Suele decirse que, en muchas ocasiones, la primera impresión es la que cuenta realmente. En el séptimo arte, el primer encuentro que tenemos con un personaje —ya sea protagonista o antagonista— es determinante; el modo en que se le presenta a través de la cámara y el movimiento de la misma, la acción que está realizando o el entorno en el que se encuentra deberían contarnos todo sobre él en un puñado de segundos que, en algunos casos, también describen el tono y la base narrativa de un largometraje.
El director y guionista Borja Cobeaga, a través de su cuenta de Twitter, ha publicado una breve lista con sus presentaciones de personaje favoritas de los últimos tiempos. Por mi parte, he decidido recoger el testigo y traeros una lista con mis 21 presentaciones de personaje predilectas de todos los tiempos. Sin más cháchara, aquí están mis seleccionadas.
Sam 'Ace' Rothstein ('Casino', 1995)
Comenzamos dando la razón al señor Cobeaga: el plano en el que se presenta a Sam 'Ace' Rothstein, el personaje de Robert De Niro en la fantástica 'Casino' de Martin Scorsese, es una auténtica obra de arte. Medio minuto in crescendo —¡y qué crescendo!— que, además de captar toda nuestra atención, deriva en una de las mejores secuencias de créditos de la historia, cortesía de Saul Bass.
El Nota ('El gran Lebowski', 1998)
La secuencia de introducción de 'El gran Lebowski' es una clase magistral sobre presentación de personajes. Un único movimiento de cámara, una acción —abrir el cartón de leche y olerlo— y un diseño de vestuario ya convertido en icono del séptimo arte son suficientes para que conozcamos al dedillo quién es el Nota y para describir a uno de los personajes más brillantes del cine moderno. El bigote manchado y el pago con un cheque terminan de redondearlo.
Harmonica ('Hasta que llegó su hora', 1968)
No necesitamos ver el rostro de Charles Bronson, ni su gélida mirada, para caer rendidos ante la imponente presencia de Harmonica. Tres hombres con cara de pocos amigos esperan la llegada del tren. Se palpa la tensión. Parece que nadie baja una vez frena pero, cuando la máquina arranca, acompañado de una melodía, el plano revela la figura lejana, encuadrada en un plano conjunto memorable. Épica pura marca de la casa Leone.
Quint ('Tiburón', 1975)
Steven Spielberg es un maestro a la hora de presentar personajes, y su filmografía está llena de ejemplos dignos de estudio. No obstante, una de mis introducciones predilectas es la Quint en 'Tiburón'; una muestra de la fuerza del montaje interno y del movimiento de cámara en la que la reacción de una sala llena de gente y un movimiento de cámara hacia el marinero revelan un inmenso poder de atracción. Impresionante.
Oskar Schindler ('La lista de Schindler', 1993)
Continuando con el Rey Midas de Hollywood, no podemos pasar por alto la soberbia carta de presentación del Oksar Schindler de Liam Neeson en 'La lista de Schindler'. Precedida por una serie de planos que describen a la perfección quién es el protagonista de nuestra historia —remarcando su estatus socioeconómico y su alineación política—, esta introducción deriva en un exquisito seguimiento que culmina revelando el rostro de nuestro maestro de ceremonias.
Indiana Jones ('En busca del arca perdida', 1981)
Concluyendo con el bueno de Spielberg, no podíamos dejar pasar su trabajo con el arqueólogo más famoso del séptimo arte. Aunque podría elegir cualquiera de las presentaciones de Indiana Jones en sus cuatro largometrajes hasta la fecha, su primera aparición en 'En busca del arca perdida' es un claro ejemplo de cómo introducir un mito, reflejando la fórmula de los planos detalle que más tarde usaría en 'La lista de Schindler' para hacer salir a Indy de entre las sombras en última instancia. Genial.
Darth Vader ('La guerra de las galaxias', 1977)
Recuerdo la primera vez que vi a Darth Vader en pantalla. Fue en las reposiciones de la trilogía original de Star Wars que se hicieron antes del estreno de 'La amenaza fantasma', y la única palabra que se me viene a la mente cuando pienso en el villano imperial es "imponente". Ver como el mastodonte, vestido de un riguroso negro, emerge entre el humo de una estancia blanca impoluta en un plano entero, continúa siendo tan impactante como el primer día.
Alex ('La naranja mecánica', 1971)
Otro personaje que ha trascendido como icono popular es el infame Alex de 'La naranja mecánica'. Y qué mejor modo de arrancar su historia que con un primer plano en el que se revela su intensa mirada, cargada de intenciones, directa a cámara, y que se transforma progresivamente —sin cortar— en un plano general que marca las bases tonales y estilísticas del filme junto a una voz en off impagable. Si Stanley Kubrick es considerado un maestro, es por virguerías como esta.
Rick Blaine ('Casablanca', 1942)
Aprovechando un movimiento de cámara motivado por una acción, el plano de introducción de Rick Blaine en 'Casablanca' nos permite ver una serie de elementos que describen en imágenes con gran acierto quién es nuestro protagonista. Un cheque, tabaco, alcohol y un tablero de ajedrez son más que suficientes para construirnos una imagen mental del legendario personaje interpretado por Humphrey Bogart.
Gilda ('Gilda', 1946)
Otro gran ejemplo de una presentación brillante con un único plano es la orquestada por Charles Vidor en 'Gilda'. También con un movimiento —en este caso no de cámara, sino del personaje entrando en plano—, el cineasta húngaro, apoyado por la abrumadora presencia de Rita Hayworth, nos deja entrever la peligrosa carga sexual de una femme fatale en toda regla. El cambio de registro de la actriz cubriéndose el hombro derecho es para enmarcar.
Don Vito Corleone ('El padrino', 1972)
Pese a lo que cabría esperar, 'El padrino' no arranca sus imprescindibles tres horas de metraje con un plano de Don Vito Corleone. Coppola arranca con un primer plano de un personaje que, con un movimiento de cámara, revela un escorzo escuetamente iluminado que desvía toda la atención del primer individuo. Cuando el montaje corta a su peculiar rostro y al célebre plano en el que sostiene un gato en su regazo, el portentoso misterio se transforma en leyenda.
Harry Lime ('El tercer hombre', 1949)
Continuamos hablando de maestros, esta vez de Carol Reed, con el primer vistazo que nos permite dar al enigmático Harry Lime en la maravillosa 'El tercer hombre'. Todos creen que Lime está muerto y qué mejor manera de resucitarlo que con tantísima elegancia; a través de ese gato al que "sólo gustaba Harry" sentándose tranquilo sobre un par de zapatos. Más tarde, mediante un brillante juego de luz con una ventana, descubriremos el rostro de Orson Welles tras el personaje. No es de extrañar que Martin Scorsese crea que es la mejor revelación de la historia del cine.
Hans Beckert ('M, el vampiro de Düsseldorf', 1931)
Una inocente niña lanza su pelota repetidas veces contra un cartel en el que puede leerse "10.000 Marcos de recompensa. ¿Quién es el asesino?". De repente, una amenazadora sombra se proyecta sobre el anuncio, mirando hacia abajo y dirigiéndose a la cría. Con un recurso imitado hasta la saciedad, Fritz Lang introdujo al mundo el thriller psicológico y a uno de los primeros psychokillers al uso de la historia del cine.
Hannibal Lecter ('El silencio de los corderos', 1991)
No nos salgamos de la línea de los psicópatas y posemos nuestra mirada sobre el descomunal ejercicio de dirección que articuló Johathan Demme en 'El silencio de los corderos'. Sin abandonar en ningún momento el punto de vista de Clarice, nos sumergimos en las lúgubres instalaciones en las que tienen cautivo al Hannibal Lecter para, después de ver a otros reclusos, descubrir al infame doctor con un pulcro movimiento de cámara que le diferencia de sus homólogos; recto, impoluto, centrado en el cuadro, gélido. Narración en imágenes en estado puro.
John Doe ('Seven', 1995)
En 'Seven', David Fincher hace a Somerset y Mills perseguir infructuosamente a John Doe hasta que se supera la hora y media de metraje, momento en el que el psicópata interpretado por Kevin Spacey decide "rendirse". El seguimiento de espaldas del antagonista y la espeluzante llamada de atención a los detectives en plano general preceden a un plano medio sobrecogedor de Doe —el detalle de los dedos vendados es brillante— y a una actitud sosegada que pone los pelos de punta.
Tyler Durden ('El club de la lucha', 1999)
Antes de que el Narrador conozca a Tyler Durden, nosotros ya lo hemos visto unas cuantas veces. Es quien sujeta la pistola que apunta a la boca del personaje de Edward Norton, y hemos podido intuir diferentes imágenes subliminales en las que hace acto de presencia, pero no es hasta la escena del avión que el protagonista es plenamente consciente de su existencia —aunque no de su naturaleza—. Se dice que el movimiento de cámara siempre debe estar motivado por la narración, y qué mejor forma de presentar una personalidad múltiple que con un plano que descubre una identidad detrás de la otra. Fincher nos destripa el giro de la película en un sólo plano.
Joker ('El caballero oscuro', 2008)
La secuencia del atraco con la que abre 'El caballero oscuro' es un auténtico prodigio. Además de capturar toda la esencia que destilaba la brutal 'Heat' de Michael Mann, Christopher Nolan dio a conocer al mundo su versión del enemigo íntimo de Batman con un estilo intachable. Desde el primer plano, de espaldas, en el que el Joker sujeta la careta de payaso hasta la gran revelación de su rostro mutilado en un primer plano aterrador, la presentación del Príncipe payaso del crimen es una auténtica virguería.
Jack Sparrow ('Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra', 2003)
Puede que la naturaleza de 'Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra' invite a muchos a restar importancia a algunos de sus —muchos— logros y aciertos cinematográficos, siendo uno de ellos es la presentación del capitán Jack Sparrow. En tan sólo un plano y mediante su hilarante modo de atracar en el puerto, el personaje de Johnny Depp, su carácter y su papel en el largometraje quedan perfectamente definidos.
Tony Manero ('Fiebre del sábado noche', 1977)
Hasta ahora, la mayoría de ejemplos que hemos explorado se centran, salvo excepciones, en el trabajo de cámara o en acciones particulares, pero la presentación de Tony Manero en 'Fiebre del sábado noche' no tiene nada que ver con la técnica, sino con el estilo de su objeto. Unos zapatos al ritmo de los Bee Gees y una cámara elevándose hasta revelarnos al John Travolta más chulesco que podamos imaginar contrastan con el bote de pintura que lleva en su mano; aspiraciones, realidad y contexto condensados en pocos segundos.
Willy Wonka ('Un mundo de fantasía', 1971)
Antes de llegar a conocer de primera mano a Willy Wonka, Charlie y su familia elevan las expectativas sobre su figura. Cuando finalmente le vemos, la decepción, al igual que la del público que rodea su mítica fábrica de chocolate, es tremenda. Un hombre decrépito, de aspecto mohíno y con dificultad para caminar se acerca a los visitantes, pero una caída transformada en pirueta desata el jolgorio. Gene Wilder haciendo magia en pantalla e introduciéndonos en el peculiar mundo de fantasía del filme con una voltereta.
James Bond ('Casino Royale', 2006)
Para poder comprender la relevancia de esta presentación y apreciar el grandísimo trabajo realizado por Martin Campbell debemos tener en cuenta la enorme dificultad que encierra reinterpretar con éxito un personaje aparecido en pantalla con anterioridad con un estilo radicalmente diferente. Con un sorprendente uso del blanco y negro, la introducción del Bond de Daniel Craig en 'Casino Royale' marca el nuevo tono más duro y oscuro de la franquicia y deja claro que el personaje aún no tiene su estatus "doble cero", que su actitud es aún más desafiante y chulesca que la de sus predecesores, y que su estilo de lucha es más salvaje y visceral. Tremebundo.
Estas han sido mis 21 escenas de presentación de personaje favoritas. Ahora, para no variar, lanzo la pelota sobre vuestro tejado y os pregunto: ¿cuáles son las vuestras?
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