A pesar de ser principalmente un artista literario, Neil Gaiman es la clase de autor que conecta bien con el medio audiovisual incluso aunque tenga estilo y obras complicadas de llevar a dicho medio. Eso se explica porque, primero, Gaiman es un espléndido narrador de historias, y eso puede trasladarse bien a cualquier medio siempre que se tenga esa misma intención. Cómic, ilustración, cine, etc.
Este carácter polifacético le conecta bien con otros artistas también polifacéticos. Como es el caso de Clive Barker, al que no sólo une una buena relación de amistad o ser parte de una generación de artistas británicos tan brillantes como extravagantes, sino que comparten sensibilidad por la creación de mundos sobrenaturales o de fantasía oscura, además de ambición por emplear estos mundos para comentar la fortaleza de la unión y la comunidad. Es algo que está en la infravalorada joya 'Razas de noche'.
Los señores de la noche
Esta película se encuentra disponible para ver en Netflix (aunque sólo por tiempo limitado ya que el 1 de septiembre sale del catálogo) y es una estupenda pieza de revalorización de la figura de los monstruos, que Barker plantea de manera distinta al igual que hiciera en su influyente 'Hellraiser'.
Esta resignificación de mitos oscuros es algo que conecta también con el autor de 'Sandman', que hace un cameo inesperado en la versión del director de esta película -y Barker devolvería el favor luego con puntuales colaboraciones en el cómic de Gaiman-.
La película sigue a un joven llamado Aaron Boone (Craig Sheffer), considerado un paciente de inestable salud mental obsesionado por terribles y recurrentes pesadillas que su doctor (un sorprendente y estupendo David Cronenberg) trata de hacerle creer que son síntomas de asesino en serie. Pero Boone logra escapar de su vigilancia y de la persecución de la policía, escondiéndose en un cementerio abandonado.
O que cree que está abandonado. Sin querer encuentra el acceso a la subterránea ciudad de Midian, donde habitan las razas de la noche. Estas estrafalarias criaturas, mutantes, monstruosas e infernales que han estado escondidas durante siglos, no suponen una amenaza en absoluto y aceptan al joven Boone en su seno, abriéndole hasta la posibilidad de convertirse en una raza de noche de pleno derecho.
'Razas de noche': imaginativa y única
Justo la clase de película que resulta una pesadilla para un estudio grande como 20th Century Fox, productora de la cinta, y no por el género de terror de la cinta o los extravagantes diseños de los monstruos. El tipo de cinta que, por tono e historia, no tienen demasiada idea de como vender, y por ello buscan alteraciones para acercarla a una vertiente más vendible. Por eso Barker criticó al estudio por intentar que pareciera un slasher violento.
Y no es de extrañar, ya que el enfoque que hace de los monstruos es celebratorio y de aceptación, mostrando lo positivo de una comunidad que abraza lo que la define y se fortalece en la unión (y haciendo clara alegoría de la comunidad gay a la que Barker pertenece). Todo sin renunciar a toques de humor macabro o fantasía terrorífica. Justo la clase de detalles que la vuelven tan invendible como sugerente y atrevida. Una interesante pieza a rescatar mientras esté disponible en streaming.
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