Hablar de la comida que comemos, la ropa que vestimos, los coches que utilizamos o el calzado con el que andamos, en el fondo es desagradable. Desagradable porque tras una cubierta de felicidad y buen sabor en estos asuntos nos encontramos cara a cara con la realidad del mundo, y vemos muchas de las crueldades que se comenten a diario por todo el planeta a nivel de producción para que nosotros disfrutemos de un placentero día a día en una confortable comodidad hogareña. A todo esto hay que sumar un importante factor cultural que determina muchas de las formas en las que se hacen las cosas.
Centrándonos en el ámbito del espectáculo y la comida nos encontramos con ‘The Cove’, un recomendado documental sobre la captura y posterior utilización de los delfines en Japón. Hecho que a priori espantará a muchos de la pantalla del salón, por no querer sentarse a ver las penas del mundo, pero que merece una sorprendente y grata oportunidad. No todo es felicidad tras la sonrisa de un delfín haciendo acrobacias en el delfinario, ni toda la carne de ballena que se come es realmente de ballena. Son sólo algunos de los temas que trata ‘The Cove‘.
Demostrando qué tenemos en común delfines y humanos
Ganador del Oscar al Mejor Documental en esta última edición de 2010, ‘The Cove’ comienza introduciendo que nos relaciona con el animal más inteligente, el que supuestamente más se asemeja a nosotros. La historia está guiada por Richard O´Barry, un adiestrador de delfines que fue uno de los impulsores de los espectáculos de acrobacias en los delfinarios y el adiestrador de Flipper. La muerte de un delfín en sus propios brazos fue un hecho le traumatizó de tal manera que se alejó de los delfinarios totalmente para comenzar a luchar por cambiar la verdadera realidad de los delfines capturados en el mundo.
Como animal, el delfín es capaz de ayudarse unos a otros cuando están enfermos, reconocerse en un espejo, entender ciertas actitudes del ser humano, e incluso desarrollar una cultura, hasta 2005, algo que se creía únicamente propio de la raza humana. Además, tienen sentimientos, saben cuándo y cómo expresarlos y hasta son capaces de suicidarse por estrés… Algunas de estas características son las que muestra ‘The Cove’.
Una impecable realización que mezcla investigación, entrevista y documental nos muestra que la vida de estos animales está en peligro, no sólo a nivel de caza y disfrute del espectáculo que puedan llegar a ofrecer comercialmente, sino a un cierto nivel de abuso y corrupción por parte de autoridades japonesas que hasta ahora han permitido una cruel matanza y posterior venta del delfín en modalidades tanto injustas como dañinas para la especie animal y la salud humana.
El centro de la historia: ¿Cultura, alimentación o matar por matar?
La localización principal del documental es Taiji, en Japón. Allí existe una cala en la que se realiza una caza anual de delfines en la que se ha establecido una pequeña mafia que controla el lugar y la producción local, no permitiendo a la gente conocer la crueldad de la matanza y formas de pesca que utilizan para capturar delfines que van a consumo humano o reventa a delfinarios. Este autoproteccionismo queda bien patente en el documental, centrando las bases de algo que ciertas autoridades no quieren que se conozca, ya que dicha matanza ingresa localmente una importante cantidad económica.
Por cultura, en Japón se comercializa carne de ballena y de delfín, siendo esta última una de las más peligrosas por su alta concentración de mercurio, produciendo un importante riesgo tóxico para la salud. Las autoridades competentes japonesas han llegado incluso a permitir el suministro de carne de delfín en las comidas infantiles de los colegios y se ha llegado a vender carne de delfin etiquetada como si fuese de ballena en supermercados, manteniendo la tóxica concentración de mercurio en la carne. No obstante, no voy a criticar si me parece bien o me parece mal que los japoneses coman delfines o ballenas, creo que es una cuestión cultural. Probablemente ellos no entiendan que en España se comen las orejas del cerdo, entre otras partes más desagradables.
La crítica real es a la cruel forma de matanza que se practica en esa cala de Taiji por una mafia local, el permitir su consumo conociendo su toxicidad sin informar de ella a la población y el corrupto tráfico de delfines para acrobacias en delfinarios, en el que el único intermediario es el dinero. Sin embargo, Hirotaka Akamatsu, antiguo Ministro de Agricultura y Pesca de Japón, interpreta dicha crítica como que “es reprochable que esta película esté hecha como un mensaje de que los brutales japoneses están matando lindos delfines”. Y no es una cuestión estética.
El objetivo del documental
‘The Cove’ tiene escenas duras, impactantes, e incluso, tétricas. No es comparable a una jornada de caza de atunes (por ejemplo) es distinto. Es más profundo. El objetivo del equipo del documental era mostrar al mundo la crueldad de esa matanza de delfines desde la cala de Taiji a la que las mafias no dejan acceder. Para ello instalaron multitud de cámaras escondidas en árboles, rocas y bajo agua en el interior de la cala y esperaron a ver que sucedía uno de los días de caza.
Aunque estamos hablando de una producción con unos fines claramente activistas, los créditos finales de ‘The Cove’ nos muestran que se consiguió algo, como eliminar la carne de delfín de los menús escolares en Taiji, aunque hay algunas cosas que no entiendo y en cierto modo me hacen desconfiar un poco. En el film se retrata el despido de Hideki Moronuki en 2008 tras el estreno del documental, jefe adjunto de la división de la caza de ballenas en la Agencia de Pesca de Japón, Sin embargo Moronuki no fue despedido, y continúa trabajando para dicha Agencia de Pesca.
De cualquiera de las maneras, ‘The Cove’ merece una grata oportunidad. Sus 25 premios acumulados hasta ahora, entre ellos el Oscar al Mejor Documental en la pasada edición de los Premios de la Academia creo que avalan la producción por si sola. Para España, los derechos de emisión han sido adquiridos por Canal+, que lo está emitiendo durante lo que queda de mes y durante todo Diciembre. Es una buena oportunidad para ver el documental porque aunque no sea entretenimiento, merece mucho la pena, nunca mejor dicho.
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