Hace un par de días se compartía mucho una noticia en la que el núcleo de la Tierra se había frenado, iniciando una serie de procesos que podía desde acortar los días hasta cambiar el sentido de la rotación del planeta, y no faltaron reacciones apocalípticas. Es, por supuesto, un mecanismo adquirido tras varias olas de variantes del COVID que se recibían con absoluto fatalismo.
Esa anticipación al desastre es, por supuesto, lo contrario de lo que solemos ver en películas de desastres, donde estos nos azotan sin que lo esperemos y suele llevar un tiempo procesar el fenómeno y sus causas (es una manera de distribuir la exposición de la información). Es algo que, inesperadamente, subvierte una de las comedias de terror más excéntricas de los últimos años: 'Los muertos no mueren'.
Esto no va a acabar bien
Ya disponible en streaming a través de Netflix, la película de Jim Jarmusch hace un intenso pero al mismo tiempo relajado repaso a la mitología zombie plasmada en la gran pantalla, con referencias a clásicos como George A. Romero pero también mucha autoconsciencia sobre su naturaleza de película post-apocalíptica tardía. Jarmusch decide jugar la ventaja de contemplar desde fuera todas las reglas de una cinta de muertos vivientes.
La premisa es sencilla, con un pequeño pueblo amenazado por el despertar de los muertos, un trío de policías interpretados por Bill Murray, Adam Driver y Chloë Sevigny que deberán hacerles frente y un grupo más variados de personajes absurdos que harán aparición para hacer más extraña la función. Desde bien pronto la película hace referencia a la consciencia de los personajes en torno a la amenaza y a la causa, pero también al hecho de que saben que están haciendo una película de zombies.
Esto, por supuesto, no es 'Zombies Party' o 'Bienvenidos a Zombieland', que hacían toda una celebración enérgica del género desde la comedia. Esto es una película de Jarmusch, y va a anclarse en un ritmo narrativo tan arrastrado que parece emular el movimiento de uno de sus muertos vivientes. Una manera de acentuar ese absurdo que le gusta cultivar al director, ya que desde ahí encuentra los momentos realmente humanos que le gusta estudiar.
'Los muertos no mueren': una comedia zombie totalmente diferente
Entre varios chascarrillos de zombies que se parecen a Iggy Pop adictos al café o referencias a las páginas del guion que les ha dado el director, Jarmusch hace una interesante película sobre cómo la muerte nos acecha a todos. No es raro que un director ya anciano reflexione sobre la mortalidad (incluyendo la suya propia), pero Jim no cae en la autocomplacencia y encuentra una manera divertida de estudiarlo, al mismo tiempo que deja una comedia zombie totalmente diferente.
Es todo un desafío a la paciencia del espectador de fantástico de a pie, porque Jarmusch no está interesado en una película de terror al uso. Siendo justos, rara vez le ha interesado hacer películas al uso, siempre ha encontrado una manera especial de explorar desde fuera diferentes estilos de cine. Es por ello que 'Los muertos no mueren' no es la carta de amor al género que quizá algunos esperen, pero es un interesante verso libre en un género establecido gracias a fenómenos como 'The Walking Dead' o la reciente 'The Last of Us'.
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