Es la mejor película del director de 'Babylon' y tienes sólo unos días para verla en Netflix: ruido y furia en un cañonazo de jazz que se vuelve una cinta de hostias

Destrozando baquetas

El camino hacia la grandeza es un recorrido que a Damien Chazelle le encanta recorrer a través de sus películas y sus personajes, pero en una película como 'Babylon' es donde más ha evidenciado la parte más oscura de que se cumplan tus sueños. Un sentimiento desolador que obliga a mirar sus obras previas con otros ojos, habitualmente acusadas de randianismo militante para intentar justificar las penurias sufridas para llegar a lo más alto.

La realidad resulta más ambivalente, menos orientada hacia un lado u otro. Es algo especialmente notorio al revisar o recordar lo que sucede en una película como 'Whiplash', que sigue siendo su obra definitiva en muchos aspectos. Un tortuoso camino hacia la ansiada gloria llena de ritmos de jazz caóticos y no pocas hostias, haciéndola de momento su única "película de acción".

Latigazos al set

En Netflix puede recuperarse por tiempo limitado, ya que el 30 de abril es el último día en el que estará disponible en la plataforma. La película que le puso completamente en el radar y empezaba a plantear que podíamos estar ante uno de los autores del cine americano de esta década. O, al menos, uno de esos capaces de rodar con un brío eléctrico e infatigable.

Miles Teller da vida a este batería que ha dedicado toda su vida para estudiar en el prestigioso (y elitista) Conservatorio de Música de la Costa Este, esperando poder entrar en la banda de jazz de uno de los instructores más estrictos pero más galardonados, interpretado por J.K. Simmons. Cuando entra en contacto con sus métodos empezará una espiral autodestructiva y tan frenética como una de las piezas que debe interpretar.

Hay hostias verbales, hostias emocionales, hostias literales tanto a instrumentos como al propio cuerpo, que expulsa su sangre en cubos llenos de hielo. Imágenes impactantes que muestran como Chazelle aborda esto casi como una película de acción física, o incluso una de boxeo donde los personajes están encajonados y la cámara danzando a su alrededor. Ese dinamismo termina de propulsar una historia demoledora.

'Whiplash': cazando el destino

La situación del personaje de Teller destila bastante ambigüedad, pero también de la clase que puede malinterpretarse cómo validación. El personaje queda atrapado en una situación de abuso ante una fuerza de la naturaleza (Simmons, imperial en este rol que le dio un merecido Oscar) sólo para acercarse a aquello que siente que el destino le tiene preparado. ¿Pero qué precio hay que pagar por los sueños? ¿Está justificado?

La película trata de mantenerse neutral al respecto para que sea el propio espectador quien se decante al ver el final. Puede verse como una redención que consigue el ansiado objetivo de la trascendencia, aunque también como una gloriosa tragedia de alguien que no puede desengancharse de ser golpeado. Todos estos detalles mantienen 'Whiplash' tremendamente viva y todavía imprescindible.

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