Más allá de los premios, siempre polémicos e insatisfactorios para unos u otros, y habitualmente sesgados, el extenso y muy diverso corpus de producción esta temporada demuestra que 2018 ha sido un gran año para el cine español, y consolida una tendencia boyante del talento patrio iniciada hace unos años.
Producciones y coproducciones de muy diversa índole llenan festivales y revistas internacionales aunque, tristemente, con la impresión de que aún no tanto las salas comerciales dentro de nuestras fronteras.
El de esta temporada es un currículum que firma desde producciones originales a éxitos internacionales como la magnífica 'El Ángel', del argentino Luis Ortega con la coproducción de El Deseo de los Almodóvar, o 'The Sisters Brothers', el reinventado western del francés Jacques Audiard con la participación del productor Enrique Lópe Lavigne, valiosísimas incursiones nacionales que no por coproducciones son menos relevantes.
En un año lleno de muy variadas apariciones de directores debutantes con inquietudes cinematográficas de todo tipo, la lista de lo mejor de 2018 podría extenderse por un motivo u otro con cada una de esas miradas propias que tienen mucho que decir, gracias a un cada vez más consolidado panorama “underground” que sostiene ese otro cine español tan costoso de sacar adelante y tan necesario.
Cine de festival, pero no por ello alejado del gusto del público aunque, por desgracia, aún hoy de acceso limitado desde la periferia de España donde las voces menos conocidas necesitan varias películas en su ficha hasta poder llegar.
A falta de poder visionar algunas de las que se perfilan como sólidas candidatas para esta lista como 'Trote', del gallego Xacio Baño, que el pasado verano debutaba en el largo en el Festival de Locarno, o 'Amb el vent' ('Con el viento') y 'Las distancias' ('Les distàncies') de las catalanas Meritxell Colell y Elena Trapé, respectivamente, recojo las diez propuestas más estimulantes del cine español del año.
'La enfermedad del domingo', de Ramón Salazar
A competición en la pasada edición de la Berlinale, y aunque ahora parezca pasar de puntillas al cierre de la temporada, 'La enfermedad del domingo' es, sin duda, una de las películas españolas más interesantes de 2018. Con una primera parte soberbiamente intrigante, la de Ramón Salazar muta sutilmente con sus personajes para desembocar en un drama cuyos derroteros difícilmente se podían anticipar al inicio.
Basada en la relación de dos personajes enigmáticos y vivos, cambiantes, inquietantes y en ocasiones siniestros que se perfilan en claroscuro, el film nos encierra en unas montañas de paradero desconocido para después liberarnos en un ejercicio de introspección que resulta estimulante y revelador.
Con dos estupendas interpretaciones de mención y premio de unas grandísimas Susi Sánchez y Bárbara Lennie, 'La enfermedad del domingo' brilla en la creación de un ambiente inquietante y casi fantasmal que, aunque tangencialmente, de algún modo sabe a 'Vértigo' en su hipnotismo y fusión de dos personajes a priori opuestos. Un ejercicio muy interesante, plagado de simbolismo sutilmente construido desde todos los departamentos técnicos y artísticos para un conjunto de múltiples lecturas entre capas y matices.
'Quién te cantará', de Carlos Vermut
A pesar de su perfeccionamiento formal, quizá no tan redonda como sus anteriores y más punks 'Magical Girl' y 'Diamond Flash', pero todavía interesante en su aproximación a la relación sombría y retorcida entre ídolo e idolatrador, la construcción de la diva y el fenómeno de masas, la identidad y la estabilidad entre la imagen real y la proyectada.
El esperado regreso de Vermut pierde garra en su atrevimiento formal y referencial, pero mantiene los rasgos afilados que encumbraron una forma absolutamente personal de hacer cine, donde los referentes pop y la cultura popular explotan de la forma más brutal e impactante como reacción a un deseo excesivo y, de una forma u otra, enfermizo.
Najwa Nimri, Eva Llorach, Carme Elías y Natalia de Molina configuran ese círculo explosivo y retorcido, causa y consecuencia de esa cadena perturbadora de favores de alto precio que de nuevo obsesiona al cineasta. 'Quien te cantará' es una propuesta de estilo, cortante y fría como el alma que retrata.
'Apuntes para una película de atracos', de León Siminiani
Elias León Siminiani es conocido por su habilidad para moverse en ese complicado terreno del cruce de caminos, siempre en la confluencia de géneros y formatos, deformando la realidad desde la óptica de la subjetividad, y demostrando así que la verdad no es sino una cuestión de perspectiva. Documentalista quizá, por su exploración humanista de su alrededor, aunque siempre dinamitando la barrera que separa el “yo” del análisis objetivo.
Una técnica alabada y odiada a partes iguales en su previa 'Mapa' (2012) y que ahora retuerce un puntito más para plasmar con maestría en esta historia de atracos y hombres donde épica y realismo se encuentran y entremezclan para desembocar en una brillante lección sobre la construcción del relato. Valiéndose de una doble línea narrativa que compara de forma paralela la carrera y paternidad de un famoso butronero con la suya propia, el cineasta analiza la figura real detrás de la construcción del delincuente de manual, tan espectacular como en el fondo ficticia.
Tras una brillante apertura donde Siminiani resume en pocos minutos la creación en el imaginario colectivo del concepto de “golpe” y la figura del atracador, el film explora temas universales como la familia, la amistad, el cariño o la necesidad de reconocimiento y la permanencia de la memoria frente al temor ante el traspaso generacional, en una deconstrucción del personaje para llegar a la persona que se oculta tras toda gesta épica. Un pequeño oasis de magnífica creatividad cinematográfica.
'Entre dos aguas', de Isaki Lacuesta
'Entre dos aguas' es uno de los mayores éxitos del cine español este año. Quizá no por sus nominaciones (aunque sí reconocida internacionalmente) ni por sus números en taquilla (imposibles de conseguir partiendo de muy pocas copias), sino por su brillante radiografía de una parte de la sociedad que sobrevive haciendo equilibrismos en la frágil línea de la marginalidad.
A medio camino entre el documental dramático y una ficción naturalista de corte neorrealista, Isaki Lacuesta vuelve a la isla de San Fernando siguiendo el rastro de los hermanos Gómez Romero que, más de una década después del estreno de 'La leyenda del tiempo' (2006), siguen luchando por salir adelante con el fantasma de su padre todavía hoy muy presente.
Entre esas dos aguas que dividen a Isra y Cheíto entre la exclusión en pleno corazón de la tradición española y su voluntad de pertenecer a una sociedad demasiado ocupada con sus propios demonios, el uno (ahora exconvicto) y el otro (miembro de las fuerzas de seguridad del Estado) pelean por encontrar su lugar, lidiando con su pérdida familiar sin caer en el desarraigo.
Un film producto de su tiempo y a la vez atemporal, retrato individual y a la vez espejo colectivo que perfila con gran sensibilidad y extremo respeto esa otra cara de la moneda que convive oculta a plena luz del día. Una magnífica dirección para unos actores puros que transmiten verdad y que bien merecen todos lo premios de la temporada.
'Para la guerra', de Francisco Marise
Aunque sin estreno comercial, 'Para la guerra' competía este año en el Festival de cine de San Sebastián dentro de esa categoría más radical que compone la cinematografía española. Activamente producida (y editada) por el cineasta Javier Rebollo, bajo la dirección novel de Francisco Marise, este documental retrata desde una perspectiva experimental las consecuencias devastadoras que la guerra genera sobre el individuo, encarnadas en la figura de un excombatiente cubano.
Formado para pelear contra otros individuos que tampoco se recuperarán de las secuelas psicológicas de la lucha cuerpo a cuerpo, la destrucción y la muerte, con los que se han desarrollado como hombres, Andrés Rodríguez Rodríguez sobrevive al presente a través de la memoria de un pasado añorado que no necesariamente fue mejor, pero sí más satisfactorio por convicción.
Mediante la búsqueda de antiguos compañeros de batallas y del recuerdo de ese sentimiento de responsabilidad y pertenencia, Marise y Rebollo, construyen mano a mano un sensible relato basado en la fisicidad de la guerra y las consecuencias de vivir bajo unas reglas que difícilmente tienen cabida en la sociedad civil. Entre el horror y la ternura humanista, los cineastas se acercan a una figura de otra manera olvidada para dar voz a toda una generación arrasada y marcada de por vida.
'Un día más con vida', de Raúl de la Fuente & Damian Nenow
Una guerra completamente distinta y desde otra perspectiva, retrata Raúl de la Fuente en su largometraje de animación que adapta la novela de Ryszard Kapuscinski basada en su propia experiencia como reportero en la Guerra de Angola. En plena Guerra Fría, y escapando al control de dos fuerzas internacionales enfrentadas colonialmente por el poder mundial, el periodista arriesga su vida para cruzar el país africano y conseguir las pruebas gráficas con las que desmontar la versión oficial.
Sangrante y directa, la de De la fuente, (codirigida con el cineasta polaco Damian Nenow) es una gran producción de relevancia internacional directamente salida de Cannes. Asombrosamente animada al detalle, 'Un día más con vida' aúna de forma ficcionada la animación más admirable con la narración documental digna del rigor de Kapuscinski. Conmovedora, combativa y a la vez inspiradora, verdaderamente, una de las películas más relevantes del año.
'Todos lo saben', de Asghar Farhadi
Bajo la producción de Morena Films, el oscarizado realizador iraní Asghar Farhadi sitúa en España su último film, 'Todos lo saben', protagonizado por un envidiable plantel actoral en su máximo esplendor. Nada menos que Penélope Cruz, Javier Bardem, Bárbara Lennie, Inma Cuesta, Eduard Fernández, Elvira Mínguez y Ricardo Darín forman la gran familia, llena de pasiones y contradicciones, apoyo incondicional, rencillas de las que nadie habla y secretos a voces en este drama en clave de thriller pero de corte puramente costumbrista.
Laura (Cruz) regresa con sus dos hijos de Argentina para visitar a su familia española, que se reúne en algún sitio del interior, en el pueblo que abandonó muy joven, para celebrar la boda de su hermana (Cuesta). Una cita familiar, con su jolgorio y su drama, se convierte en thriller cuando su hija desaparece sin dejar rastro entre el alboroto del enlace, tornando así la fiesta en pesadilla y la alegría del reencuentro en tensión, bajo la sospecha del pasado.
De atmósfera opresora, Farhadi mantiene su estilo autoral aun jugando en diferente terreno. Con un registro y un tono absolutamente costumbristas, y captando de forma incisiva el ambiente local español, el realizador abandona poco a poco el suspense de la desaparición para adentrase en el misterio de unas relaciones basadas en el tabú de algo que todos saben y del que ninguno habla. Un ejercicio que da en el clavo en su tono en la exploración de personajes y que bien merecidamente abría Cannes en su pasada edición.
'Yuli', de Icíar Bollaín
En manos de Iciar Bollaín, la historia del bailarín cubano Carlos Acosta no es un biopic al uso. En un alarde de creatividad más allá de los cánones del lenguaje cinematográfico, la cineasta intercala ficción cinemática y pasajes de ballet diseñados e interpretados por el propio Acosta para dar forma física a los recuerdos del bailarín.
Sensible, elegante y profundamente artística en su concepción de arte total que fusiona una bellísima fotografía de Alex Catalán, con las notas reconocibles de Alberto Iglesias a los pies del más grande bailarín que haya dado Cuba. Interpretado por tres magníficos bailarines de ballet (Keyvin Martínez, Edlison Manuel Olbera Núñez y el propio Acosta), actores solamente ocasionales, 'Yuli' crece a la vez que su Cuba envejece ante la idealizada añoranza de una eminencia internacional que nunca quiso dejar la isla.
Cine como expresión misma del arte en un cruce de diversas disciplinas, pero cine también activista, social y político, de la mano del laureado guionista Paul Laverty, que no en vano recogía la Concha de plata del Festival de cine de San Sebastián. Emocionante y a la vez reflexiva, con un magnífico diseño técnico capitaneada por la dirección de Bollaín, 'Yuli' se erige como una película redonda que disfrutar e incluso revisitar.
'El reino', de Rodrigo Sorogoyen
Culminando la tendencia de los últimos años que convierte el thriller español casi en subgénero en sí mismo, Rodrigo Sorogoyen, que ya contribuyera con la aclamada 'Que dios nos perdone' (2016) sigue creciendo en el género con 'El reino', un intrincado entramado político sobre la corrupción de un relevante alto cargo y toda su red clientelar sin límites.
Omnipresente Antonio de la Torre interpreta carismáticamente a Manu López-Vidal, político sin escrúpulos que suena sospechosamente familiar, y lo perfila desde un punto de vista personal en ese descenso de la peana de líder indiscutible y querido al vacío del proscrito en cuanto la corrupción le explota en la cara.
Con una puesta en escena refinada desde el punto de vista visual y de ritmo trepidante, Sorogoyen actualiza la imagen de villano corrupto de forma refrescante y dinámica y golpea al espectador en su nueva representación de forma humana y empática, lejos de excesivos clichés y constatando así nuestra cercanía con un fenómeno fuertemente enraizado en la sociedad.
'Viaje al cuarto de una madre', de Celia Rico Clavellino
Voz y parte de una nueva ola de cineastas muy marcada por su tiempo, Celia Rico Clavellino encierra con un instante de vida corriente el retrato de toda una generación, firmemente sujeta a la época que nos ha tocado vivir. El cambio de paradigma de una sociedad analógica quizá más inmovilista y fuertemente vinculada a su tierra da paso a la deslocalización ante la falta de posibilidades de un sistema que se arrastra un paso por detrás de los vertiginosos cambios derivados de la revolución tecnológica y la comunicación sin fronteras.
En este primer largo, la cineasta retrata la relación de una madre (siempre en el clavo Lola Dueñas) y su hija (tremenda Anna Castillo), marcada por ese eslabón generacional a la hora de afrontar los cambios ante la falta de oportunidades. Sin un verdadero plan a largo plazo y movida por el ejemplo de éxito de una antigua amiga del colegio, ante la perspectiva de toda una vida encerrada en su sencilla y rutinaria vida local, Leonor decide mudarse a Londres, donde trabajará como au pair para aprender inglés.
Una experiencia que no resulta tan idílica como la pintan y que, como la de tantos otros jóvenes españoles de nuestros días, marcará no solo su futuro sino el de su entorno. Una película aparentemente pequeña y sencilla, en realidad fuertemente social y militante en su diagnóstico de una España agotada por la apatía y llena de talento en potencia en busca de una vía de escape.
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