Seguro que te ha pasado: tienes la sensación de que las películas duran más y más últimamente. Que lo que antes se solucionaba en una hora y media ahora necesita un mínimo de dos, y que el cine de prestigio se pasea por las tres horas muy alegremente. ¿Y sabes qué? Tienes razón. En parte, al menos. No es la primera vez que las películas hiper-largas dominan la taquilla: en los años 50 no eran pocas las epopeyas que pasaban largamente de las tres horas ('Los diez mandamientos', 'Ben-Hur'), y en años posteriores volvieron a bajar. El motivo no fue ajustarse al gusto de la sociedad o dar vía libre a los creadores, no. Fue el de siempre: la televisión.
Telepasión
"Las salas de cine se vacían por culpa de la televisión" suena a disco rayado, y con razón: es un argumento cíclico en el tiempo. Con el boom de los televisores a mediados de los 50, cuando la mitad de los hogares norteamericanos tenían una, el cine dejó de ser el medio de referencia al que acudir en busca de diversión. ¿Para qué vestirse, coger el coche, pagar y ver una película si desde tu sofá puedes ver diferentes opciones de diversión sin abonar un extra?
El cine tuvo que hacer frente a la televisión de alguna manera para tratar de volver a convertirse en el medio vital para la sociedad que fue en los 30 y los 40. ¿La solución? Dar una experiencia que la televisión no podría igualar. Las producciones más pobres se conformaban con formar parte de un programa doble en el que tuvo lugar el primer apogeo del 3D o de sistemas locos promovidos por William Castle y sus acólitos. Las de mayor presupuesto tendieron a ser epopeyas únicas en Cinemascope y colores vibrantes, historias larguísimas para las que se necesitaban descansos y que suponían un cambio real respecto a la calidad de los televisores de entonces.

'La vuelta al mundo en 80 días', 'El mayor espectáculo del mundo' (ahora de moda por su aparición pivotal en 'Los Fabelman') o 'El rey y yo' conseguían éxito y Óscars, a pesar de limitar los pases por día en aquellas gigantescas salas de una sola pantalla. Las películas de larga y corta duración pudieron sobrevivir al mismo tiempo junto a la televisión durante casi dos décadas, sin ser necesariamente excluyentes. Pero, de pronto, llegó el siguiente momento de cambio en esta historia: un aparatito conocido como Video Home System. O sea, VHS.
El recorte inglés
Con la llegada del vídeo, la industria volvía a estar ante una situación de posible vacío en las salas por culpa de, exacto, la televisión. Pero no preocupaba tanto a las productoras, que vieron un nuevo nicho de mercado que ampliaba la oferta de estrenos, reestrenos y pases televisivos de manera muy lucrativa. Solo había un problema: el VHS tenía una duración limitada, así que obligaron a que los blockbusters duraran cada vez menos.

A partir de inicios de los 80, las películas tenían que durar dos horas como máximo (90 minutos preferentemente) para encajar bien en una cinta. La excepción eran las películas de prestigio destinadas al Óscar, como 'Gandhi' o 'El último emperador', a las que se permitía ir más allá de las tres horas. Pero cada vez eran menos, al menos en los nichos más populares. Además, un contenido de hora y media podía venderse mejor a las cadenas de televisión, que, con anuncios, la encajaban perfectamente en un bloque. Todos contentos.
Si en los 60 la media de duración de una película era de 119 minutos, en los 80 la cifra había bajado hasta los 110. Si eres un niño de videoclub, es lógico que creas que las diferencias desde hace unas décadas hasta ahora existen, la buena noticia es que no es una paranoia. El cine en casa fue, durante dos décadas, un motivo para mantener el control sobre la duración de las películas y es, paradójicamente, el que lo ha disparado después.
Y llegó el streaming
La televisión y el VHS fueron puntos de cambio absolutos en cómo se distribuía y consumía el contenido audiovisual, pero nada nos preparaba para la llegada de Netflix y los demás. Si ya a inicios de los 2000, con el DVD, la barrera de la duración voló por los aires, el streaming vino a ponerlo todo patas arriba en la industria, dejando al mundillo literalmente sin saber reaccionar.
Por un lado, la nula dependencia de la televisión lineal y del formato físico hace que los creadores no tengan ningún tipo de cortapisa para lanzar películas de larga duración si creen que su historia necesita ser contada en estos términos. Por otro, el público necesita un incentivo para salir de casa: 'Avatar' demostró que estaban dispuestos a hacerlo y pagar una entrada si el entretenimiento va a ser espectacular y sienten que su dinero ha sido amortizado. Esta carrera por el "Aún hay más" ha llevado a las pequeñas películas de hora y media a refugiarse en un streaming que tan solo quiere contenido, de la duración y calidad que sea, con tal de mantener su cuota de mercado.
La media de duración de las diez películas americanas más taquilleras del año pasado es de 138 minutos, con solo tres bajando de las dos horas de duración ('Minions: el origen de Gru', 'El gato con botas: el último deseo' y 'Thor: Love and Thunder'). Por poner un ejemplo, en 1985 la media era de 116, con solo dos cintas superando el límite de las dos horas: 'Memorias de África' y 'El color púrpura'. Y sin irnos tan lejos, hace tan solo veinte años, en 2002, con los mismos términos, la duración media era de 118, con solo tres películas pasando de las dos horas.
Más duración, es la guerra
Tras la pandemia, la duración de las películas más comerciales se ha incrementado dramáticamente. Si en 2019 las diez más taquilleras duraban de media 127 minutos, en 2021 ya estábamos en 130. Y eso sin entrar a hablar del drama de prestigio, que se ha disparado junto con el cine más mainstream: las nominadas de este año en los Óscar promedian 144 minutos, con tan solo dos cintas bajando de esas dos horas por los pelos: 'Ellas hablan' y 'Almas en pena de Inisherin'.

Pero además de las nominadas, hay que tener en cuenta todas las que fracasaron en su intento por llegar a la nominación, con duraciones igualmente imposibles (como 'Bardo' o 'Blonde') que respetan los designios del autor y el drama de prestigio pero hacen que ir al cine o en streaming, lejos de ser una experiencia agradable, precise un tiempo que cada vez hay que repartir entre más posibilidades de ocio. Las plataformas quieren que te quedes con ellos el mayor tiempo posible, y los multicines masivos hacen posible que películas de duraciones excesivas puedan proyectarse cada diez minutos copando las salas y condenando a cintas menos explosivas a tener una segunda vida en Internet.
La tendencia es claramente a hacer más y más largas las películas. Por más que los productores quieran cine más corto, no tienen excusas para que los directores estrella se moderen. En los últimos tres años, la confluencia de diferentes cambios en la industria que ya por separado supondrían un juego totalmente diferente ha creado una ciclogénesis explosiva que, de momento, está pagando nuestra vejiga. Y, a menos que los cines incluyan descansos como antaño, parece que seguirá siendo así.
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elpableras
Mientras se haga bien, no me importa la duración de una película. El problema es que muchas cuentan en tres horas lo que podrían contar en una y media. Y con las series pasa igual, ya no hay necesidad de ajustarse a un tiempo o a un número de capítulos concreto y a veces se aprovechan de ello para olvidarse de que el cine también tiene que tener un ritmo.
Usuario desactivado
El problema que ya han comentado otros usuarios es que cada vez son más largas pero cuentan lo mismo. Yo pensaba que estaba pecando de ser generación de móvil y cada vez me costaba mas mantener la atención en las películas largas… hasta que vi una película de 2h30m de antes del 2000 y sorpresa, los ojos como platos toda la película. El problema no era la duración, el problema era que eran pelis aburridas.
Pd: más artículos así necesitamos, interesantes y bien documentados.
edgar.m.barrera
No me parece tan cierto, hace 20 años estaban de moda las películas del Señor de los Anillos, que eran largas, lo mismo el King Kong del mismo director, Peter Jackson; igualmente, las últimas películas de Harry Potter se fueron haciendo más y más largas e incluso la misma Avatar original, las películas del universo DC de Zack Snyder y ojo, no estoy contando las películas de autor o cine arte, que encontramos piezas largas como La Milla Verde, el Lobo de Wall Street, etc.
Jonesjr.
No creo haya intereses o necesidades comerciales detrás, sencillamente creo que se a perdido la capacidad de síntesis y concisión. La mayoría no narran con más agilidad porque no son capaces, y luego están también los pretenciosos, esos que quieren hacer su obra maestra épica de 3 horas.
Yo pienso que una película debe buscar la perfección rítmica y narrativa, para bajones y puntos muertos ya están las series, y hacer películas perfectas de 3 horas es muy difícil. Creo que 90 minutos es la duración ideal para una película.
juleswinnfield
Si la película es buena, puede durar todo lo que quiera, que igualmente se te pasa en un suspiro. Y por el otro lado, también hay películas de 80 minutos que dilatan el tiempo más que las movidas de Interstellar.
lucarpa
Avatar no tiene la gran historia pero si la suficiente para acompañar la experiencia visual que ofrece en sus 3h de film, pasan volando y dan ganas de más.
Wakanda o El hombre hormiga y la Wasp que hace de extra duran una eternidad que tranquilamente podrían haber durado una hora menos manteniendo su grado de pochoclidad intacto pero ajustando los momentos divertidos y necesarios en el tiempo justo para no convertirse en bodrios.
Cansado de películas pensadas para un gueto de fans ñoños que prefieren ver easter eggs a buenas historias, ñoños que disfrutan más de una escena post crédito que les da paja mental a la historia en si que consumen sin gracia ni satisfacción siempre esa necesidad de tranquilo no te dimos nada lo mejor está por venir....
El problema no es la duración, sino los libros, el problema no es que los blockbusters se comen al cine sino que el cine no produce nada interesante que atraiga la atención de nadie, el problema no son los superhéroes sino la industria sin ideas (y el hecho de que todo sea un refrito de lo ya visto antes es una evidencia clara) más que la necesidad de contaminar cultura y sentido común en pos de los intereses que financian la industria esa.
AnG-L
No podéis estar 3 horas sin ir al baño?