Una gran adaptación de un clásico de Jane Austen que sigue despertando sensaciones
Hay dos cosas especialmente interesantes en la adaptación que Greta Gerwig realizó hace unos años de 'Mujercitas'. Una es enfatizar la parte del matrimonio, una cuestión de gran importancia en la vida de las hermanas, como una proposición económica, y de ahí conectarlo con las concesiones creativas que se tienen que hacer para tener hueco en la industria. La segunda es que esas ideas estén verbalizadas a menudo por el personaje de Amy (Florence Pugh), la que habitualmente se ha considerado la más frívola y enamoradiza de las hermanas.
Es una manera de reconciliar pasión y responsabilidad, que tienden a darse como conflicto irresoluble en dramas de época hasta que, sorpresa, resulta que pueden coexistir hasta cierto punto. Al menos, las más interesantes adaptaciones de estas novelas históricas y románticas logran que emerjan y se acerquen esas ideas. Un buen ejemplo es la imperecedera 'Sentido y sensibilidad'.
Cabeza y corazón
Imperecedera porque, incluso siendo un drama de 1995, este histórico romance logran ser relevante en plataformas de streaming como Netflix. No debería extrañar, siendo un exquisito trabajo escrito y protagonizado por Emma Thompson, que permitió brillar a Kate Winslet antes de volverse estrella absoluta con 'Titanic' y que cimentó la carrera en Hollywood de Ang Lee.
Esta adaptación de Jane Austen nos lleva a la Inglaterra del siglo XIX, donde la muerte del patriarca pone en jaque a la familia Dashwood, con su viuda teniendo que sacar de la penuria económica a sus tres hijas. Entre ellas está Elinor (Thompson), la mayor y más racional, y Marianne (Winslet), más llevada por sus pasiones y sensibilidades. La pérdida de sus padres acentuará sus personalidades, pero las experiencias amorosas trastocarán su percepción del mundo.
Si no fuera poco tener a dos actrices de ese calibre, también encontramos a un espléndido Hugh Grant en pleno apogeo y a un Alan Rickman que siempre insufla elegancia y presencia a todo lo que hace. El buen aprovechamiento de este reparto es lo que termina de elevar una propuesta con tan buena base como la de 'Sentido y sensibilidad'.
'Sentido y sensibilidad': torbellino de emociones
Los cimientos son buenos, con la mezcla de ingenuidad y madurez presente en la primera novela escrita por Austen (aunque publicada década y media después), y el guion de Thompson encuentra la manera de que sus ideas se sigan sintiendo contemporáneas. El conflicto entre la estabilidad financiera y el querer escapar de un mundo de adormecimiento emocional es algo que apela mucho a una generación X que tocará techo cultural con 'El club de la lucha'.
Luego está la espléndida factura de Ang Lee, que salta de hacer excelentes dramas en Taiwán a intentar llevar su sensibilidad al cine occidental. La exploración de las emociones reprimidas es una contaste en su cine, y consigue que sea una de las partes más emocionantes de esta 'Sentido y sensibilidad'. Una película que resulta conmovedora sin dejar de ser intelectual.
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