La presidencia de Trump no pasa desapercibida en Disney. La compañía ya ha empezado a revisar sus políticas de inclusión

Te recomiendo encarecidamente que te leas uno de los últimos artículos de Arturo Pérez Revert: "El triste precio de la estupidez"

Lo ha publicado en "el mundo" y es de libre acceso, aunque seguro que lo puedes encontrar copypasteado en otros sitios.

En el caso de que rechaces de pleno mi recomendación, por aquello de que te da repelús leer cosas, ejem, "fachas", compartiré un párrafo que es la clave de todo esto, del pendulazo que estamos todos percibiendo estos últimos meses.

"¿Qué ha pasado, cómo es posible?, se preguntan esos imbéciles. ¿Qué es lo que ha traído a la ultraderecha en Estados Unidos y Europa, resucitando fantasmas que parecían bien muertos y bajo tierra? Miran hacia todos lados palpándose la ropa con estupor. Quién diablos nos ha robado la cartera, inquieren. Pero el único lugar que no miran es el espejo, hacia ellos mismos. A su estupidez, irresponsabilidad e ignorancia, cuando no deliberada mala fe, que convirtió a una ultraderecha antes inexistente en Europa, o más bien minoritaria o residual, en pretexto, en factor útil para su hipócrita ejercicio de oportunismo político."

Y sí, eso es lo que parece que algunos os habéis olvidado, miraros en el ESPEJO, antes de llamar a los demás INTELIGENTÍSIMOS, porque en esta puñetera vida lo que está en plena decadencia, por encima de tantas otros principios, es la COHERENCIA. Vosotros, los que habéis votado y apoyado estos años a esa izquierda postmodernista, sois igual de INTELIGENTÍSIMOS, tanto como aquellos que ahora se han lanzado a los brazos de líderes populistas de derechas. Con las políticas y las medidas que habéis apoyaod, de forma directa o indirecta, solo hemos incrementado los males que llevábamos arrastrando en todo occidente, desde hace ya un par de décadas: más desigualdad, más opacidad, más censura, más inseguridad, más presión fiscal, mayor despilfarro de los fondos públicos, mayor pérdida de poder adquisitivo (gracias a esa inflación provocada por los mamoneos con las monedas fiat), ... y por último mayor fractura social, debido a los múltiples enfrentamientos (por sexo, por raza, por edad, etc) provocados y alimentados por esos multimillonarios que compraban y promovían determinadas agendas políticas woke, porque era bueno para el negocio,... y que ahora se han cambiado de chaqueta, también por el negocio, porque esa es su auténtica ideología, a pesar de que muchos lumbreras votantes de izquierdas lo hubieran olvidado.

En primer lugar, tienes razón en ese aspecto que comentas, tendría que haber medido más ese abuso en el que he caído, con el uso excesivo de la primera persona del plural, porque desconozco tus opciones de voto en el pasado. Me he dejado llevar un poco, porque debo reconocerlo, en mi entorno de amistades y conocidos hay numerosos izquierdistas que sí encajan con ese perfil que tanto yo como Arturo Pérez Reverte hemos señalado, izquierdistas un tanto "despistados" que todavía no asumen lo del pendulazo que estamos viviendo y que siguen repitiendo ciertos memes que han envejecido muy mal, como por ejemplo, eso de que "solo un obrero tonto vota a la derecha".

En segundo lugar, si has leído entero ese artículo de Arturo, es otro asunto de esos que están repletos de evidencias y son difíciles de rebatir, y que resume la tragicomedia que estamos "disfrutando", desde hace ya algunos añitos: las victorias de esos populistas de derechas no se deben tanto a sus méritos, más bien a los deméritos de aquellos que les precedieron, y que también abusaron del populismo, aunque presuntamente lo hicieran por la defensa de buenas causas.

Y es que cuando las cosas se ponen feas, cuando los imperios entran en decadencia, es cuando la historia nos enseña que las batallas por controla el relato, que enfrentan populismos de todos los colores, siempre terminan igual, aquellos que tiran más de nacionalismos, con toda la carga de pureza racial, religiosa, etc, etc... terminarán imponiéndose, porque aluden a lo más elemental del ser humano: promesas orientadas a mejorar la seguridad y la prosperidad de los elegidos, de aquellos que sí encajan con esos valores nacionalistas y tradicionalistas.

El populismo no se puede combatir con el uso de más populismo, aunque sea bienintencionado, eso no funciona, nunca lo ha hecho ni lo hará, y menos cuando, repito, se acaba la fiesta y la época de vacas gordas da paso a nuevos escenarios donde hay menos para repartir.

Acabo ya con el mejor ejemplo que tú mismo has mencionado. Trump acabó barriendo a Kamala en las últimas elecciones, porque los demócratas se olvidaron precisamente de las necesidades de los "obreros" estadounidenses. Trump, a pesar de su enorme populismo, sí se acordó de asuntos tan vitales como la inflación, como la inseguridad, como la precariedad laboral,... y poco importa si sus promesas eran y son pura basura, para ganar unas elecciones no hace falta mucho más, sobre todo si el adversario sigue centrando sus campañas en relatos ecoresilientes, multiculturales, feministas y todo tipo de necesidades de determinados colectivos minoritarios.

A modo de poner un contrapunto algo optimista: lo bueno es que el péndulo nunca se detiene, y a todo populista siempre la cruda y jodida realidad termina por ponerlo en su sitio. Muchos norteamericanos van a comprobar cuál es el precio real que van a pagar cuando Trump intente poner en marcha todas esas promesas que lanzó en su momento. Y más allá de los recortes que pueda hacer para controlar el enorme gasto público de ese país repleto de contrastes, su mayor problema vendrá por una inflación descontrolada que él mismo habrá alimentado, empezando por su política suicida de aranceles.

Jodé... y después los que tenemos mantras que repetimos una y otra vez sin replantearnos nada somos los demás.

«Primero se llevaron a los judíos,
pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas,
pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros,
pero como yo no era obrero, tampoco me importó.
Mas tarde se llevaron a los intelectuales,
pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas,
pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen por mi, pero es demasiado tarde...»

Ahora al poema de Bertol Brecht podemos añadir un último verso.

«Pero al menos ya no habrá sirenitas negras ni gays en las películas de acción, que me resulta supermolesto porque es forzado.»

En fin.

Libertad siempre y cuando a ellos les guste,sino,no.La ultraderecha es la que mas censura de la historia y hablan de libertad...

Claro, en vuestra mente

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