¡Make Mine Economy!
Aunque fue DC la que empezó a popularizar los cómics de superhéroes, Marvel fue la que convirtió a sus personajes en seres humanos cuando empezó a expandirlos en los 60: Los Cuatro Fantásticos se equivocaban continuamente, Hulk era tan héroe como villano y Thor llegaba a enfrentarse a Odín por revelar su identidad a Jane Foster. Los personajes musculosos vestidos de licra dejaron los colegios y pasaron a ser leídos en las universidades. Se hicieron mayores y convirtieron a Marvel en una de las empresas más poderosas del mundo durante dos décadas. Y luego llegaron los 90.
Hulk romper banca
Pues sí, en los 80 Marvel era una de las empresas más poderosas del mundo del entretenimiento: las ventas de cómics nunca dejaban de subir, y los coleccionistas atesoraban cada truco comercial como si fuera lo nunca visto. Y todo parecía asegurar que en los 90 la cosa seguiría igual. De hecho, en 1991 se publicó el cómic más vendido de la historia, 'X-Men #1', con portada de Jim Lee, que consiguió colar 8.186.500 ejemplares. Además, 'X-Force #1' hizo lo propio con 3,6 millones y, en 1990, 'Spider-man #1' se llevó casi dos millones y medio. Marvel decidió ser la primera empresa de cómics en lanzarse a la bolsa. Cinco años después, Marvel estaría en bancarrota.
Pero volvamos a 1991, porque fue el mismo año en el que la empresa se devanaba la cabeza pensando en cómo hacer ver a los accionistas su éxito al lanzarse a bolsa: un informe seco no conseguiría hacer llegar a los inversores todo el potencial de Marvel, así que, tras una conversación con Gary Fishman, pez gordo de Wall Street y fan de los cómics durante toda su vida, decidieron lanzar un pequeño cómic de cuatro páginas en el que los superhéroes explicaran cómo había ido la cosa en el primer trimestre.
La idea era lógica, como dijo Bill Levins: "Conozco un montón de gente que sabe de cómics, y un montón de gente que sabe de cómics. Pero es difícil encontrar a hombres de negocios que entiendan los cómics". Así, ilustrado por John Romita Sr y escrito por el propio Fishman, el cómic trataba de Spiderman y Hulk explicando los beneficios publicitarios, las ganancias por participación y ese tipo de cosas.
Fue un éxito sin precedentes: todos los inversores estaban entusiasmados, no solo por los números sino porque realmente entendían todo lo que estaba pasando. Lo que pocos vieron venir fue lo que iba a pasar en el informe anual: un cómic de 36 páginas enviado gratuitamente a la casa de cada uno de ellos. En el 'Marvel 1991 annual report', los superhéroes (Thor, Spiderman, Tormenta, Iron Man, Reed Richards, Motorista Fantasma, Capitán América, Hulk, Lobezno y Punisher) iban a la bolsa mientras, en la logoforma, Uatu les observaba con interés. Fue el inicio de una tradición que no duró todo lo que a Marvel le hubiese gustado.
¡Hablemos de economía!
En 1992, cada informe trimestral se lanzaría en un pequeño folleto de un par de páginas con portada exclusiva y números a los que acompañaban Spiderman, Araña Escarlata o Iron Man. Pero lo que los accionistas esperaban de verdad era el informe anual: 64 páginas repletas de los héroes en poses épicas desgranando todas las cifras de Marvel. "¡Muerte exige entender por qué los beneficios de Marvel Entertainment han aumentado un 94% hasta 224 millones de dólares!", decía el Doctor Muerte en una frase muy característica.
A lo largo de los años, Lobezno diría frases como "¡La línea de ToyBiz para niños y bebés de 1994 está licenciada por Gerber!" y a nadie le importaba demasiado que no tuviera sentido: en un mundo tan aburrido y cuadriculado como el de la economía, este tipo de iniciativas eran más que agradecidas. Vale, no eran los cómics más fáciles de leer y puede que, realmente, los hijos de los accionistas no aprendieran mucha economía, pero no por ello dejan de ser piezas incunables de la cultura pop a la que solo tenían acceso aquellos que invertían en la empresa: un motivo más para hacerlo sumado a que jamás caería en desgracia. ¿Verdad?
Año 1996. Marvel se declara en bancarrota y se salvaría por la mano de un hombre que consiguió salvar la industria antes de caer mal a todo el mundo y que, precisamente, acaba de ser expulsado de Disney esta semana: Ike Perlmutter. Pero esa es otra historia. Lo que nos importa es que Marvel solo llegó a sacar dos informes trimestrales en 1996. A partir de ahí, todos sabemos lo que pasó y nadie en la industria estaba de humor para dibujar y escribir un cómic que explicara, poco más o menos, que había llegado la hora de recoger tenderete.
No encontrarás los cómics sobre economía de Marvel en una tienda de segunda mano estadounidense, pero, por suerte, están bien conservados. ¿Os acordáis de Gary Fishman, el magnate de Wall Street aficionado a los tebeos? Bueno, pues donó dos ejemplares de cada cómic a la Universidad de Columbia para que los protegieran del tiempo. Por cierto, Marvel, al salir a bolsa, seguiría perdiendo dinero hasta el 2000, donde su valor por acción era de apenas un dólar y medio. En 2009 ya estaba en 54.03. Y todos sabemos que después no le ha ido nada mal, redefiniendo el cine de las últimas décadas. Eso sí, sin cómics en los que Reed Richards se estirara a través de gráficos y barras. En el fondo, hemos salido perdiendo.
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