Existen muchas quejas en torno a que el cine español esté plagado de historias centradas en la Guerra Civil, pero realmente hay pocos sucesos históricos tan notables que se puedan explorar y nos permitan comentar en qué punto estamos actualmente. Ahí reside el valor de películas tan soberbias como ‘Las bicicletas son para el verano’.
Adaptación de la obra de teatro de Fernando Fernán Gómez, aunque realizada por Jaime Chávarri, la película se encuentra entre las mejores del cine español de los 80 y también de las mejores en abordar los impactos del conflicto. Con un reparto que incluye a unos jovencísimos Gabino Diego y Victoria Abril, se puede encontrar por tiempo limitado en streaming a través de Netflix. Hasta el 31 de octubre se encontrará en el catálogo, después se podrá ver en acontra+ y también en FlixOlé.
Ya no se puede ir en bicicleta
Una familia acomodada de Madrid disfruta de una existencia donde el mayor sobresalto para el joven de la familia es que se quede sin una bicicleta que le fue prometida porque ha suspendido en el colegio. Pero en el verano del año 1936 estallará la Guerra Civil, y aunque pensaban que el conflicto les pillaría de lejos (porque en Madrid no se pueden montar trincheras) deberán adaptarse a la escasez y al miedo constante.
La película no se molesta demasiado en ofrecernos el contexto que lleva al alzamiento y posteriormente a la Guerra, pero está diseñado específicamente para no necesitarlo. La distancia que toman los personajes a un conflicto creciente, a estar rodeados por un extremismo constante que caldea el ambiente, forma parte del núcleo emocional de una historia donde el desentenderse de los problemas sólo llega hasta determinado punto.
Aunque no parezca especialmente política, sus intenciones quedan claras en todo momento, especialmente con el amargor y resentimiento ante los veranos perdidos que puebla ese tramo final del relato. Se respeta, eso sí, la habilidad de la obra de Fernán Gómez para hilar el realismo social con el descubrimiento juvenil y el humor costumbrista se traslada con mucho acierto a la pantalla.
Que no esconda sus colores será arma arrojadiza para justo los que se quejan de que la guerra sea un tema tan recurrente en la ficción, más molestos porque se señalen unas fracturas no debidamente reparadas incluso con la existencia de la Transición. Al final, como dice de manera tan exquisita Agustín González en la película, “no ha llegado la paz, ha llegado la victoria”. Y su contundencia sigue siendo relevante varias décadas después.
En Espinof | Las mejores películas de 2024
En Espinof | Las mejores películas españolas de 2024
Ver 0 comentarios