Sí, ya lo sé. Estamos saturados de documentales sobre crímenes reales. Los casos más increíbles de la humanidad reciente han encontrado su nicho en las plataformas. No importa el lugar de origen, siempre enganchan al espectador. 'Un falsificador entre mormones' simplemente es uno de los mejores que hayamos visto.
Ángeles, salamandras y asesinatos
Con un título en español que destroza bastante la sorpresa de los acontecimientos, 'Murder Among the Mormons' es una sensacional miniserie documental de Netflix sobre el escabroso asunto de los ataques terroristas en la Utah más mormona de los ochenta.
Con el bestial encanto de la cápsula del tiempo que es la ciudad de los Jazz, el asunto Mark Hofmann tratado a fondo, la tremenda importancia que se tiene a una iglesia que en realidad parece no le importarle a nadie fuera de Salt Lake City y, sobre todo, por ver a Jared Hess (codirigiendo junto a Tyler Measom) metido en una faena mucho más personal de lo que se imagina cualquiera, la miniserie de tres episodios de Netflix es una visita obligada para todos los amantes del formato.
Hess, mormón practicante y seguramente el único con un sentido del humor lo suficientemente poderoso como para sostener su brillante carrera gracias a su conocimiento del tema, saca oro de un trabajo que en realidad lleva años obsesionando al director de 'Napoleon Dynamite' o la obra maestra 'Gentlemen Broncos', que se metió de lleno durante años en la recopilación de todo tipo de material sobre el caso.
Su investigación deja un apasionante True (Mormon) Crime en tres partes que os volverá locos y donde los responsables no se cortan a la hora de intentar aproximar el tono al de una comedia negra pasada de rosca, como en las recreaciones armadas del episodio central o en la mala uva de algunos testimonios.
En algo menos de tres horas, la miniserie documental de Netflix cubre un momento horrible y no tan conocido de la historia de Utah: el asesinato en 1985 de dos miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días de Salt Lake City por alguien de sus propias filas. Mark Hofmann, un comerciante muy respetado de documentos históricos mormones, fue condenado por los asesinatos, cometidos con bombas dirigidas a algunos de sus socios. Una historia compleja llena de enrevesados vericuetos dignos del mejor guión de thriller.
Pero a pesar de que la historia fue cubierta a nivel nacional y el dolor permanece para los miembros de la iglesia, poco se recuerda hoy. Sobre todo fuera de su país de origen. Con el auge del formato, Tyler Measom y Jared Hess deciden traerlo de vuelta a la conciencia global. Y para ello no se han cortado a la hora de usar un poco de humor negro en la fórmula, dejando de una manera totalmente inesperada a este documental en la misma órbita que la filmografía de Hess.
De hecho, lo más increíble de todo esto es que el cineasta firmó hace años la sensacional 'Don Verdean', que tiene todo que ver con este peliagudo asunto extremadamente incómodo, violento y, por qué no decirlo, glorosiamente ridículo por momentos con sus ángeles, salamandras y ropa interior mormonas. Visto ahora todo el ambiente que rodea a este asunto se antoja brutal la revalorización de toda la obra del cineasta.
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