'La sociedad de la nieve' es un vistoso drama de J.A. Bayona en Netflix, incapaz de maquillar su sentimentalismo con hambre de Óscar

'La sociedad de la nieve' es un vistoso drama de J.A. Bayona en Netflix, incapaz de maquillar su sentimentalismo con hambre de Óscar

La favorita de las nominadas a mejor película de habla no inglesa es formalmente impecable, pero es un ejercicio de tedio que empuja las emociones del espectador.

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Sociedad

Decía Juan Antonio Bayona en twitter que sus actores mostraron una gran "muestra de responsabilidad y compromiso hacia su trabajo, sus personajes y la historia que estábamos contando" porque hicieron el esfuerzo de adelgazar hasta un nivel grimoso que compartía con orgullo en una foto en medio de su histérica promoción de 'La sociedad de la nieve', su última película para Netflix.

Durante semanas, el cineasta ha promocionado su candidatura con críticas externas, declaraciones propias, reflexiones, alguna queja paradójica sobre cómo debería verse la película —producida para plataformas— en salas de cine o storyboards que resultan muy interesantes en la concepción de la película, pero en la mayoría se huele una desesperación por entrar finalmente en los Óscar que refleja bien la operación de Netflix y el director para conseguir una película de prestigio, siempre en nombre de los supervivientes, de contar el relato.

El poder olvidado de las elipsis

Pero una vez vista, parece que el compartir fotos de los intérpretes anoréxicos va más bien con la filia por el sufrimiento humano en su filmografía, de la madre con hijos muertos en ‘El orfanato’, del desastre de Lo imposible, que no es muy distinto a este, o el del cáncer, en la abyecta ‘Un monstruo viene a verme’. A veces da la impresión de que vio demasiadas veces 'El imperio del sol' y ha buscado toda su carrera imitarlo, tras su último esfuerzo, pareciera que fuese un acólito de la Madre Teresa de Calcuta y su culto del dolor católico comparable a Jesucristo.

Esto resulta paradójico, por su intento en ‘La sociedad de la nieve’ de hacer una crítica velada a la fe en pos de un humanismo que no existe sin padecimiento, y esto se aplica a la propia búsqueda de una experiencia asimilable a la de los protagonistas, el equipo Uruguayo que quedó aislado en medio de los Andes en 1972. En su afán por recrear la experiencia, el director concibe algunas escenas sobrecogedoras, empezando por la magnífica recreación del accidente, terrorífica, angustiosa, virtuosa, bastante gráfica y muy similar en detalles a la de ‘Viven’ (1995), por cierto.

Actores

Es tan imponente que es difícil imaginar que, después de la emoción inicial, la película se convertirá en un trabajo tedioso y predecible que no necesitaba durar 145 minutos. En parte es por lo ramplón de su guion, que establece lo que viene con frases hechas que remarcan lo que sabemos que va a pasar, al estilo “Este puede ser el último viaje que hagamos juntos, ¿sabes?”, y en el peor de los casos en los momentos que tenían el único as para diferenciarse del espectáculo de la película de Frank Marshall más allá de los avances técnicos, aunque el presupuesto de aquella fuera menor, por cierto.

Si no lloras, no vale

Lo más interesante del libro original es su voz interior, que nos daba una perspectiva en primera persona que aquí se intenta replicar torpemente con una voz en off que trata de ser lírica a destiempo y funciona más o menos como la partitura de Michael Giacchino, es decir, una forma de recordarnos constantemente que estamos viendo algo emocionante, en vez de sentir lo que sienten los personajes de forma orgánica. Los monólogos esperanzadores que impregnan la película existen para celebrar el triunfo del espíritu humano pero el Bayona rara vez deja que sus imágenes hablen por sí mismas.

Hay escenas sintomáticas, como el momento en el que uno de los personajes enumera toda las cosas en las que cree que no son Dios, casi una respuesta a la película de Marshall, en la que el canibalismo se asimilaba como una comunión católica, un acto casi sagrado para la vida. Lo gracioso es que en la atención minuciosa a las miserias, la afinidad por la angustia del director, por los primeros planos de los rostros llenos de lágrimas, las muecas y rasgos vaciados por la desnutrición, parecen estar celebrando la desgracia como llave a la grandeza innata en las personas en situaciones de supervivencia.

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‘La sociedad de la nieve’ es un docudrama de lujo sobre una historia conocida, que va coloreando su sensiblería con un tono de gris que parece tener una pincelada de prestigio y verdad que se pega con la tentación de hacer cine de fanfarria y de gran espectáculo de Bayona, aquejado de una sobredirección en la que quiere destacar en todo momento, por si suena la estatuilla. La cámara está en constante movimiento, hasta en episodios cotidianos, siempre hay una lente wide, siempre hay un corte de montaje que implica algo terrible.

Dos películas que se pegan entre sí

El demiurgo está tan presente como en sus tuits y a veces olvida que esos movimientos tienen que tener una motivación relativa. Sin embargo solo consigue que la narración dinámica se haga monótona, que no acaba de diferenciar los individuos de un puñado de personajes intercambiables, perdidos entre planos preciosistas plagados lens flares, una recreación minuciosa y documentada de la dirección de arte y un afán de protagonismo del objetivo que quizá no le iba bien a la historia.

Llama la atención lo desapercibida que pasó en su momento ’13 vidas’ de Ron Howard, quien sabía retirarse del espacio de la tragedia con una sobriedad envidiable, dejando que los hechos manejaran las emociones sin empujarlas, y de paso hacernos sentir miedo por su memorable trío protagonista sin lanzarnos lágrimas a la cara. O por tener un referente en el aire, el silencio del documental ‘Wings of Hope’ (2000) de Werner Herzog que dignifica a su heroína cuando repasa sus propias aventuras. Sin ir más lejos, el espectáculo modesto de la reciente recreación rusa de ‘Única superviviente’ (2022), estrenada en streaming en las mismas fechas, tiene un accidente de avión sin nada que envidiar a esta y un caso real tan impactante como el de los Andes.

Society Of The Snow Movie Review

La fama de Bayona alcanzó su gran cota de manipulación en ‘Un monstruo viene a verme’, y algunas voces advirtieron que en ‘La sociedad de la nieve’ había pasado a una forma más madura, pero con esa pieza musical final resampleada sin disimulo de la de ‘Eduardo manostijeras’ es difícil pensar que su propósito ha cambiado, pese a que ahora encima tiene ambiciones de Óscar. Se agradece la solemnidad y el respeto por los muertos y supervivientes, pero como relato de supervivencia y canibalismo, y las consecuencias reales del dilema moral y la determinante toma de la decisión, no planta cara a la versión animal y femenina que ofrece ‘Yellowjackets’.

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