites están en un punto físico en el espacio, órbitando alrededor de nuestro planeta. Una de esas posibles órbitas es la geoestacionaria, un punto en el espacio en el que, en lineas generales, cualquier cosa que sitúes ahí gira al mismo tiempo que el planeta Tierra. Por lo tanto, un satélite situado en esa órbita girará a nuestra misma velocidad de rotación, pareciendo desde nuestro punto de vista en la Tierra que está en el mismo punto siempre en el espacio.
110.000 Torres Eiffel para llegar a un satélite
Estar en órbita geoestacionaria significa que los satélites están a 36.000 Km sobre la Tierra. Es muy difícil imaginar cómo de lejana es esa distancia. Es algo parecido al equivalente a apilar unas 110.000 Torres Eiffel una encima de otra. En el caso de que lo consiguieras, estarías más o menos cerca de un satélite en órbita geoestacionaria. Los satélites por los que emite Canal+, la flota de Astra a 19.2 ºE, o la flota de Hispasat están a esta altura. Muy por debajo de ellos quedan la Estación Espacial Internacional (ISS) y el telescopio Hubble. Increíble, pero cierto.
Si pudieras coger tu coche, y existiese una carretera completamente vertical, podrías convertirte en astronauta en tan sólo en una hora y media si mantuvieses el acelerador constante a 100 Km/h. Después de tres horas y media más llegarías a la Estación Espacial Internacional. Si no parases a tomarte un café en gravedad cero con los astronautas que andan trabajando por allí y continuases conduciendo durante dos horas más, pasarías justo al lado del telescopio Hubble.
Pero aún te faltarían 15 días más sin parar de conducir para poder aparcar al lado de un satélite en órbita geoestacionaria. Lo positivo del viaje es que no hay radares, ni Guardia Civil. Aunque tampoco hay gasolineras para repostar, ni café para aguantar 15 días sin parar de conducir. Ni carretera vertical. Pero es increíble imaginar que ahí arriba, justo a esa distancia, hay un aparato que mide 40 metros de largo y pesa varias toneladas reemitiendo un montón de programas de televisión en cuestión de menos de un segundo.
70 Kilómetros de libertad espacial
A 35.863 Km literales de distancia se encuentra el Astra 1KR y el Astra 2C, dos de los satélites por lo que emite Canal+, por ejemplo. Desde ahí arriba es visible prácticamente el 40% de la superficie terrestre, por lo que hay cobertura suficiente para dar servicio no sólo a toda España, si no a toda Europa. Al lado de estos satélites, hay muchos otros más en el llamado Cinturón de Clarke. Orbitan en la misma posición y velocidad (la de rotación de la Tierra), y por ellos pasan miles de servicios, como las conexiones en directo de los informativos, por ejemplo.
Aunque no todos están siempre quietos. Los vientos solares, la fuerza gravitacional entre la Tierra y la Luna y otros agentes aeroespaciales hacen que su posición varíe ligeramente. Cada satélite en órbita se mueve en un cuadrado imaginario que mide 70 Km de ancho y de alto. Aproximadamente la distancia entre Madrid y Toledo. Dentro de ese margen, las parabólicas desde Tierra reciben perfectamente la huella del satélite, pero si se saliese de ese cuadrado, la señal se perdería o podría llegar debilitada. Por lo tanto, el satélite está monitorizado y controlado siempre desde Tierra, activando unos propulsores que lo colocan correctamente en el centro de ese cuadrado virtual cuando por algún motivo se desvía.
La duración, o vida útil de un satélite está marcada por la cantidad de combustible disponible para poder recolocar ese satélite desde Tierra, y suele ser de unos 15-20 años en la actualidad. La potencia eléctrica de la máquina se genera a través de los paneles solares, y todos los circuitos electrónicos están redundados para evitar fallos. Un técnico no podría subir ahí arriba a reparar alguna parte de la máquina. Al menos no hasta que inventen las carreteras verticales espaciales.
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En ¡Vaya Tele! | Curiosidades de la tele: ¿Cómo recibimos la TV desde un satélite?
Fuente | High Above, the untold story of Astra
Imagen | hans905