En los años 50, los dibujos animados, especialmente los televisivos, estaban pensados exclusivamente para los niños y estaban relegados a las franjas televisivas de la mañana. Series como 'El oso Yogui', 'Super Ratón', 'Huckleberry Hound' o 'Pixie y Dixie' parecían conformarse con un target muy específico mientras la televisión más generalista iba dirigida a un público adulto. Y entonces, en 1960, llegaron 'Los Picapiedra'.
Me dejas de piedra
'Los Picapiedra' era la respuesta animada a 'Los recién casados' ('The honeymooners'), que se había estrenado un lustro antes. En Hanna-Barbera estaban convencidos de que se podían hacer series animadas destinadas a adultos, y aquí lo dieron todo: risas enlatadas (que en aquel momento estaban reservadas solo para las sitcoms de imagen real), un horario en prime time y hasta provocaciones para una sociedad americana algo anquilosada.
Wilma y Pedro dormían juntos en la misma cama de matrimonio (algo que jamás se había visto en otra sitcom animada) y comenzaban cada uno de sus episodios de las primeras dos temporadas fumando Winston y promocionando el aparente gusto de fumar. Algo que, incluso en los 60, no podía hacerse en los bloques infantiles. A partir de la temporada 3, cuando nació Pebbles, la serie dejó de estar en blanco y negro, abandonó los anuncios de cigarrillos, cambió su tono para volverse más familiar y se convirtió en lo que todos la recordamos ahora.
Quizá sea por esta mezcolanza entre lo infantil y lo adulto por lo que, cuando llegó la hora de pasarla a imagen real, 'Los Picapiedra' no terminó de funcionar. Era demasiado adulta para los niños y demasiado infantil para los padres, por muy perfecto que fuera el casting: John Goodman como Pedro (que pidió que le sacaran de ahí antes de rodar), Rick Moranis como Pablo, Elizabeth Perkins como Wilma y Rosie O'Donnell como Velma, con apariciones de Kyle MacLachlan, Halle Berry y Elizabeth Taylor. Nombres de altura para la adaptación de una serie animada de los 60. Así eran los 90.
Los Picaflinstons
No os voy a negar que 'Los Picapiedra' me sabe a videoclub, a película rebobinada, a última fila en el cine del pueblo. Y, francamente, a veces es bonito dejarse llevar por la nostalgia un poquito aunque sea para comprobar si tus recuerdos son tal cual los imaginabas. Pero hay algo más que eso: la película tiene un imaginario visual increíble, y en vestuario, efectos y producción es una de las mejores adaptaciones jamás realizadas, sin temer a la mamarrachería. Sí. Pero.
El problema es que en el guion de 'Los Picapiedra', aunque solo estén acreditadas tres personas, tocó líneas todo el mundo. Literalmente cualquiera que os podáis imaginar. Un total de 35 personas (¡35!) fueron modificando chistes, diálogos y haciendo lo más divertida posible una película en la que, francamente, se nota el caos en cada escena. Eso importó a la crítica, pero no a la taquilla: recaudó sus buenos 341 millones de dólares, siete veces y media lo que había costado.
Eso sí, después del fracaso de su precuela, 'Los Picapiedra en Viva Rock Vegas', nadie se ha vuelto a plantear llevarles a imagen real, aunque el proyecto de otra película animada dirigida por los autores de 'Super Mario Bros' parece que sigue en pie. Mientras tanto, la franquicia hace mucho que dejó de enfocarse en los adultos con series como 'Yabba-Dabba-Dinosaurs' o películas directas a DVD que hacían crossover con la WWE. Para lo que hemos quedado.
Mientras estamos a la espera del estreno de la serie 'Bedrock', que contará las vidas de Pedro y Pablo como jubilados en la Edad de Bronce y una Pebbles de veintitantos tratando de encontrar su lugar en la vida, bien está recordar otros tiempos. Y es que 'Los Picapiedra' sale el 15 de mayo de Netflix, y es la oportunidad de oro para zambullirse en un mundo de dinosaurios, coches que se mueven con los pies, John Goodman, Rick Moranis y el consabido Yabba-Dabba-Do. Tú dirás.
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