La del terror y el cine es una de esas relaciones antiquísimas. Unos novios que siempre estuvieron juntos. El aparataje mismo del cine ya apoya y aupa la inventiva que invoca nuestros demonios pretéritos. Podríamos remontarnos a los burdos trucos de ‘Le Manoir du Diable’ (1896, Georges Méliès) o los últimos tejemanejes estéticos de ‘La Monja’.
Nos da lo mismo, existen tantas tipografías del miedo como víctimas. Y siempre ha estado ahí, desde ese relámpago que irrumpe rajando en dos un árbol hasta las derivas de insectos gigantes, zombies, mutilación y claustrofobia, caníbales o endemoniados.
Y no sabemos si será por ese aroma a Halloween, a esa nueva ‘Suspiria’ reformulada por Luca Guadagnino (‘Call me by your name’) que trae de vuelta el giallo a primera plana, pero hoy nos apetece revisar catálogo y zamparnos un buen atracón de sustos, nueva carne y pieles tensas. Todos los títulos pueden verse en Filmin, cuyos contenidos también forman parte de la oferta de televisión de Vodafone. ¿Empezamos?
La Carreta Fantasma (1921)
Nada mejor que abrir boca con un aperitivo sofisticado, íntimamente ligado a un tiempo y un folklore olvidado —como también podría ser ‘El Viyi’—.
‘La Carreta Fantasma’ es uno de esos eternos clásicos del cine mudo prácticamente ignorado por el público general y una virguería en lo plástico. Basada en la novela ídem de la primera mujer en obtener un Premio Nobel de Literatura, Selma Lagerlöf, la cinta está trufada de sofisticadas superposiciones, una alucinada versión del mito de Caronte dirigida por un joven Victor Sjöström. Sí, el mismo que haría historia con su canto a la vejez bajo la batuta de Ingmar Bergman en ‘Fresas Salvajes’.
Los ojos sin rostro (1959)
Y saltamos de un clásico a otro. ‘Los ojos sin rostro’, cómo no, uno de los relatos de terror más sofisticados y exquisitos que puedes ver con tus ojos. Un cirujano busca la perfección y tiene a la candidata ideal para experimentar. No diremos más.
¿Qué tiene de especial? Digamos que su influencia seminal es rastreable a través de los ‘Gritos de la noche’ de Jesús Franco, casi un remake libertino, en el ‘Cara a Cara’ de John Woo, en ‘Audition’, ‘Abre los Ojos’ de Amenábar, ‘La piel que habito’ y, más específicamente, la ‘Halloween’ de John Carpenter. Ahí es nada. Su director, Georges Franju, comenzó en el negocio rodando vísceras en un matadero a las afueras de su París querido.
La corta noche de las muñecas de cristal (1971) + Todos los colores de la oscuridad (1972)
Hagamos trampa y, de paso, doble sesión. Aldo Lado, ese veneciano educado en las formas fílmicas al abrigo de Bernardo Bertolucci y padre de “ese otro giallo” firma aquí su obra maestra. ‘La corta noche’ es un thriller a la italiana escrito con oficio y arropado por el vals celestial de un Ennio Morricone en los mejores años de su carrera.
Y, como segunda parte de este miniciclo, esta chifladura, muy meritoria referencia del cine bis. Apenas un año después de su perversa señora Ward, en ‘Todos los colores’ Sergio Martino se sacude la parte sexual y abraza la satánica, como nos gusta a algunos.
El resultado es un giallo sucio como el motor de un John Deere abandonado, de bajísimos presupuestos, con psicoanalítica de baja estofa para dejar en suspenso el cerebro y en suspense lo demás.
Tras el cristal (1987)
Tenemos suerte de vivir en la misma mente que Agustí Villaronga, aunque no le faltan enemigos. Gracias a la increíble oferta fílmica de Filmin, esa especie de meca hasta arriba de joyas por descubrir, nos encontramos en el catálogo con ‘Tras el cristal’.
Película difícil en el sentido más amplio, ‘Tras el cristal’ aborda la cuestión de la venganza, eterno motto del género, en la piel de un joven que acude al hogar de un anciano médico. Salpimentamos con los recuerdos y abusos del Holocausto nazi y ya tendremos una ‘Funny Games’ para solicitar el primer tiempo muerto. Un plato fuerte para estómagos ídem.
Aquarius (1987)
Repetimos año por necesidad. Ok, no descubrimos nada nuevo, peeero ‘Aquarius’ no es ‘The Rocky Horror Picture Show’. Y nuestra intención es descubrir no solo cintas de fondo de catálogo, sino revalorizar hitos caídos en un olvido tempranero.
Un grupo de actores jóvenes, encerrados en un teatro, pasa la noche entre ensayo y ensayo. Por desgracia para ellos, un asesino se ha fugado de un sanatorio cercano y ha decidido ir a hacerles una visita. Uno a uno, siguiendo la pauta del slasher norteamericano y con máscara incluida, los miembros del reparto van apareciendo masacrados. El italiano Michele Soavi llega tarde al giallo pero no a la creatividad y metodología. Una delicia onírica para retomar el género.
Mal gusto (1987)
Y nos marcamos un hattrick. Ya casi hemos salido de los ochenta y va siendo hora de una monster movie de ambiente camp. No será por falta de ejemplares. Porque los 80, entre tomates asesinos y muppets pornógrafos, fueron un balón de oxígeno. Y podríamos quedarnos con obras más sofisticadas como ‘Re-animator’, ‘La noche del cometa’ o ‘Society’, pero siempre está bien acudir a esos debuts cinematográficos llenos de inventiva.
‘Mal gusto’ pone sobre la mesa que se puede hacer cine costroso y barato y salir en hombros. Y que Peter Jackson fue un enorme creativo antes que empresario a las órdenes del anillo único. En cuestión de mal rollo, el presupuesto no marca el éxito. Como bien demostraron los 12.000 euros invertidos por Oren Peli en la primera ‘Paranormal Activity’ o los 35.000 en ‘El proyecto de la Bruja de Blair’.
La casa de papel (1988)
No, no hablamos de la serie que comparte nombre. Adaptando el libro ‘Marianne Dreams’, de Catherine Storr, ‘La casa de papel’ son 90 minutitos de incomodidad, con banda sonora de Stanley Myers y Hans Zimmer.
Cine británico extraño del que ya no encontramos, cine menor pero ideal para disparar el contador de mal rollo, la premisa nos relata que Anna Madden es una chica de once años que pasa sus aburridos días haciendo dibujos. En sus sueños, todo lo que dibuja se convierte en realidad. Hasta que esos sueños cobran el color de las pesadillas.
Al interior (2007)
Subimos un par de pistones, que ya va siendo hora. Bien cabría el ‘Martyrs’ de Pascal Laugier pero tampoco conviene excedernos. ‘Al interior’ no es el cine de Hideshi Hino y su saga de ‘Guinea Pig’. Más bien, estamos ante uno de los mejores ejemplos para recordar que los festivales de sangre no están reñidos con la sutilidad de ciertos mensajes.
Una línea para la trama: mujer embarazada llora su soledad en Nochebuena tras perder a su marido en un accidente. Una invasora visita el hogar y lo que viene a continuación te sorprenderá. Vaya que sí, podemos apostar dinero.
Tú eres el siguiente (2011)
Nueva década pero viejos temas. ‘Tú eres el siguiente’ es un slasher de cocción lenta, un firme representante de un canon rastreable hasta los códigos del docudrama que sentó Tobe Hooper con ‘La matanza de Texas’. Y funciona como un reloj atómico.
Aunque la propia Filmin lo denomina mumblegore, subgénero para hablar del carácter autoral de directores primerizos, ‘Tú eres el siguiente’ aúna elementos de un montón de clichés para, en fin, proponer 90 minutos de placer macabro con suficiente novedad para ser considerada por cualquier curtido en el género.
Oculus (2013)
Nunca se ha dejado de hacer muy buen cine de terror. Cada pocos meses descubrimos una nueva oportunidad y una revisión de idea vieja con perspectiva fresca. ‘It Follows’ se emparenta con ‘Carrie’ de la misma forma que ‘Kill List’ nos retrotrae a ‘The Wicker Man’ o los guiones de Nigel Kneale a las últimas locuras de Rob Zombie.
‘Oculus’ es un magnífico ejemplo de la permeabilidad y la total ausencia de complejos que abrazan los grandes del terror. Mike Flanagan expande una idea con la que ya rodó un cortometraje en 2006. Más maduro, aquí dirige con clase y tenemos elementos tradicionales para cualquier noche de Halloween: huérfanos, objeto maldito, sustos de los que te hacen tirar los Doritos por el sofá y una resolutiva de dos pulgares arriba.
Es cierto, ‘Oculus’ no es ninguna joya oculta, ha llenado salas y ahora viste el vasto catálogo de Filmin, también integrado en la plataforma de Vodafone —en un inventario con casi 800 referencias dedicadas únicamente al terror, no es fácil elegir—. Pero es un buen cierre de sesión para seguir picoteando entre un enorme banquete de opciones. Podríamos rememorar el descacharre de la Cannon con ‘Zombis nazis 2’ o abrazar algo más contenido y sutil, como ese mediometraje de Hugo Lilja, ‘The Unliving’. Pero la puerta ya está abierta. Ahora la dieta la marcas tú.