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TVE sin publicidad: el culebrón


Parece que por fin se van sabiendo las claves que van a guiar el cambio del modelo de negocio de Televisión Española. A rasgos generales podría resumirse como un cambio a la francesa en lo que se refiere a la imitación del modelo. La Vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega ya ha presentado las claves de un cambio que será muchas cosas menos tranquilo. Se marca septiembre como fecha tope para el proceso, otros más optimistas creen que todo estará listo en julio. Demasiado pronto, en cualquier caso, para resolver muchas de las dudas que ya se están generando y que, es seguro, aumentarán según se vaya acercando la fecha del apagón publicitario en la Pública.

La reforma, además de significar la eliminación de la publicidad, supondrá también un reducción muy importante en lo que se refiere a contenidos que llaman competitivos (eventos deportivos y cine americano, para entendernos, tendrán un tope presupuestario del 10% del total). Los números que ha presentado el Gobierno para validar su propuesta son los siguientes: en estos momentos la cadena ingresa en publicidad 700 millones de euros que se compensarán con la aportación estatal, que se mantiene como hasta ahora, y con tres tasas que correrán a cargo de operadores privados. Las televisiones comerciales aportarán un 3% de sus ingresos brutos de explotación, las empresas de telecomunicaciones aportarán por el mismo concepto un 0,9% y los ingresos del canon por utilización del espacio radioeléctrico irán íntegros a la financiación de TVE.

Las primeras voces discordantes al proyecto han venido del gremio de los productores de cine, que denuncian que el Gobierno, para contar con el apoyo de las televisiones comerciales, va a modificar la obligatoriedad que las cadenas tienen de invertir un 5% en cine, una especie de compensación por esa tasa del 3% que comentábamos antes. Según FAPAE (Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales de España), en ese 5% obligatorio se va a incluir la producción de series, con lo que sospechan que van a desaparecer las inversiones en cine, una suculenta fuente de financiación en estos momentos. Además, en este plan del Gobierno no se toca, ni siquiera de soslayo, el asunto de la doble financiación de las cadenas autonómicas, también públicas, que por ahora seguirán manteniendo el esquema tradicional.

Es previsible, como decía antes, que según se vaya acercando la fecha vayan materializándose más polémicas. Planea la duda sobre los puestos de trabajo del departamento comercial de TVE, que en septiembre quedarán vacíos de contenido, a pesar de que se asegura que no habrá despidos. Las películas o las competiciones deportivas que no adquiera TVE supondrán el caldo de cultivo para conflictos colaterales que quizá estén relacionados con la autorización a toda pastilla de la TDT de pago. Las modificaciones supondrán un cambio drástico en los contenidos de la cadena y la producción propia pasa a ser columna vertebral del proyecto, pero precisamente las acusaciones de externalización de la producción han sido uno de los caballos de batalla de la cadena en los últimos tiempos.

Muchos interrogantes, y otros nuevos que se irán sumando a la lista, en un proceso que parece que tiene más interés en poner paños calientes a la situación existente que en dar un verdadero giro a una cadena pública que sigue amarrada en muchos de sus aspectos a los lastres de su fundación en el franquismo, al corsé del componente comercial y a las deudas heredadas de todas las administraciones que han nombrado los diferentes gobiernos. Empezar de cero es una utopía pero, en este caso, sería la única manera de poder encarar el cambio sin deudas, sin compensaciones y sin parches. De ilusión también se vive.

Vía | Público, El País
Imagen | El Confidencial
En ¡Vaya Tele! | TVE reducirá su publicidad, aunque no sabemos cómo

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