Resulta irónico hablar de Damien Chazelle como un autor obsesivo, dado que la obsesión (por la excelencia, por la hazaña) es algo recurrente en su obra. Se habla en esos términos, mayormente, como arma arrojadiza, como si fuera terrible que intente desentrañar cuestiones humanísticas que encuentra interesantes a través de diferentes formatos e historias, como si no fuera algo que sucede en buena parte de cineastas.
Es cierto que Chazelle tiene una transparencia al abordar estos temas y varios objetos de culto recurrentes que resultan excesivamente evidentes y causan cierto hartazgo (más tirando a la pereza que al odio, eso sí). Por eso, cuando te cuentan que tiene una serie en Netflix de ocho episodios en torno a un propietario de un club de jazz francés, hay cierto impulso a poner los ojos en blanco. Pero 'The Eddy' no es solo Chazelle.
Improvisando
Creada junto a Jack Thorne (dramaturgo que en los últimos años ha tendido al entretenimiento young adult con 'La materia oscura' y las dos películas de 'Enola Holmes'), la miniserie tiene su evidente parte musical, con André Holland interpretando al propietario del club parisino y ocasional músico de banda. Tiene su parte dramática, con una compleja relación con su hija, y su parte criminal con una subtrama intermitente.
Chazelle sólo dirige los dos primeros capítulos, aunque es suficiente para marcar el tono por el que va a discurrir una serie que trata de tener varios platos girando al mismo tiempo. Ese brío para dirigir separa a esta ficción de la mayoría de obras de la plataforma que parecen cortadas por el mismo patrón visual, haciendo gala de la gran virtud que tiene como director que es introducirte de lleno en los mundos que explora.
Sea el Hollywood de antaño, la élite musical del Nueva York contemporáneo, los aledaños del cuartel de operaciones de la NASA o, como en este caso, las frías calles del París multicultural, somos capaces de entrar al instante por una cuidada ambientación y su músculo cinematográfico (visual y sonoro) que nos da de la mano. Incluso en un proyecto donde parece ejercer de artesano en lugar de como fuerza creativa principal consigue tener eso.
'The Eddy': un mundo tan asombroso como enrevesado
Es sin duda algo a lo que agarrarse en un proyecto marcado por la irregularidad y no siempre certero en todos los asuntos que quiere abordar. En ciertos puntos parece dominarle cierta pereza por determinadas tramas y la parte criminal parece la parte más impuesta por el algoritmo de la empresa para poder hacerla vendible. Su estructura resulta tan caótica como el ecosistema que trata de diseñar.
Resulta complicado atribuirlo plenamente a Chazelle, aunque es cierto que los problemas que presenta la miniserie son una constante ya presente desde los primeros episodios. Es por ello que resulta la obra menos satisfactoria del director de 'Babylon', aunque no por ello deja de tener aciertos como esa manera de plasmar la música en vivo que te contagia ganas de buscar playlists debidamente seleccionadas con jazz que tener de hilo conductor para el resto del día. Aunque caiga en lo mismo, es difícil negar que sabe pegarte algunas cosas.
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