Ya comprobamos en ‘Gomorra’, la influencia que tiene entre los chavales de barrios marginales la película de Brian de Palma ‘El precio del poder’ (‘Scarface’, 1983). El film puede gustar a gentes de todo tipo, pero cuando hablo de esta influencia me refiero a que toman al protagonista, Tony Montana, encarnado por Al Pacino, como modelo de comportamiento y, lo que es peor, de vestuario. La desaforada escena final también se ha convertido en un icono y se utiliza como ejemplo de tiroteos inconcebibles, como se contaba aquí. Los malotes hip-hoperos norteamericanos han convertido a la figura de Montana en algo parecido al Elvis danzarín que aquí popularizó hace unos años un spot publicitario y lo llevan de emblema colgado al cuello, mientras que la frase “Say hello to my little friend” es el politono más vendido.
Con un éxito que ha perdurado tantos años y que hasta se podría decir que ha reflorecido en una generación que no había nacido cuando se estrenó la película, no es de extrañar que a Universal Pictures les interese revisitar el concepto del mafioso inmigrante que irrumpe en el crimen establecido persiguiendo una versión retorcida del “sueño americano”. El productor Martin Bregman, que participó en la que hasta ahora es la plasmación más reciente, está buscando guionistas para poner en marcha lo que insisten que será un nuevo acercamiento, pero no un remake ni una secuela.
Tendremos que ver cómo se recibe la noticia, pues ya hace casi tres décadas, la idea de crear una revisión del clásico de Howard Hawks, producido por Howard Hughes, con guion de Ben Hecht, ‘Scarface, el terror del hampa’ (‘Scarface’, 1932), no se tomó demasiado bien. Quien en 1932 era un italiano en Chicago –interpretado por Paul Muni–, en 1983 tenía orígenes cubanos y en la versión del siglo XXI no se sabe aún qué nacionalidad tendrá, pero la cuestión hispana está en plena efervescencia en EE. UU. en la actualidad, por lo que no sería de extrañar que siguiesen por ahí. En mi opinión, las dos películas que existen actualmente sobre “caramarcada” son tan diferentes que pueden funcionar sin problema de forma complementaria. Las dos se mantienen dentro del mismo género y ambas son muy violentas para sus épocas, pero el cambio de ambiente y estilo visual es tal, que se pueden tomar como propuestas diferentes y seguro que una tercera encajaría de la misma manera en el conjunto.
Vía | Deadline
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