Desde que Netflix comenzó a apostar con fuerza por sus producciones originales, y más concretamente durante los últimos cuatro o cinco años, han sido muchas las voces que se han alzado en nuestras amadas redes sociales y en diferentes foros de opinión señalando lo que, según sentencian, es un aspecto visual clónico y fotocopiado en todas o, al menos, en la inmensa mayoría de las series y películas de la plataforma.
La teoría sobre la existencia de esta tendencia, denominada comúnmente como "look Netflix", ha alcanzado un nuevo nivel de absurdo tras el estreno limitado en cines de la fantástica 'Puñales por la espalda: El misterio de Glass Onion'; una cinta que ha vuelto a reunir de nuevo al dúo compuesto por el realizador Rian Johnson y su DOP de cabecera Steve Yedlin y que no ha tardado en ser criticada por su tratamiento fotográfico.
Esto, que no puedo calificar como poco menos que un disparate, me sirve como excusa para reflexionar sobre la presunta existencia de un "look Netflix" que, para ciertos sectores del colectivo cinéfilo, puede que no sea más que un modo de proyectar su recelo hacia las producciones destinadas a la pequeña pantalla y hacia una industria que abraza sin miramientos el digital por encima del fotoquímico.
El absurdo
Antes de entrar en detalle sobre el modus operandi de Netflix en lo que respecta a la tecnología, detengámonos un momento para hacer el pertinente caso al elefante en la habitación y escudriñemos el absurdo que encierran los defensores de que 'Glass Onion' tiene una aproximación visual menos refinado u óptimo que el de la 'Puñales por la espalda' original. Para ello, sólo tenemos que poner algunos datos frente a frente —o, simplemente, usar nuestras retinas y comparar, como mínimo, sus tráilers—.
Ambas entregas de 'Knives Out' están dirigidas por el mismo director y fotografiadas por el mismo DOP, pero esto no es todo. Los dos largometrajes han utilizado cámaras ARRI —la Alexa Mini en la original y la Alexa Mini LF, con un sensor de mayor tamaño, en las secuela—, lentes Zess Prime —Master Prime y Supreme Prime respectivamente— e, incluso, sus procesos de color grading y tratamiento de la imagen se efectuaron en los laboratorios FotoKem.
Para más inri, y esto es algo que anulará casi por completo los argumentos de quienes defienden la idea de que las cámaras digitales capturan imágenes idénticas y "poco cinematográficas" —sea cual sea el significado de la expresión—, no tenemos más que visitar la web de Yedlin para descubrir que no sólo es un estudioso de la conocida como "Color Science", sino que tiene un ensayo interesantísimo —si os interesa mínimamente la materia, os aconsejo encarecidamente su lectura—sobre cómo emular las características del fotoquímico y llevar más allá la imagen independientemente del hardware con el que se grabe.
Los requisitos
Es de rigor no negar lo evidente y subrayar que Netflix tiene un control escrupuloso y exhaustivo sobre el material que se emplea para rodar sus originales. Un vistazo al Help Center de su web para partners nos permite ojear su, por otro lado, extenso listado de cámaras aprobadas, que incluye dispositivos de marcas como la mencionada ARRI, Canon, Panasonic, Panavision, RED, Sony y Blackmagic Design.
Todas las cámaras que constan en la guía cumplen un mínimo de requisitos en lo que respecta a la resolución —siendo la base UHD a 3840x2160—, el rango dinámico, la generación de ruido al grabar con ISOs altas, la compresión de la imagen, los códecs... un surtido de puntos en común que no evita que cada compañía tenga su propia ciencia de color, y que poco influyen en la plástica una vez se procesa la imagen en la fase de grading.
Para desmontar la idea de que las cámaras aprobadas por Netflix son las responsables del supuesto "look" de marras no tenemos más que echar un vistazo a largos como el primer original 'Beasts of No Nation' —rodado con la ARRI Alexa XT—, 'El irlandés' —ARRI Alexa Mini—, la trilogía de 'La calle del terror' —ARRI Alexa Mini—, 'Los dos papas' —RED Weapon Helium—, 'Mank' —Red Ranger Helium— o 'Roma' —ARRI Alexa 65—; por no hablar de títulos rodados en fotoquímico como 'Historia de un matrimonio' o 'Da 5 Bloods'.
La verdad del Look Netflix
No cabe la menor duda de que en Netflix hay un control estricto sobre aspectos técnicos como los mencionados anteriormente, pero desde la compañía, pese a hacer recomendaciones en lo que respecta a tratamientos de color o relaciones de aspecto para amoldarse a su pipeline y a la variedad de pantallas en las que se van a consumir sus productos, abogan por la toma de decisiones en base a lo estrictamente creativo.
Esto no impide que, sobre todo en sus producciones episódicas, no sólo haya una tendencia a los colores saturados, a los ratios altos de contraste y a un exceso de definición en la imagen que pide a gritos algún que otro filtro difusor. A esto habría que sumar la tendencia a planificar con la superficie de proyección o emisión en mente que suele derivar en la predominancia del plano medio en el panorama televisivo; opciones que, en última instancia, están más ligadas al desdén y la falta de riesgo que a imposiciones conspiranoicas para unificar el aspecto visual de todas las obras de una compañía.
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