En España estamos viviendo un caso curioso, ya que tres cadenas (Antena 3, Telecinco y La Sexta) nos están ofreciendo tres formas de entender la relación entre ambos eslabones.
Por un lado, nos encontramos que en La Sexta las productoras son los máximos accionistas de la cadena. Es decir, se trata de productores de contenidos que han apostado por una integración vertical hacia abajo, buscando disponer de un canal de distribución propio para sus producciones. Obviamente, esto les despeja el camino para emitir sus contenidos (ellos se lo guisan, ellos se lo comen), pero les deja en situación complicada respecto al resto de cadenas.
Maurizio Carlotti, consejero delegado de Antena 3, decía en una reciente entrevista en El Mundo que su modelo de negocio ideal era el "zapatero a tus zapatos". "Nuestro negocio no es producir programas, es emitirlos y captar con ellos una audiencia que vender a los anunciantes de publicidad". También decía que "la producción y la distribución son negocios que hay que mantener separados". Por su parte Telecinco, a través de su consejero Paolo Vasile, acaba de anunciar la figura de "los productores de confianza": jóvenes empresas de producción en cuyo accionariado va a entrar Telecinco. Se trata por lo tanto de una integración vertical hacia arriba, buscando generadores de contenido con una relación especial con Telecinco.
¿Cuál es la fórmula más adecuada? En principio, las integraciones verticales tienen una serie de ventajas (derivadas de un mayor aprovechamiento de los márgenes en el proceso de compraventa del producto y también de obtención de sinergias derivadas del trabajo conjunto), pero también una serie de riesgos: el contar con un proveedor de contenidos favorito, o con un medio de distribución preferente, puede reducir la capacidad de productoras y de cadenas para actuar libremente en el mercado de acuerdo a las opciones más interesantes en cada momento.
Así, por ejemplo, Globomedia o Mediapro se están cerrando las puertas en Antena 3 (ya que, como dice Maurizio Carlotti, no va a encargarles a ellos, socios de referencia de un competidor, productos considerados clave o estratégicos, con vocación de sorprender - aunque ya hemos visto que no es una posición inflexible). Telecinco quizás tenga tendencia a tirar de sus "productores de confianza", obviando productos interesantes de otros competidores. Pero Antena 3 probablemente tenga que pagar a "precio de mercado" sus producciones, y en el fondo su libertad e independencia no sea tanta, ya que se verá abocada a una relación preferente con aquellos productores que no están en la órbita ni de La Sexta ni de Telecinco.
En todo caso, tres modelos y tres televisiones. Para que no digan que no hay variedad.